Por Gerardo Leclercq
El presidente Mauricio Macri participó de la cumbre del G-20 en la ciudad de Hangzhou, China, en lo que fue la primera en este espacio. En sus varias intervenciones, reclamó transparencia, reglas de juego claras y apertura comercial, además de ratificar su compromiso en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
En su primera intervención frente a los jefes de Estado, los 4 y 5 de septiembre pasados, Macri realizó un llamado de alerta a sus pares del G-20 en pos de lograr “un marco de transparencia, reglas de juego claras, financiamiento a largo plazo y bajo costo”, en un claro intento para que los países desarrollados inviertan en la Argentina. Además, agregó: “Buscamos generar las condiciones para la Inversión Extranjera Directa (IED) y la generación de empleo. Sinceramos las estadísticas, levantamos el cepo cambiario y resolvimos la situación con los Holdouts (o fondos buitre, como se los conoce)”.
En su segunda intervención, en el Foro de Comercio e Inversión Internacional, el Presidente planteó que la Argentina está preocupada por el débil crecimiento del comercio mundial, y es por estos motivos que destacó la necesidad de los países del G-20 en centrar sus esfuerzos para fortalecer el sistema multilateral de comercio, y en contribuir a que la Organización Mundial del Comercio (OMC) siga cumpliendo un rol protagónico.
Básicamente, lo que el presidente Macri expresó es la idea de la profundización de una reforma global en pos de la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas; un mensaje claramente dirigido, aunque sin nombrarlos, a la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos. En este punto vale la pena mencionar que si bien ambos actores promueven la liberalización comercial, quita de subsidios y reducción de aranceles, en la práctica no aplican las medidas que profesan. Tanto la UE, con la Política Agraria Común (PAC), como Estados Unidos, con la Farm Bill, llevan a cabo una política proteccionista de sus economías agrícolas. Este aspecto resulta importante, ya que un posible acuerdo Mercosur-UE se encuentra detenido dadas las cláusulas proteccionistas y los subsidios agrícolas que aplica el bloque europeo; similar situación se repite para con Estados Unidos.
El pedido de la Argentina por una mayor liberalización comercial, y fundamentalmente sin una doble moral, no es nada nuevo en el Sistema Internacional. Vale la pena recordar que la eliminación de políticas proteccionistas en el sector agrícola en los estados desarrollados fue un importante tema de discusión en la Ronda de Uruguay, que se inició en Punta del Este en 1986 y finalizó en Marrakech, Marruecos en 1993. En aquella oportunidad, las grandes potencias acordaron la reconducción de medidas que distorsionan el Comercio Internacional (subsidios y aranceles) para sus producciones agrícolas, y a cambio consiguieron legislar el Derecho de Propiedad Intelectual (DPI), o el patentamiento de los avances tecnológicos.
Si bien la OMC tiende a una liberalización progresiva del Comercio Internacional, en la práctica, los estados desarrollados guardan ciertas reservas sobre la aplicación de los acuerdos negociados (como lo son la PAC y la Farm Bill), siendo los estados emergentes los que se ven “obligados” a la aplicación total y sin reparos de los acuerdos firmados en el marco de la OMC. Esto no es más que una clara muestra de que las instituciones creadas por los poderosos están a su servicio, para perpetuar y aumentar su poder.
Las intervenciones del Presidente en la cumbre del G-20 deben entenderse en un doble plano:
A nivel internacional y regional, queda claro que los sectores de derecha ven en Mauricio Macri al líder político regional, encargado de encabezar la restauración conservadora que asoma en nuestra región. Pero, ¿por qué Macri es el encargado de tal tarea? Básicamente, por la situación que está atravesando Brasil: el proceso de golpe contra Dilma da una imagen de inestabilidad y poca previsibilidad, haciendo que la tarea de la nueva administración sea la de recomponer la imagen internacional de Brasil.
En el plano local, las intervenciones de Macri buscan fortalecer su imagen como presidente, y las coberturas mediáticas de los principales medios de nuestro país van en tal sentido, mostrándolo como un líder, un presidente activo y enérgico.
A modo de balance de la participación argentina en el G-20, podemos decir que a nivel Internacional hay una gran expectativa, Argentina es un país prácticamente desendeudado (al margen de la deuda contraída para el pago a los Fondos Buitres), con una incipiente industrialización y una mano de obra abundante y calificada, aspectos que la posicionan como un posible receptor de IDE. Sin embargo, el cambio más sustancial lo encontramos en la forma en que el país se va a relacionar con el Mundo, en la lógica de inserción y el perfil productivo que se pretende aplicar.
La primer participación del Presidente Macri en una cubre G-20 arroja un salgo de muchas fotos, varias promesas y algunas certezas.
En cuanto a las promesas, se mantuvieron reuniones bilaterales y encuentros diplomáticos con varios líderes mundiales, como China, Rusia, India, Corea del Sur, Australia y Alemania, todos estos encuentros fueron en pos de evaluar posibles inversiones para la Argentina.
Y respecto de las certezas, la más relevante pasa por la felicitación del presidente Obama a Macri, dejando bien claro cuáles son los caminos que comienza a transitar nuestro país.