Por Lucio Garriga Olmo
El excéntrico multimillonario Donald Trump ganó las elecciones y será el próximo presidente de la primera potencia económica y militar mundial hasta el 2021. Su victoria tiene un significado histórico: logró romper con la política tradicional de los Estados Unidos y será el primer mandatario sin haber ocupado un cargo público.
El discurso de campaña de Trump, basado en la denuncia de los Tratados de Libre Comercio que provocaron desempleo y en la lucha contra los inmigrantes ilegales y los musulmanes que llegan a Estados Unidos, caló profundo en una sociedad cansada de los políticos tradicionales. Trump, un hombre que se presentó como anti-establishment, consiguió el voto de esta porción de la población que, evidentemente, es mayoría. El castigo fue para Hillary Clinton, una pieza del riñón del establishment político, aliada de Wall Street y fiel representante de la política tradicional.
Los comentarios racistas, sexistas y misóginos de Trump no provocaron el rechazo imaginado en una sociedad de fuerte arraigo machista, donde el 87% de las mujeres de 18 a 64 años ha sufrido algún tipo de acoso callejero. Y donde se registran más muertes por armas de fuego en el mundo. Trump fue un defensor a ultranza de la defensa de estos habitantes a seguir portando armas ante una Clinton que proponía una serie de controles. Otro dato en relación a la violencia de la sociedad: según el FBI, en 2009, último año del que el organismo dispone cifras, hubo 692 víctimas fatales hispanas por crímenes de odio. Hay una parte de la sociedad que no quiere a los latinos y que está de acuerdo en ponerles restricciones. En EEUU, los afrodescendientes votan desde el año 1965.
En relación al futuro, las preguntas son muchas y las respuestas son pura incertidumbre. Trump realizó promesas que parecen difíciles de llevarse a cabo. Uno de sus caballitos de batalla fue la denuncia de la participación de EEUU en los Tratados de Libre Comercio (TLC) que provocan desempleo en la sociedad estadounidense ya que las empresas se retiran a países más baratos a la hora de producir, como China y México. Ante esto, Trump prometió sacar a Estados Unidos del TPP o del NAFTA, una medida que puede darle un fuerte golpe a la economía mundial. ¿Lo hará? ¿Podrá? Otra pregunta que surge es con quiénes formará gobierno, quiénes serán sus secretarios teniendo en cuenta que no tiene un equipo político y que criticó con mucha dureza una gran parte de su partido. ¿Acudirá a los grandes poderes políticos del partido que tanto criticó?
Otra promesa del magnate Trump fue la expulsión de los migrantes, la prohibición de la llegada de musulmanes a Estados Unidos y la construcción de un muro en la frontera con México, que pagaría el país latino, para evitar la llegada de más inmigrantes. ¿Lo construirá? ¿Conseguirá que México lo pague? Son preguntas que surgen a pocas horas de una de las victorias menos esperadas de la historia de Estados Unidos que por ahora no tienen respuestas.
En el plano internacional, criticó el actual papel que tiene Estados Unidos, especialmente en Siria e Irak, y anunció que podría sacar a EEUU de la OTAN. En ese sentido, dijo que varios aliados del país no pagan las cuentas como deberían, como Arabia Saudita, Corea del Sur o Turquía. Parece tener una visión más aislacionista que sus antecesores pero ¿se animará a sacar a EEUU de la OTAN para dedicarse a los problemas que hay dentro de casa? Su victoria se da en un plano internacional donde crecen las tensiones entre la OTAN y Rusia, principalmente en Europa, y donde el terrorismo mundial sigue estando activo y los conflictos en Siria e Irak parecen no tener una pronta recuperación.
Trump ganó y será presidente hasta 2021. Ganó en los estados claves como Florida, Iowa y Ohio y en estados donde no se esperaba su victoria. Un dato no menor es que contará con mayoría republicana en la Cámara de Representantes y el Senado, por lo cual parece que tendrá más poder y más margen de maniobra que Barack Obama. Parece demasiado poder para un multimillonario que nunca ocupó un cargo público.