Con la presencia del ministro Lino Barañao, Cristina Fernández lanzó el “Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Argentina Innovadora 2020”. Las proyecciones de investigación + desarrollo en la argentina, las transformaciones socio-productivas y los nudos problemáticos del plan.
La presidenta Cristina Fernández lanzó en el día martes “Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Argentina Innovadora 2020”, durante una exposición realizada en el Salón de la Mujeres Argentinas de Casa de Gobierno. Entre los asistentes a la presentación estuvo el ministro de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva, Lino Barañao, quien afirmó allí que “la ciencia y la tecnología son el motor del desarrollo y de la prosperidad en tanto mejora de la calidad de vida de la gente”. En el mismo sentido, la presidenta señaló: “Este Plan muestra que podemos ayudar a otros argentinos con desarrollos innovadores con la colaboración de los científicos de los cuales me siento sumamente orgullosa”, así como remarcó que el principal objetivo trazado por el Plan es que el desarrolló de ciencia y tecnología tanto por parte del sector público, como del privado, es el de agregar valor a la producción local. Se buscará con el mismo “impulsar la innovación productiva inclusiva y sustentable sobre la base de la expansión y el aprovechamiento pleno de capacidades científico-tecnológicas nacionales” (Argentina Innovadora 2020), cuyo eje sea no solo un incremento de la productividad, sino que la misma esté acompañada de un desarrollo integral y sustentable.
Sectores estratégicos y objetivos de cara al 2020
Argentina Innovadora 2020 presenta dos estrategias de intervención fundamentales: la focalización y el desarrollo institucional del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI).
Con respecto a este último se buscará una mejora en la coordinación y la articulación de aquellos sectores que componen el SNCTI, incrementando la base de científicos orientados a actividades socio-productivas, el número de becarios e investigadores, así como buscando federalizar la radicación de los mismos, en aquellas regiones con escaso desarrollo científico. En relación al fortalecimiento del SNCTI también se buscará ampliar el financiamiento y las fuentes que lo provean, ya sea mediante la federalización, la articulación y la construcción de grandes redes internacionales, junto a la participación público-privada.
Por otro lado Argentina Innovadora 2020 también presenta como parte de su estrategia la focalización del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en sus intervenciones, a partir de la delimitación de 6 ejes claves de desarrollo: agroindustria, ambiente y desarrollo sustentable, desarrollo social, energía, industria y salud. Lo que se plantea con esta estrategia es el aprovechamiento de las potencialidades que ofrecen las tecnologías de propósito general en distintos sectores socio-productivos y en entornos territoriales determinados, a fin de generar ganancias cualitativas significativas en competitividad productiva y mejoramiento de la calidad de vida de la población (Argentina Innovadora 2020).
Investigación + Desarrollo (I+D), o quien se apropia del conocimiento generado
Uno de los nudos críticos del proyecto presentado por la presidenta refiere al financiamiento establecido para I+D. Por un lado están los problemas acarreados por la apuesta constante al financiamiento e inversión privada en la persecución del desarrollo tecnológico. Esta búsqueda constante de un empresariado nacional, que colabore con el sector público en la investigación científica, especialmente vía subsidios, es casi una quimera. Fundamentalmente porque los grupos económicos más concentrados de la argentina se han dedicado en las últimas décadas a sacar el dinero de la producción, lo han fugado. Han visto en la Argentina la posibilidad de extraer vía valorización financiera y fuga de activos rentas extraordinarias que de otra manera nunca hubieran conseguido.
Pero no es solo este el problema con el que se encuentra el financiamiento privado de la investigación. Con una economía con un carácter marcadamente extranjerizado, que en tiempos de la posconvertibilidad actual indica que el 68% de las 500 grandes empresas de la Argentina tienen capital extranjero, la apuesta al desarrollo privado de I+D, puede redundar en que el conocimiento producido sea apropiado por grandes multinacionales, en especial si las mismas absorben a empresas de capital nacional. Con lo cual grupos económicos extranjeros pasan a contar con el desarrollo y la investigación que empresas nacionales vía subsidios del Estado nacional habían sabido producir. El resultado, una pérdida importante tanto de capital, como de desarrollo tecnológico para el país.
Otro de los ejes críticos del “Argentina Innovadora 2020” viene dado por el destino del financiamiento público hacia determinadas actividades productivas, en aras de un desarrollo focalizado, sustentable, diversificado e inclusivo. Así por ejemplo encontramos como uno de los objetivos del proyecto, en lo que refiere a la agroindustria, el “mejoramiento de cultivos y producción de semillas”. Cuando el resultado es la apropiación histórica por parte de grandes empresas privadas de desarrollos locales con fondos públicos, como ocurre con los campos experimentales de algodón del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en Chaco.
Junto a este problema encontramos también la apuesta en materia energética de “tecnologías para petróleo y gas”, que revestido bajo un discurso de uso racional de la energía y búsqueda de alternativas energéticas, profundiza la lógica extractiva. Actualmente de la mano del fracking (fractura hidráulica) y la extracción de petróleo y gas no convencional. Cuyos resultados implican contaminación de aguas subterráneas, así como contaminación producida durante la separación de los hidrocarburos extraídos a la roca vía el uso de químicos.,
No son pocas las aristas problemáticas que presenta el “Argentina Innovadora 2020”. Su importancia junto a otros proyectos como el Plan Estratégico Agroalimentario 2010-2020, viene dada por la proyección que supone en términos de desarrollo de políticas públicas sostenidas, sus alcances, y las transformaciones que propone del conjunto de la estructura socio-productiva del país.