Por Leandro Albani
La aviación israelí bombardea Siria y respalda a grupos terroristas en el sur del país. Nadie detiene la injerencia de Tel Aviv y sus intenciones de derrocar al presidente sirio Bashar Al Assad.
Cuando las fuerzas del Estado Islámico (ISIS, o Daesh) se encuentran en una retirada cada vez más urgente de Siria e Irak, el rol que juega Israel desde que se inició la denominada “Primavera Árabe”, hace cinco años, queda cada vez más en evidencia.
Desde el comienzo de los planes desestabilizadores para golpear a la República Árabe Siria y lograr el derrocamiento del presidente Bashar Al Assad, el gobierno de Tel Aviv mantuvo, en apariencia, un segundo plano, mientras Estados Unidos y Rusia todavía hoy se disputan el territorio comprendido entre Irak y Siria. Al mismo tiempo, en estos últimos años los hechos de injerencia protagonizados por Turquía y Arabia Saudí en suelo sirio, respaldando al Daesh y a otros grupos irregulares, continuaron, llegando al punto de que el gobierno de Recep Tayyip Erdogan sostiene una invasión por tierra y aire sobre el norte de Siria, región habitada y defendida por el pueblo kurdo y de otras nacionalidades.
Desde unas sombras cada vez más visibles, Israel, comandado por Benjamín Netanyahu, no escatima esfuerzos para fomentar la caída del gobierno sirio, una de las últimas administraciones dentro del mundo árabe que mantiene su respaldo a la causa palestina.
En el plano militar, Tel Aviv comenzó este mes sin medias tintas con respecto a Siria. El sábado 10 de septiembre, el gobierno de Damasco denunció bombardeos de la aviación israelí contra posiciones del Ejército sirio en los Altos del Golán, territorio sirio anexado por Israel.
La agencia de noticias Sana aseguró que estos ataques permiten “facilitar el movimiento de los terroristas y sus armas y material”. Desde el Ejecutivo sirio vienen denunciando que la administración de Netanyahu respalda sin doblecez al Frente Fath Al Sham (antiguo Frente Al Nusra) y a sus aliados en la región de Quneitra, situada en el suroeste del país. Para Tel Aviv, esta zona es de suma importancia y una de sus mayores preocupaciones es la resistencia encabezada por el partido político-militar libanés Hezbolá que, junto al Ejército sirio, han dado golpes mortales a las agrupaciones irregulares.
Al igual que cuando alega por qué desata bombardeos sobre la Franja de Gaza, en Palestina, el Ejército hebreo justificó el ataque con el argumento de responder a un proyectil que cayó en las afueras de Maydal Shams, en el norte del Golán.
Los días martes 13 y miércoles 14 de septiembre, la aviación israelí también bombardeó posiciones del Ejército sirio, según revelaron las propias Fuerzas de Seguridad israelíes en un comunicado. El mismo martes, el Ejército sirio comunicó el derribo de un avión y un dron israelíes después de atacar posiciones en el sur del país. El sábado 17, Israel desató bombardeos contra la ciudad siria de Al Hader, ubicada en los Altos del Golán.
Unos días antes de estos hechos, el ministro de Energía de Tel Aviv, Yuval Steinitz, fustigó el alto el fuego acordado por Estados Unidos, Rusia y Siria, expresando que la “medida está mal vista por Israel”.
Ante esta situación, la cancillería siria envió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y al jefe del Consejo de Seguridad de la ONU, Ramlan Bin Ibrahim, reclamando que se tomen medidas para detener el apoyo israelí a los grupos terroristas. Desde el gobierno de Damasco, calificaron los ataques hebreos como “un intento desesperado para elevar la moral de las organizaciones terroristas después de las grandes pérdidas sufridas” en Quneitra. En la carta, la cancillería explicó que las incursiones aéreas israelíes demuestran “la estratégica alianza existente entre Israel y los terroristas, en particular, con la banda Fath Al Sham”.
Evidencias y declaraciones
En junio de este año, Naciones Unidas publicó un informe donde salen a la luz la cooperación clandestina de Israel con los terroristas que operan en el sur de Siria. Según la investigación, difundida en medios internacionales, la Fuerza de la ONU de Observación de la Separación (UNDOF, por sus siglas en inglés), durante el periodo de marzo a mayo de 2014, “detectó contactos entre los terroristas de Frente Al Nusra” y “el ejército israelí en los Altos de Golán”. En el informe se detalló que las fuerzas de la ONU fueron testigos de cómo los terroristas transportaron a 89 heridos en el Golán, en territorio controlado por Tel Aviv. Además, la investigación reveló que 19 terroristas heridos fueron ingresados en hospitales israelíes, donde dos de ellos murieron.
En el informe se citaron declaraciones de Mohammad Qasim, activista sirio de la oposición en la provincia de Quneitera, quien reveló que las fuerzas israelíes proporcionaron al entonces Frente Al Nusra mapas de la zona fronteriza y de puestos estratégicos del Ejército sirio. “Durante los enfrentamientos, las fuerzas israelíes bombardearon ferozmente muchos de los puestos del Gobierno sirio, derribando un avión de combate sirio que estaba tratando de impedir el progreso de los combatientes”, afirmó Qasim.
El 10 de junio, la agencia siria Al Akhbaria informó que Israel entregaba alimentos a los integrantes de Al Nusra. En las fotos publicadas, se pueden ver paquetes de arroz de origen israelí en manos de los terroristas.
El 12 de septiembre pasado, Akram Hason, diputado del Parlamento hebreo, reconoció que el Ejército israelí coopera con Fath Al Sham y acusó al gobierno de Netanyahu de permitir que el grupo terrorista tome “las tierras de los drusos sirios”. Hason, integrante del partido Kulanu, aseveró: “No es ningún secreto que el ejército israelí está cooperando con el Frente Al Nusra”.
Dos días después, el ex presidente libanés, Emil Lahud, aseguró “el régimen de Israel se dio cuenta de que el conflicto armado se puede resolver a través de una solución política, razón por la cual decidió activar a los integrantes de Fath Al Sham para atacar a las fuerzas sirias”.
El 15 de septiembre, el portal Almasdar News difundió un audio en el que se puede escuchar a un integrante del grupo Yeish Al Islam suplicando a Israel que los ayude. “Les pido a nuestros hermanos israelíes apoyar nuestra revolución en Siria y proveer todo lo que puedan; armas, comida, paquetes de ayuda… cualquier cosa, hermano (…) ustedes, los israelíes, deben atacar al Ejército sirio y ayudarnos a derrotar a este régimen”, imploró el miembro del grupo, aliado del Ejército Libre Sirio (ELS) y respaldado por Arabia Saudí.
Aunque las evidencias ponen de manifiesto el apoyo de Israel a los grupos irregulares -incluída la visita de Netanyahu a terroristas internados en hospitales de campaña israelíes-, Estados Unidos mantiene el silencio cómplice que históricamente caracteriza su relación con Tel Aviv. Pero como ese silencio no es suficiente, días atrás se conoció que, luego de diez meses de negociaciones, Washington aprobo el mayor paquete de ayuda militar a Israel, por un costo total de 38.000 millones de dólares. El acuerdo se extenderá en los años fiscales 2019 y 2028. El silencio y la complicidad también se extenderán por muchos años más.