Por Federico Paterno
Hoy, desde las 14 horas, organizaciones convocadas en la Multisectorial contra la Ley de Semillas, se concentrarán en el Ministerio de Agroindustria de la Nación para denunciar que el proyecto de ley de semillas anunciado por el ministro Ricardo Buryaile corresponde a un nuevo retroceso para la Soberanía Alimentaria en nuestro país. Carlos Vicente* es integrante de GRAIN, organización internacional que apoya a los movimientos campesinos en sus sistemas alimentarios, y es una de las personas más capacitadas para poder entender que puede pasar con la ley de semillas.
En la entrevista explicó todo lo que significaría que esta ley sea promulgada por el Congreso de la Nación. Patentar las semillas y patentar la vida. La propiedad intelectual de las semillas. El rol de los movimientos campesinos y la Secretaria de Agricultura Familiar en la gestión Kirchnerista y lo que pasa hoy con “Cambiemos”. El riesgo de formar parte de la Alianza del Pacifico. El mercado de las semillas y las multinacionales.
¿Cómo es el manejo del mercado de semillas?
Las leyes de semillas no son más que una faceta del control de las semillas por las corporaciones. En hechos concretos, en las últimas dos décadas, ocurrió una gran concentración del mercado, con lo cual hoy seis empresas (Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont, Dow y Basf) controlan el 60 % del marcado de semillas en el mundo. El futuro más cercano marca que de las seis van a quedar tres porque está habiendo fusiones. Por ejemplo, Syngenta estaba por ser comprado por Monsanto pero se rechazó la compra; ChemChina –de las grandes empresas químicas del estado Chino– compro Syngenta y Bayer le está ofreciendo más de 60 mil millones de dólares para quedarse con Monsanto y están en plena negociación. En el siglo xx la humanidad perdió casi el 75 % de las semillas agrícolas que desarrollamos por diez mil años. Las semillas son todas campesinas.
El maíz es una creación de los pueblos originarios de mesoamerica, no existe un maíz silvestre, no es que lo adaptaron. Las mujeres de un pastito que se llama Teocintle crearon el maíz. Ninguna semilla que produzca una multinacional tiene un origen que no sea campesino, ninguna empresa invento una semilla agrícola: las tomaron y las homogeneizaron y las registraron. En el siglo XX a causa de este modelo industrial se perdió la tres cuarta parte de las semillas. La situación a nivel global es muy crítica: hay un contexto de control corporativo y en pocas manos y el derecho de propiedad intelectual juega un rol clave dentro de este dominio corporativo
¿Cómo entendemos la propiedad intelectual de las semillas?
En los diez mil años de agricultura a nadie se le ocurrió nunca decir esta semilla es monopolio mío. Las empresas familiares hasta los años 60 producían las semillas, las vendían y la multiplicaban. Vendían lo que producían.
Hace unos 60 años las corporaciones, de la mano de la revolución verde y este proceso de industrialización de la agricultura, deciden que las semillas campesinas son poco productivas y construyen un discurso alrededor de las semillas y dicen que van a producir semillas mejoradas e inventan el derecho de obtentor. Así como está el derecho de autor para que el que registra una canción o un libro, ellos crean el derecho de obtentor y le dan forma a través de las leyes de semillas que establecen que alguien que obtiene las semillas “mejoradas” es alguien que obtuvo esa semilla, se desconoce los diez mil años de historia de esa semilla por un cambio que le introducen para hacerla diferente al resto. Al demostrar que es diferente, homogénea, estable y que no se haya visto antes, –algo que es relativo porque esa semilla se trajo de algún pueblo originario de la puna y ese indígena no la registró seguramente–, se le otorga por ley el monopolio sobre la semilla. Esa persona la registra como propia, empieza a producir y cualquiera que quisiera utilizar esa semilla se la tendrían que comprar a él exclusivamente y pegarle regalías por esa semilla.
El comprador de esa semilla no puede comercializarla ni compartirla ni entregarla a otro porque fue comprada con derecho de obtentor. Basado en la ley de semillas que tenemos que es de 1973 podemos guardar semillas, pero no podemos regárselas a un vecino porque estas cometiendo un delito. La ley impide el intercambio, el regalo y la venta de la semilla. Esto es monstruoso.
¿Qué es UPOV y que significa para esta ley?
La Unión Para la Protección de Obtenciones Vegetales, depende de Naciones Unidas dentro de las instituciones de propiedad intelectual y crea las normas para que se apliquen en los países. Crearon primero una norma que se llama UPOV 78 que está basada más que nada en el derecho de obtentor de la ley argentina y da un monopolio de 15 años sobre esa semilla, no es una patente. Con la presión de las corporaciones y de Estados Unidos las normas creadas por UPOV fueron cada vez más restrictivas, en el 91 se creó UPOV 91 que fue mucho más restrictiva, desde ahí no se permite guardar más semillas. Si compre semilla de maíz y la quiero volver a sembrar tengo que pedir autorización a quien me la vendió o pagarle sus regalías.
Las leyes de semillas nuevas estaban basadas todas en UPOV 91, el proyecto que se viene en breve del Ministro de Agricultura Buryarle estará seguramente basada en UPOV 91. La intención de UPOV es entregar el control completo de las semillas a las corporaciones, dos de las cosas que señala: por un lado, abre las puertas para que toda nuestra biodiversidad tenga derecho de obtentor, compras la semilla que descubriste, la registras y tenes el monopolio de esa semilla –esto en general lo hacen las empresas–. Lo otro es la fuerte penalización, al infringir la ley de regalar el maíz a tu vecino te pueden juzgar penalmente. Al vecino le puede caer la empresa con fuerzas privadas y decomisarle las semillas y hasta detenerlo inclusive, es una locura total. En España actualmente hay nueve agricultores que siembran trigo que están siendo perseguidos judicialmente y penalmente porque están usando semillas de trigo que tenían certificado.
¿Cómo es en Argentina el control de las semillas?
En Argentina es muy difícil el control, acá hay un ejemplo como el de la bolsa blanca que es el principal mercado ilegal de semillas con la soja transgénica. Esta soja, con Monsanto a la cabeza, permitió que esto circule por conveniencia propia y se vendió ilegalmente a Paraguay, de 1996 al 2003. Los primeros siete años Monsanto dejó a la libre circulación. Se llama bolsa blanca porque no tiene etiqueta. La introducción de esta soja fue ilegal en Brasil y en Paraguay luego la introducción de la siembra masiva fue legalizada en ambos países y se siembra legalmente los transgénicos. Ahí aparece Monsanto para cobrar las regalías.
En el 2012 Cristina Fernández de Kirchner en el Consejo de las Américas informa que tras un acuerdo con Monsanto lograron que esta empresa vuelva a invertir en la Argentina y que se fuera a construir la planta de Malvinas Argentinas.En agosto del 2012 se anuncia la aprobación de la nueva soja intacta. A su vez también se hace la promesa a la multinacional de que se modificaría la ley de semillas antes de fin de año. La intención estaba en tener una penalización del uso propio y la persecución de los productores sojeros, abriendo las puertas al control de toda la biodiversidad de la Argentina.
¿Cuál fue el rol de los movimientos campesinos y la Secretaria de Agricultura Familiar en la gestión del kirchnerismo?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que en la gestión anterior se iba a promulgar la misma ley de terror que se quiere promulgar ahora o que quieren intentar. Siempre el Ministerio de agricultura fue el del agronegocio. La secretaria de Agricultura Familiar, como lo fue el Ministerio de desarrollo Agrario en Brasil es parte de las luchas de las organizaciones campesinas por tener un reconocimiento a sus luchas y un apoyo presente del Estado. El Gobierno de turno sea el kirchenerismo o el macrismo hay un estado nacional que tiene una responsabilidad.
Uno de los grandes errores de Pérsico (Secretario de Agricultura Familiar) fue decir en ese momento que había que buscar la compatibilidad de la agricultura familiar con el monocultivo industrial. Como postura ideológica es irreal, no existe forma de compatibilizarlo. El Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) siguió su lucha en los territorios, tuvo muertos en 2012, 2013 y 2014 y sigue sufriendo los embates de la empresa Manaos hasta el día de hoy. Todos los días en el campo se expulsan campesinos a causa del avance del agronegocio. Fue un error gravísimo no plantear las cosas sin frenar el avance del monocultivo.
Con el tema de la ley de semillas Pérsico marcó su oposición a la ley y esto fue un factor importante. La ley no la paramos solo en la calle, hubo muchas actividades públicas pero también hubo conflictos de intereses dentro del Ministerio de Agricultura para que la ley no salga. En la actualidad, en el Ministerio de Agroindustria están todos a favor de esta ley.
¿Cómo se organizan hoy los movimientos campesinos y las organizaciones ambientales ante el avance de la ley?
Como primer paso es un planteo para que el Ministerio de Agricultura antes de hacer algún envío al Congreso haga pública la ley y se ponga a debate público y además no es un debate con los campesinos e indígenas es una cuestión de toda la ciudadanía. El control de la semilla es el control del sistema alimentario.
Hay muchos sectores del massismo, del Frente Para la Victoria y del PJ que seguramente van a apoyar el proyecto. El massismo, el Presidente de la comisión de agricultura, Alegre, presentó un proyecto de ley que repite el UPOP 91.
En los 90 a partir del invento de los transgénicos, además del control tecnológico de las semillas transgénicas significó que las empresas comenzaran a pedir patentes de estas. Se empezó a avanzar por el derecho de obtentor y por las patentes de las semillas. Es un proceso interesante, Monsanto en el 95 pide la patente y el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual se lo denegó. Monsanto apelo y en diciembre del último año se le rechazó el pedido patente y una vez más Monsanto apeló y actualmente el pedido está en la Corte Suprema de Justicia que decidirá si Monsanto puede o no tener la patente de la soja transgénica.
Con Fernando Cabaleiro de “Naturaleza de Derechos” estamos trabando para presentarnos en la justicia pidiendo ser amigos del tribunal (Amicus Curiae) en el cual aportamos con todas las organizaciones que quieran argumentos a favor de que no se le otorgue la patente a Monsanto y es histórico si lo permiten porque podríamos evitar que la vida sea patentada.
Hoy están las corporaciones produciendo alimentos orgánicos y varias de las semilleras mundiales tienen, en muchos países, abierta la venta de semillas orgánicas donde las venden. El planteo de la agroecología es justamente por delante de lo orgánico: no es solo producir sin químicos sino también producir en contacto con el ecosistema, en un mercado de comercio justo ir recreando un sistema distinto de producción y comercialización. Por ejemplo la organización CLOC Vía Campesina adopta hace muchos años una política para ellos de producción agroecológica de base campesina. Partiendo de los conocimientos de los propios campesinos.
¿Qué rol juegan los Tratados de Libre Comercio hoy en la política argentina?
Argentina en los últimos dos meses ingresa como observador de la Alianza del Pacifico integrada por México, Colombia, Perú y Chile. La Alianza del Pacifico definió, la semana pasada, un trámite abreviado de patentes lo que significa que si una corporación tiene una patente en un país y hace un trámite acelerado en una oficina del mismo, sin demasiados tramites se aplican en los cuatro países. Si Argentina ingresa en la Alianza del pacifico y se rechazara la soja de Monsanto al estar dentro de la Alianza y se le diera la patente en México solo con un trámite estaríamos obligados a aceptarla.
*Forma parte del Consejo Editorial de Biodiversidad, sustento y culturas. Es miembro del grupo argentino Acción por la Biodiversidad y su página electrónica www.biodiversidadla.org.