Por Verónica Lazarte*
Una ley, el sello de una época, y una experiencia personal. Cómo el acceso a los derechos modifica la vida de las personas y la importancia de que los Estados los garanticen en una educación para el ejercicio de la libertad sexual, la decisión sobre la maternidad y la salud integral.
Días atrás se realizó una charla- debate sobre legalización y despenalización del aborto en el Colegio Carlos Pellegrini de CABA. Lo que no imaginábamos sería el efecto dominó que generaría por ejemplo en la ciudad de Paraná, donde unas docentes serán sumariadas por enseñar un derecho, el acceso a la Educación Sexual Integral (ESI).
En octubre de 2006 en nuestro país se aprueba la Ley ESI, que en ese momento fue pionera en materia de educación y salud. Y desde entonces se iniciaría una nueva etapa donde los tabúes ya no encontrarían lugar y la abstinencia sexual como anticoncepción sería sólo una anécdota que contar a las jóvenes generaciones. Hoy, en 2016, a unas semanas de que esta Ley cumpla 10 años de vida no se puede dejar de hacer un balance a partir de las experiencias propias sobre ella.
“Soy de la generación que vivió el 2001”
En 2002 comienza a hablarse del “embarazo adolescente” en las escuelas como problemática social. Mientras cursaba el polimodal en una escuela de Moreno -partido de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires-, un profesor de Historia destinó dos clases para hablarnos sobre algo que desconocíamos en ese momento y que luego se llamaría ESI.
Hay una canción que dice “soy la generación del mundial ’78”, yo puedo decir que soy de la generación que vivió el 2001. Crecí viendo desocupación, el deterioro de la educación y la salud, el neoliberalismo en vivo y directo, pero el fantasma más terrible para todxs lxs que corríamos en los tiempos de la adolescencia era el peligro a embarazarnos: nos acechaba y mantenía vigente ese discurso medieval de la abstinencia como anticoncepción.
Era lo que estaba en boca de todxs, los diarios daban la noticia sobre cómo aumentaban los números de los casos sobre adolescentes-madres. En los hospitales se escuchaba de madres de 12 años. Y mientras tanto otrxs sólo intentábamos no ser un número en las estadísticas de algún analista social.
En 2004 para mi cumpleaños me esperaba lo que fue para mí la ESI, que me hizo en parte quien soy. Con mi hermano, cinco años mayor que yo, tuvimos una charla a raíz de que una tía viene con un sobre lleno de preservativos y me dice “ahora hace lo que quieras, pero no te embaraces”, a lo cual mi hermano me contesta “no, no se trata de que quedes embarazada, se trata de las enfermedades de transmisión sexual, se trata de hiv, usa preservativo porque quisiera ver a mi hermana decidir sobre su maternidad, quisiera verte estudiar, tener una carrera, viajar con amigas y sola, cuidate porque es tu cuerpo, tu sexualidad, y que vivirla no te cueste la vida”.
“Hoy me encuentro en las aulas enseñando ESI”
Ingresé a la carrera de Historia en el profesorado y eran innumerables los materiales que leía y releía sobre las problemáticas de lxs adolescentes de ese momento: embarazo adolescente, adicciones, autoestima, entre otros temas. Todxs, pedagogxs, psicólogxs y sociólogxs, no mencionaban dos aspectos importantes en su análisis sobre el embarazo adolescente: la ESI y el aborto.
Muchas de esas niñas-madres interrumpían e interrumpen sus embarazos en forma clandestina poniendo en riesgo su vida al filo de la muerte, la ESI como la herramienta para poder crear juntxs una sociedad con conciencia y autonomía; sexual, física, emocional, psicológica y la construcción de vínculos sociales desde una perspectiva donde verdaderamente lxs ciudadanxs ejerzan una plena ciudadanía; con decisión, respeto, consentimiento, autonomía, conciencia y, sobre todo, derechos.
Desde fines de 2014 formo parte de lo que nació como la Red de Docentes por el Derecho a la ESI. Somos un grupo de docentes de diferentes puntos de la provincia de Buenos Aires (oeste, sur, La Plata, Berisso, Ensenada), que trabajamos la ley en nuestras escuelas.
Hoy me encuentro en las aulas enseñando ESI, compartiendo con adolescentes y adultxs; e impresiona -con emoción- cuando me dicen “sí, sabemos de la ESI, el año pasado un profe nos habló”.
La Ley 26.150 es muy clara, y dice que todas las personas desde el nivel de educación inicial a terciaria, tanto en escuelas de gestión pública como privada tienen el derecho a recibir Educación Sexual Integral. Esto significa, que tienen derecho a decidir sobre sus prácticas sexuales, a elegir sus métodos anticonceptivos, a decidir sobre sus cuerpos con autonomía; y también el plantearse si la maternidad es una imposición o una decisión.
A 10 años de haberse aprobado el derecho a recibir Educación Sexual Integral, lxs docentes, las organizaciones sociales, el colectivo de mujeres y feminista y demás actores y actrices sociales debemos organizarnos y armarnos de estrategias para llevar a las aulas, escuelas y otros espacios de enseñanza la ESI. Como un acto de rebeldía, que en realidad es un derecho para muchxs negado o vulnerado.
*docente. Integrante de la Red de Docentes por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.