Por Lucas Peralta / Ilustraciones por Alejandra Andreone
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…y los órganos de la boca se habituaron a pronunciar un sonido articulado detrás de otro.
F. Engels.
como pedacitos muertos de habla, o lenguaje a veces –en similar filo de pestañas y cadenas- se enmudece la mano chorreada de marcas y reclamos,
de cauce en tres esquinas que levantan los restos del lenguaje nuestro, bocado de antojo
que consuela territorios frente a la poesía nube.
Hacer entre todos la palabra que de sustento al desocupado, donde decir es estar
en la prontitud del espacio tajado por donde se mastica el cemento como morada.
Doblar el hambre y salir hacia la frontera que entonces, como siempre, duele, y acabar con todo fin.
palabra distinta a la mano del trabajador, donde el desarrollo del lenguaje reacciona como actividad en crecimiento, de aquello ya abierto por caminos que tiene la insaciabilidad.
determinados deberes, en deferencia y latido, significan reagrupamientos, nacimiento y labor de dupla que gravita donde nadie ignora, la designada representación nadamente semántica.
Material verbal físico del proletariado, los primeros sonidos en miembro de provocada dialéctica proporcionada
no hay dinero que no esconda sudor humano
Yo escribo, trabajo, para partir la voz
(de la individualidad)
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A Francisco Madariaga
Cúspide a tiento y tajo, o como el obrero que cruje en la cuantía del suplicio. Así va la poesía amontonada de tanta humanidad. En la andadura del todo labor quedan las páginas del silabario a cuestas, el silencio indómito de la desmadre y el cerrado nudo rajado de la hechura.
Una mano en la tierra, como estuche en demasía, obra en palabras hacinadas de imposibilidad. Pacto o pieza repartida, labor que allana las luces de diecisiete convergentes marjales en el paraíso de la barriada. Rusticidad bella, manera de esquina grabada en el vértice del hambre.
Un año más de contar el desaire en el tupido lomo macizo a cuestas, en la aradura tosca de un año más transeúnte a caña. Canto chueco de los cazadores, laúd para estos heridos, palabras para estos hombres.
Modo y hallazgo para escudarse, materia verbal de la tierra. Integración vocálica del mundo como repertorio léxico, como funcionamiento considerado a texto y razón de ser.
Interrupción a lonja y mostrador, o como cuando, elípticamente, te arrancás de un tirón el inventario de todo aquello posible en el lenguaje. Así va la palabra por medio del barullo en desnivel. El pelaje del modelo y el pellejo de sus materiales señalan formas que realizan el patrón sintáctico de palabrota raída, la dificultad como caracterización del poema, y el rumor al ras por el camposanto de los hombres del hambre.
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Estos dos poemas pertenecen al libro “Escombros” que se publicara prontamente por la editorial Bernacle.