Por Carina López Monja desde Quito
Colombia vive un hervidero. En pocas semanas ganó el NO en el plebiscito para refrendar los acuerdos entre el gobierno y las FARC, se dieron movilizaciones multitudinarias, le otorgaron el Nobel de la Paz al presidente Juan Manuel Santos y se anunciaron los diálogos con el ELN, que finalmente no comenzaron. Las claves de un conflicto armado que atraviesa a toda la sociedad en la voz de las mujeres que integran la delegación de paz en Ecuador.
La definición del plebiscito generó incertidumbre para todos los sectores. Aunque con un escaso margen, la decisión popular, con un nivel de abstención importante, tuvo como primera pregunta qué pasaría con el conflicto armado. La respuesta transversal fue el deseo de paz. Votantes del NO y del SI, políticos, sindicalistas, movimientos sociales y la población entera reafirmó la voluntad de paz y la necesidad de dar pasos hacia ella. Desde entonces, y en tiempos vertiginosos, Santos recibió el premio Nobel, Uribe manifestó su vocación de diálogo y millones de colombianos y colombianas salieron a las calles.
La apertura de la fase pública de las negociaciones con el ELN y la reanudación de los diálogos con las FARC fueron pasos concretos de cómo avanzar, sumando la participación de la sociedad civil. Sin embargo, la decisión unilateral tomada por el gobierno de Santos de suspender el inicio de la mesa de negociaciones en Quito hasta que fuera liberado uno de los retenidos por el ELN, el excongresista Odín Sánchez, enturbió el inicio del diálogo.
A diferencia de la delegación del gobierno de Santos, la del ELN cuenta con varias mujeres que son parte de la organización y que aportarán su mirada. Entre ellas, Consuelo Tapias, explicó: “La mesa debía instalarse el 27, pero hubo dificultades y hasta entonces permanecemos en Quito, esperando que se superen los malos entendidos y que podamos instalar la fase pública de los diálogos. Para instalar la mesa, el acuerdo entre ambas partes era realizar gestos humanitarios, que tienen que ver con liberaciones tanto de miembros del ELN que están en las cárceles del régimen y liberaciones de personas que están en poder del ELN. En ese proceso nos encontramos hoy, con la expectativa de que se inicien los diálogos”.
Crónica de una apertura de diálogos frustrada
Cientos de referentes de movimientos sociales, cancilleres de los países garantes, periodistas colombianos y ecuatorianos estaban prestos a participar de la instalación de la fase pública de las negociaciones en Quito. La decisión de Santos de aplazarla por el supuesto incumplimiento del ELN de la liberación de Odín Sánchez tuvo como respuesta de la delegación de la insurgencia el detalle de los acuerdos, en donde eso no estaba pactado.
Si bien a una semana del aplazamiento de la mesa la delegación del ELN, delegados del gobierno y miembros de los países garantes continúan en conversaciones para poder iniciar los diálogos, el 27 se habían movilizado hasta Quito más de 200 referentes de movimientos sociales para poder expresar su voz en la instalación de la fase pública de las negociaciones y que ya regresaron a sus territorios.
La participación de la sociedad civil es el primer punto de la agenda de negociaciones de Quito. Desde numerosos sectores sociales ayer se lanzó en Colombia la Mesa Social por la Paz, justamente para plantear la importancia de que en los diálogos haya una voz protagónica y vinculante de los movimientos. En ese sentido, otra de las mujeres que es parte de la delegación del ELN, Silvana Guerrero, se refirió a la importancia de motivar un gran diálogo nacional de cara al proceso de paz: “Lo central de este proceso es que la sociedad civil participe, a través de sus organizaciones sociales, de los gremios económicos, de los sectores excluidos, los que nunca han tenido posibilidad de ser escuchados y mucho menos ser tenidas en cuenta sus propuestas. Sólo con la participación de toda la sociedad colombiana se podrán buscar transformaciones por la paz en Colombia, con los problemas concretos que afectan a los territorios y las personas y buscando salidas reales a las causas que originaron el conflicto armado en sus inicios”.
Diálogos con los votantes del SI, del NO y las FARC
Luego de los resultados del plebiscito son incontables las acciones e iniciativas que se han impulsado en Colombia para fomentar la paz: desde la Mesa Social el día de ayer, carpas y vigilias por la paz que llevan más de una semana, conversatorios, los diálogos del presidente Santos con los distintos espacios políticos y el nuevo encuentro con la delegación de las FARC en la Habana, entre muchos otros.
La preocupación de muchos sectores sociales se vincula a la “campaña sucia” que ha hecho el ex presidente Uribe en el marco del plebiscito, la confesión por parte de sus integrantes de esta campaña y el escenario de criminalización a los movimientos sociales que se mantiene en el país, en donde se ha dictado un código de policía de “mano dura” y en donde, en sólo la última semana, se han detenido dirigentes sindicales y asesinado a un líder campesino del Cauca de Marcha Patriótica.
En ese sentido, María Helena Buitrago, parte de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional, aseguro: “El plebiscito le ha dejado una enseñanza a todo el pueblo colombiano. La paz no tiene color, ni bandos, por eso desde la mesa decimos que es necesaria la confluencia de todos los sectores. La paz se debe construir entre todos y todas, depende de una voluntad real del estado, las guerrillas y el pueblo colombiano”.
Las tres mujeres, integrantes activas del ELN y de la delegación de paz, concluyeron con la importancia del rol de las mujeres, no sólo dentro de su organización sino para pensar el proceso de cambios en el país: “Lo que nosotras planteamos como mujeres elenas, pero además como colombianas, es que las mujeres debemos jugar un papel importante como sujeto político y de derecho, de posicionamiento político para ver si entre todas logramos cambiar esto, que es la realidad de nuestro país y del sistema patriarcal”.