Por Lucrecia Fernández. Las voces de la militancia de los 70 en los barrios reflexionan sobre la actualidad: hoy además de la persecución política está la represión constante por parte de la Policía y las fuerzas de seguridad del Estado.
En esta segunda entrega, continuamos con las entrevistas exclusivas para Marcha a Carlos “Vasco” Orzaocoa, militante del PRT, y a Alex Huertas Pariasca, de la organización Pueyrredón UCAN Movimiento Campesino de Córdoba.
Para 1976 la historia comienza a replicarse en cada vivencia, en cada barrio, en cada villa y es que en la década del 70 había comenzado un proceso de organización y lucha, pero que con la llegada del golpe todo cambió. Como asegura el Vasco “no podíamos acercarnos a los barrios donde alguna vez estuvimos organizados con la gente, con los vecinos, con el pueblo; si entrabas a una villa y no eras de la villa, si se te ocurría ayudar desinteresadamente, si eras médico y querías atender gratis en el barrio, si eras docente y querías enseñar gratis en el barrio, si eras albañil y querías levantar una pared, eras tildado de subversivo, te mataban o te desaparecían”
Ante la reflexión sobre la actualidad es contundente: “de represión policial como la conocemos hoy en los barrios, no, no había, era otra clase de represión; una de persecución política al pueblo organizado, como la que ocurre también hoy, pero a la de hoy le sumamos la represión constante adentro de los barrios por parte de la policía.”
En los barrios de hoy la mirada sobre los derechos humanos según Alex Huertas Pariasca está transpuesta no sólo por la persecución política, sino también por los imaginarios sociales, y la presencia represiva de las fuerzas del Estado. En diálogo con Marcha nos cuenta qué significa militar hoy en un barrio pobre.
Llegó al barrio Ampliación Pueyrredón en el año 2009 desde Perú, cuenta que la gente del barrio ya estaba organizada en un baldío que hoy es el lugar donde viven: “Somos laburantes, muchos de nosotros trabajamos de lunes a lunes, buscando mejorar nuestra vida, es muy complicado para militar, pero la gente el poco tiempo que tiene lo usa para trabajar por y para el barrio.”
Y el relato comienza sin embargo, como en tantos otros momentos de la historia de la Argentina, donde los protagonistas son los de abajo. “Al principio se hizo una reunión donde se invito a un grupo de jóvenes estudiantes, que vimos como gran apoyo. Empezaron a organizarse asambleariamente, con un delegado por cada manzana y se empezó a pensar en algo nuevo: cómo llegar al centro vecinal. Por ese entonces, estaba en manos de un personaje que nos trataba como los “negros” del barrio, no podíamos ni ir a la plaza y no teníamos derecho alguno.”
Pero las acciones represivas no sólo son simbólicas. “Recuerdo una vez que se realizaba una actividad para el día de la madre, y las mujeres del barrio fueron con sus hijos, la policía no las dejo entrar a la actividad y las saco reprimiéndolas. Entonces un día vino Giacomino (Daniel), el intendente de Córdoba en aquella época, a una inauguración cerca del barrio, la gente se acercó a reclamar y le dieron un petitorio, porque los camiones de recolección de basura no entraban al Ampliación Pueyrredón.”
Y ante la ausencia y el vaciamiento del Estado, el barrio afronta sus necesidades con autogestión, “hicimos polladas, peñas, bingos, todo lo necesario para juntar plata para hacer cosas en el barrio. Primero juntamos plata para los caños para poner el agua corriente, después de un año de golpear todas las puertas y de que nos traben los papeles, logramos tener agua corriente para las casas, todavía nos queda la luz.” Si bien en Córdoba existe un plan de tarifa social para conectarse a la luz con EPEC, que es una empresa pública, y si bien dentro mismo del barrio hay un generador, las obras nunca se realizaron: “De la mano de De La Sota (Juan Manuel), hay una orden de trabar los papeles en EPEC, que es una empresa provincial, a diferencia de aguas cordobesas que es privada, lo cual lo hace más terrible.”
Alex agrega que cuando se juntan en las asambleas, los espacios de toma de decisión son intervenidos un tanto más por las lógicas políticas que son las que atraviesan los espacios simbólicos mientras que la lógica de las fuerzas de seguridad juegan el rol represivo y de persecución: “La cana no se mete -si hay aprietes siempre ha sido de los punteros que no quieren que uno se organice en espacios contrarios a los que ellos manejan- igual pasan los móviles constantemente a modo de vigilancia, pero nadie pregunta por qué estamos reunidos”. Sin embargo, están preocupados, y explica: que “sabemos que Frías (Ramón), el nuevo jefe de policía no nos la va a hacer fácil, no quiere que los de las villas nos organicemos.”
El problema represivo hoy en el barrio existe y mucho, “la Policía entra al barrio y nos detiene todo el tiempo por portación de rostro, nos aplican constantemente código de faltas.”
“Una noche me encontré con dos jóvenes del barrio que se iban a juntar con las novias, al otro día, me avisan que los pibes no habían vuelto a su casa. Aparecieron luego de que la policía los había detenido y llevado a la Comisaría, allí pasaron la noche, solo tenían 14 años.”
Y las anécdotas siguen. “Sin ir más lejos, hace un mes atrás yo volvía de la facultad y dos policías motorizados encerraron a dos niños que iban a comprar al quiosco, era en otra parte del barrio. Me acerqué y les dije que eran mis vecinos que no estaban haciendo nada.” Sin embargo “la cana se me rió en la cara, les dijo que volvieran rápido a sus casas, que no los querían ver por esta zona, -claro no era la zona donde ellos vivían-. Eran dos niños de unos diez años.”
Alex hace una última reflexión, que es la misma que surgió desde el primer día que comenzó a militar en Ampliación Pueyrredón: “Siempre unidos vamos a lograr más, eso lo tenemos en claro en el barrio y en la organización.”