Por Camila Parodi y Daniel Sticotti / Fotos por Repo Bandini
Con más de 3 mil personas en Plaza de Mayo finalizó la Caravana de los Pibes y las Pibas impulsada por el Espacio Niñez y Territorio. Así como la semana pasada lo hicieron las mujeres organizadas, los pibes y las pibas también hicieron oír sus sueños y reclamos.
Luego de dos jornadas intensas de movilizaciones, festivales y encuentros con diversas organizaciones de La Plata, Quilmes, Wilde y Capital Federal la Caravana de los Pibes y las Pibas concluyó con una colorida marcha de más de 3 mil personas hacia Plaza de Mayo. A lo largo del recorrido la certeza se fue afirmando: los pibes y las pibas no son peligrosos y están organizados. Allí contra todo discurso hegemónico o sentido común, los más de trescientos pibes y pibas provenientes de diversos territorios demostraron el potencial organizativo y creativo que las y los encuentra a la hora de construir comunidad.
Mientras las nubes anticipaban una posible tormenta desde temprano, el color y los cánticos de los pibes y las pibas invadieron la cotidianeidad de la Villa 21-24 de Barracas, donde cientos de vecinos y vecinas, Centros Comunitarios y la Parroquia Caacupé recibieron a la Caravana que llegaba a la Capital Federal. Por su parte, los alumnos y alumnas de la Escuela Nº 10 y Nº 12 salieron a los patios y las calles para encomendar sus sueños y reclamos asentados en avioncitos de papel para que los hagan volar los pibes y las pibas que marcharían a Plaza de Mayo.
El patio de la Escuela Nº 12 concentro a más de 800 personas, en la última posta del paso de la Caravana por la Villa. Allí, Lidu, una joven integrante del Club Popular El Dari de ese barrio, expresó algunas de las situaciones que se viven cotidianamente en los barrios populares: “nos parece muy importante que la Caravana pase por la Villa porque estamos cansados de que por cualquier cosa nos pare la policía o nos eche de lugares que son públicos o por tener una visera”, y resaltó los objetivos de esta iniciativa “por la justicia de los pibes y porque nosotros tenemos derechos y queremos que se cumplan”.
Estela Rojas es integrante de Chicos del Sur de Villa Fiorito y referente de Niñez y Territorio, al hablar de la caravana expresó “el poder poner en la calle la voz de las chicas y los chicos que sabemos que tienen mucho para decir, es lo que nos lleva a salir adelante”. Pero esta iniciativa tiene su particularidad, lleva meses de campamentos, formaciones y encuentros que la fueron gestando por eso a raíz de ello la referente manifestó “hoy arrancamos después de tanto esfuerzo, cada cartel que vemos, cada chaleco que lucen los pibes y las pibas lo construimos con nuestras propias manos, esa es la mística que nos construye”. “Ese esfuerzo cotidiano –explica Rojas– desde el cual trabajamos en nuestros centros, hogares y comunidades terapéuticas lo ponemos hoy acá para gritar que queremos políticas de niñez, pero no las que vacían de contenido, que no nos dan salud y nos tratan como peligrosas”.
El día lunes en la asamblea previa a la Caravana Daniela (15), integrante de la Casa de Noche de El Transformador, fue elegida por sus compañeritos y compañeritas como una de las voceras de esta acción. En ese contexto la joven expresó para Marcha “es una lucha que llevamos entre todos y todas, por eso defendemos nuestros derechos y exigimos lo que nos corresponde, estamos acá para que nos escuchen y tomen como personas, no para que nos dejen tirados como si fuéramos invisibles” y remarcó “somos pibes y tenemos derechos por eso queremos que los respeten”.
Al salir de Barracas, la Caravana que en su principio estaba integrada por siete micros se duplicó e irrumpió por las avenidas de la ciudad resonando con las voces de los pibes y las pibas. Con bombos y canciones la gran Caravana asomó a 9 de Julio donde ya una multitud integrada por organizaciones sociales y de niñez la esperaba ansiosa para acompañar su caminar. Entre ellas, Norita Cortiñas madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y el psicólogo Alfredo Moffat integraron rápidamente el comienzo de la marcha. Al ritmo de “alerta que caminan los pibes y las pibas por los barrios de Argentina” aquellos pibes y las pibas de otras organizaciones que se acercaron para recibir la caravana unificaron su voz en ese grito.
Una vez en la plaza de todas las resistencias, plantó bandera el escenario móvil que acompañó a la Caravana a lo largo de su recorrido. Por allí desfilaron las voces de educadores y educadoras como así también pibes y pibas que compartieron sus miradas y convicciones junto a distintas propuestas artísticas. En ese contexto, Omar Giuliani integrante de Ruca Hueney y referente de Niñez y Territorio manifestó: “Venimos a decir como decían los pibes y las pibas ´nosotros no somos el problema, somos la solución´ y mostrar que las y los trabajadores junto a las pibas y los pibes organizados damos respuestas cotidianamente”. En esa línea afirmó “no solo somos una herramienta de denuncia, somos herramienta de construcción social, transformadora y revolucionaria con capacidad de transformar la realidad de nuestros pibes y pibas”. A raíz de esto resaltó “está claro que la transformación, la verdadera independencia y la verdadera vida digna de nuestros pibes y pibas está en la mano organizada de nuestras compañeras y compañeros en los territorios es por eso que seguramente esta caravana será el preludio de una gran marcha nacional que marche por todo el territorio para mostrar la capacidad organizativa de los pibes y las pibas”.
Para finalizar, mientras el Movimiento Nacional de Murgas organizaba lo que sería la última matanza, un grupo de pibes y pibas delegadas se acercó a las vallas instaladas por el gobierno de Cambiemos que dividen la plaza, para hacer volar los sueños y reclamos de aquellos pibes y pibas que no pudieron llegar. Sin embargo una vez finalizada la movilización, la realidad que viven los pibes y las pibas no se hizo esperar e inmediatamente las fuerzas represivas de la Ciudad hostigaron a las organizaciones que pretendían cruzar las vallas en búsqueda de los micros que las y los llevarían de retorno a sus barrios, argumentando que no podían acceder aquellos y aquellas que tuvieran chalecos, pañuelos y bombos, se trata de otro accionar más que confirma el eje represivo y de criminalización de la protesta social del gobierno de Cambiemos. Sin embargo, lejos de apaciguar las energías de los pibes y las pibas, esa rabia se transformó rápidamente en estrategia y creatividad y allí la certeza se vuelve a confirmar en el cansado caminar: las pibas y los pibes están organizados y ante cualquier intento de desmoralización la alegre rebeldía es la mejor herramienta.