Por Ramón Raggio. En la frontera entre La Plata y Berazategui unas 30 familias están dispuestas a recuperar sus derechos: trabajo, tierra y vivienda digna. Crónica de una lucha en tierras bonaerenses abandonadas, mientras se recuerda el Día Mundial de la Lucha Campesina.
El 17 de abril de 1996, en el Dorado dos Carajas, Brasil, fueron asesinados 19 campesinos organizados en el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Los masacraron cuando luchaban por la tierra.
Este miércoles, al cumplirse 17 años de ese suceso, diferentes organizaciones rurales, campesinas y de pueblos originarios de nuestro país llevaron adelante una variedad de actividades para rememorar los hechos. Además de la apertura de la Universidad Campesina del Movimiento Nacional Campesino Indígena, en Santiago del Estero, en el conurbano bonaerense el recordatorio tomó forma concreta.
Una toma pacífica
En la frontera de La Plata y Berazategui el sol levantaba la temperatura de a poco. 30 familias con todas sus cosas preparadas se subían a un camión, cerca de las 8 de la mañana. El rumbo: 40 hectáreas abandonadas linderas al Parque Pereyra Iraola.
Eduardo es veterano de Malvinas y vecino del Parque. Tiene 47 años y hace 20 que trabaja de cuidador de campos de la zona. Recuerda otras oportunidades en que se intentó tomar el lugar.
“No duraron más de un día”, dice mientras mira el reciente campamento que emplazó la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), del Frente Popular Darío Santillán, en el lugar. “Pero esta vez parece distinto”, afirma, “se los ve organizados y dando la cara”.
Es que Eduardo comparte con las familias organizadas en la UTT el mismo problema: el acceso a la tierra, al trabajo y a la vivienda digna.
“De a poco van vendiendo todo por pedazos”, asegura antes de continuar por el camino de tierra que separa los partidos bonaerenses de Berazategui y La Plata.
Con motivo de recuperar la tierra para trabajar y vivir dignamente, la UTT apostó por la acción directa pacífica, como homenaje a sus hermanos campesinos asesinados en la búsqueda de concretar el mismo objetivo.
Todo bien con la biósfera, pero hay que llenar la olla
En las inmediaciones se ven autos desarmados y abandonados. Hay también algunos basurales. A pesar de todo eso, la tierra sigue siendo de excelente calidad. Muestra de ello los yuyos y árboles que crecen por doquier en el espacio que, de acuerdo a las autoridades del Parque –bajo la órbita provincial- está reservado para sostener la biósfera de la zona.
“Hace más de 40 años que este predio está abandonado, descuidado y es tierra de nadie”, dice Nahuel. Con apenas pasados los 30 años forma parte de la delegación de trabajadores que lleva adelante la comunicación de la toma.
Llegan apurados. Son de la Comisaría 5ta de Berazategui. Preguntan qué es lo que está pasando. Una señora lo mira a la cara. “Somos productores de verduras y flores”, dice Nilda a los policías, que tardan menos de una hora desde el momento de la toma en llegar al predio, “queremos recuperar estas tierras para trabajar y vivir dignamente”. Sus compañeros la eligieron para llevar adelante las gestiones.
Como llegaron se fueron. No sin antes dar aviso a la Comisaría 3ra, también de Berazategui, que es la unidad que en realidad tiene competencia sobre la zona.
“Creo que la protesta está bien, que está bien la toma, no hace falta ir a cortar rutas”, dice Jorge Saltos, Comisarío de la 3ra. Llegó apurado. Venía, junto a un policía de civil, en una Toyota Hilux negra con vidrios polarizados, y un móvil con dos uniformados.
Desde el ingreso al predio, la UTT estuvo en negociaciones fluídas con las carteras ministeriales de Nación y Provincia. Pasadas unas dos horas se hizo presente en el lugar una comitiva técnica de la Subsecretaría de Agricultura de Nación. La respuesta de uno de los funcionarios frente a la demanda de los trabajadores fue concreta: “Recuperemos, pongamos a trabajar la tierra y despues veamos qué hacer desde el Estado”.
“Hay que dejarlo en claro. Una cosa es ocupar tierras para viviendas y otra ocupar tierras para sembrar, es una diferencia clara. Nosotros, si ustedes se arreglan con el ministerio, no tenemos nada que ver”, dijo aliviado el comisario Saltos, antes de saludar y retirarse.
La organización de los trabajadores también habilitó a una rápida respuesta desde el Ministerio de Asuntos Agrarios provincial, quien tiene la potestad para dar el traspaso definitivo del predio a quienes realmente quieren trabajarlo.
“Con la lucha acordamos con los funcionarios del ministerio, por hoy (por el miércoles) y hasta mañana cerca del mediodía cuando nos reuniremos, que no haya presencia policial y el compromiso de que no motorizarán una orden de desalojo”, contó Nahuel a las más de 100 personas que participaban de la asamblea y que pasarán la noche en el acampe hasta obtener una respuesta concreta.