Por Emiliano Scaricaciottoli. Con este diálogo con el legislador porteño por el MST-Proyecto Sur, Alejandro Bodart, Marcha inicia un ciclo de entrevistas que pretenden aportar al debate pre-electoral dentro de la izquierda y los movimientos populares.
-Contanos cuáles son los principales ejes de campaña del MST en las próximas elecciones legislativas, tanto a nivel nacional como en la Ciudad de Buenos Aires.
Un eje que une distintos temas es el trasporte. Es evidente que se está desjerarquizando el subterráneo, se lo debilita desde todo punto de vista. Por eso el aumento de la tarifa tiene que ver con hacer un subte elitista y chico, y se apuesta al metrobús y a las constructoras. El cemento es parte de la familia Macri, de sus negocios. Una salida integral, lógicamente, tendría que ver con una integración de Nación con el área Metropolitana. Necesitamos premetros para fomentar menos el automóvil. Para eso hay que re-estatizar el servicio. Con las privatizaciones gastamos más en subsidios y encima se destruyó todo. Esa política fracasó.
Otro punto importante es educación. Hay una línea de fortalecer la educación privada en detrimento de la pública. Cuando se cierran los cursos acá toma más vuelo, mediáticamente. Pero en Provincia también pasa. El presupuesto de este año plantea bajar 2 puntos la torta general que va a educación, pero dentro de esa torta disminuida aumenta cerca de 2 puntos lo que va a privada. Nosotros presentamos un proyecto para fortalecer la educación pública. Creemos que no podemos darle a un empresario el poder de formar la cabeza de los chicos, nada puede superar la educación pública.
Yo también trabajo mucho el tema salud. Ponele, acá hay menos enfermeros que médicos, al revés de lo que plantea la OMS. Como no han invertido nada cancelaron todas las vacantes. En esta Ciudad se niegan al equipo interdisciplinario de salud: a las enfermeras no les reconocen los títulos profesionales. Y por último, vivienda. En la Ciudad faltan 100.000 viviendas. Se construye para la especulación financiera, para sectores altos. Esa construcción desaforada provoca los problemas que tenemos en el suelo, teniendo en cuenta el último desastre de las inundaciones.
Y a nivel nacional creo que hay que tener una política por recuperar los recursos naturales. La mega minería tiene como abanderado al kirchnerismo. Fijate que YPF se la están entregando a los grandes grupos. Tenemos que recuperar las industrias básicas del país.
–¿Qué caracterización hacés del kirchnerismo en la actualidad, como fuerza política y en el marco de las últimas medidas económicas, fundamentalmente en cuanto a las paritarias y a la inflación?
Yo creo que el Argentinazo en el 2001 provocó un cambio de una magnitud tan grande que pese a los años no han logrado revertir. En ese marco estamos en una coyuntura de gran crisis económica. El período de ascenso de los K, que les permitió recuperar cierta gobernabilidad, esa primaverita, murió. Por lo tanto, el gobierno se pone durísimo con la política hacia el movimiento obrero. Por eso las luchas son más largas y más complejas. Pero a los grandes problemas de dirección de la clase obrera no han logrado derrotarla. Estas luchas van a ser la tumba del kirchnerismo. Por ejemplo, hubo un paro general por primera vez, y ese es el síntoma de derrumbe del kirchnerismo. Que haya movilización es un síntoma de este país. Es evidente que hay una gran preocupación de la burguesía. Imaginate lo que sería un próximo 2001 contra el peronismo. ¿Qué es lo que queda?
–Te vas a postular como Diputado Nacional ¿Qué aportaría una bancada de izquierda en el Congreso?
Yo creo que la izquierda tiene que reflexionar que estamos en el siglo XXI, hay muchas cosas que han cambiado. No nos podemos mover con un libro. Si vos querés intervenir tenés que intervenir en la lucha concreta de los trabajadores. No somos electoralistas pero tenés que construirte en una política electoral. Tenemos que construir una fuerza mayoritaria, no testimonial, integrando otras tradiciones. Por eso son importantes las alianzas. Lo que hay que tratar es que esas alianzas no vayan en contra de tu estrategia. Sin creer que las elecciones solucionan los problemas, creemos que si la izquierda gana espacios institucionales es un paso adelante. Que haya posiciones de izquierda que impongan temas en la agenda que ninguna expresión burguesa contempla es importante. Si no abrimos el camino de la izquierda en el Congreso hay debates que no se desarrollarán.
-¿Cómo tomaron la posible alianza entre Carrió y Pino?
Hay límites. Los debates que hay en el progresismo, por ejemplo: yo con los radicales no voy ni a la esquina. Tampoco voy con Carrió. Si Pino avanza en un acuerdo con Carrió se frustra una gran posibilidad. Hay un 99 % de posibilidades de que cierre con Carrió, es al menos nuestra lectura. Pero si eso pasa, no seríamos parte. Ahora, en el FAP tienen el mismo quilombo con los radicales. Los sectores que no cerremos con Carrió sin duda podemos hacer algo más grande que el Frente de Izquierda (FIT). Nosotros vamos a seguir siendo coherentes. Mirá, a mi me han ofrecido en este supuesto frente con Lilita una bancada como diputado Nacional. Pero no vamos a aceptar, porque no queremos una construcción electoralista. No vamos a volver al sectarismo tampoco. Tenemos, de hecho, un medio acuerdo con Lozano y vamos a intentar que Marea Popular venga también. En ese sentido, hay que abrir la cabeza y construir una alianza superadora.
-¿En ese espacio también entra Zamora?
Ojalá. Porque dentro de un marco de diversidad sería posible. Hay que cambiar esa cultura sectaria. En un espacio tiene que haber matices. Quizás con el Gleyzer tenemos más matices, sobre todo respecto a la caracterización que ellos tienen del gobierno.
Es importante esta elección porque el 2015 es un año de quiebre. Es un momento importante
-¿Es imposible integrarse al FIT o construir una propuesta que los integre?
Nos juntamos para evaluar pero ellos tienen la postura de frente trotsko. Pero te digo más: el PO está más abierto a dialogar con nosotros que el PTS. El problema es que ellos parten de una postura cerrada. Tienen un sectarismo ciego. Creo que podríamos hacer una interna que sería un suceso. PO es una persona que piensa pero después está atado a ese círculo. Ojalá reflexionen.
-¿No es un límite que Lozano haya declarado que no va a frenar su alianza con Binner a raíz de su apoyo a Capriles? Te recuerdo la declaración: “si rompiéramos con Binner por votar a Capriles seríamos una secta trostskista”
No ha sido lo más feliz que escuché. Es un punto que tendríamos que mirar nosotros: por qué trotskismo se asocia con secta. Para mí sería grave que Lozano llame a votar a Capriles. Nosotros hemos hecho acuerdos con el PC en Izquierda Unida y nunca podríamos haber acordado una política internacional con el PC. ¿Me explico? En lo electoral tenés que tener una raíz común en la coyuntura pero asimilar matices y diferencias. Yo estoy por algo más que un frente electoral: creo aun en un gran Partido de tendencias. Nuestro partido tiene que ser una corriente en un movimiento más amplio.
–¿Considerás que cambia la correlación de fuerzas en el interior del movimiento obrero venezolano sin Chávez? ¿Qué lectura o diagnóstico hacés de las fuerzas de izquierda en nuestro continente?
Chávez fue un emergente de un proceso revolucionario real. Cristina no fue un emergente del 19 y 20, sino que aprovechó el vacío y usó el aparato del justicialismo para reconstruirse. Cristina no es Chávez. Al estar la burguesía intacta, vamos a ver si el proceso soporta la muerte de Chávez. Esta elección sorprendió a todos. Nosotros tenemos una tendencia dentro del PSUV y nos construimos desde adentro, es decir, tenemos gente en cargos importantes. Ahora, nosotros siempre fuimos muy críticos del proceso de burocratización. Le llaman la “boli burguesía”. Chávez era el paraguas de todo eso. Pero al no cambiar la situación económica los avances se congelan. Sin Chávez es muy posible que se retroceda y siga ejemplos grandes: Nicaragua o El Salvador.