Por Cabro/ Ilustraciones por Gustavo Ramos
Caete por las escaleras
rodá por el piso
escribí lo más rápido que puedas.
Se subió al columpio
pero no se columpiaba.
Abrió la noche como una boca
negra, negra, estrellada.
Y las estrellas eran dientes
y la boca no hablaba.
Subió a la noche (pero no se anochecía)
Le dolía la muela
de agujero negro
o de mina explotada a cielo abierto.
Bostezo la noche
expulsando microbios, gérmenes y cometas
“…escribí lo más rápido que puedas si vivís en la Vía Láctea…”
Decía la cumbia.
Quisiera decir que “en el lúgubre bar había luces de neón”
Pero no había.
El aroma a pizza de cebolla inundó el lugar
dejando una estela cósmica a su paso.
El cenit lunar daba justo en el ombligo desnudo de una morocha flequillo eston
que bailaba, bailaba. Y esa era toda su existencia.
Paso un pibe,
me dio una estampita de San Pantaleón
yo le dí una figu de Astroboy
Dijo un borracho:
“la 844 es un flipper
y nuestra deambular -existencia bolas plateadas,
alucinadas. Chocando y rebotando
entre las calles y la música sonidera
como los astros del universo
o del espacio sideral.
Como los astros del universo en el espacio sideral.”
“Rodando, desorientados, mareados”
Y dijo de nuevo:
“He venido hasta aquí
con el corazón destrozado
a bailar cumbia.”
Movimiento de caderas intergalácticos.
A San la Muerte lo conocen en Corrientes y en Plutón.
Yo volví la mirada a tus ojos pintados, colgados
suspendidos en el universo.
Y sentí la verdadera tristeza de la cumbia
que sonaba alegre.
Y mi corazón fue de cometa Halley
y también fue un astro solitario, suspendido.
No sé,
después te fuiste, tus ojos y tu minifalda.
Fue una relación fugaz, fugazzeta.
En la fracción atroz de año luz que duró
me sentí solo.
En medio de la nada.
Mientras el universo seguía girando al compás de la cumbia.
Volvió a bostezar la desolada boca de la noche.
San Francisco Solano, Septiembre 2007