Por Florencia Maffeo// Fotografía: David Rosso
Para que él muera feliz es una obra teatral que interpela al espectador partir de la idea del derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Las sexualidades, la vida, la muerte y el amor son temas que se unen en esta exquisita obra de Matías Vitali.
Con la última escena arranca la obra. “Me vas a ser fiel. Nadie nunca va a saber la verdad de mi enfermedad ni de mi muerte. Es mi decisión. Es mí puesta en escena y más te vale ser un buen actor porque esto es el primer acto y ya no hay marcha atrás…”.
Si hay algo que todas las personas sabemos es que en algún momento vamos a morir. El saber que no somos eternos genera en los niños y niñas una angustia terrible, y en las personas mayores esta verdad cada vez se hace más palpable. Pero, ¿y si la parca nos encuentra a mitad de camino y con previo aviso?
“Para que él muera feliz” cuenta la historia de Mauricio, un joven con una enfermedad terminal que, ante la inevitabilidad de la muerte, decide cómo terminar su vida, pero sin que ese evento provoque tristeza en las personas que más quiere. Para esto, le pide ayuda a Hernán, quien se vuelve su cómplice, no sólo para conseguir las drogas que provocarán el suicidio, sino además, para repartir las cartas, que dejó escritas de ante mano, a familiares y amigos, contando sobre su viaje, viaje con el que encubrirá su muerte.
Matías Vitali y el grupo de teatro Jauría nos vuelven a traer en esta obra una apuesta fuerte, que sacude por la profundidad de los temas que toca, en una pieza de dos horas que deja más preguntas que respuestas. No sólo tratan la muerte digna, o eutanasia, sino que también se adentran en el amor libre y las relaciones de más de dos personas, las mentiras, los vínculos familiares, y hasta la filosófica y filosa pregunta sobre qué es el bien y el mal. Estos temas se enredan en esta obra, un enredo de historias y mentiras, que van destapándose a lo largo de la obra, como muñecas de mamushka.
Mi cuerpo, mi decisión
Frase feminista si las hay, pero pocas veces la hemos visto al lado de la eutanasia. En nuestro país, con la modificación de los derechos del paciente, se incluyó la posibilidad de discontinuar los tratamientos médicos, o negarse a procedimientos quirúrgicos o de reanimación artificial por mera decisión (sin que eso implique dejar tratamientos para atenuar el dolor), en enfermedades terminales o estados de salud irreversibles. Pero esto no es lo mismo que la eutanasia, ya que no se puede decidir terminar con la vida, sino qué implica no someterse a tratamiento que te mantenga con vida.
“Prefiero elegir, morir feliz en una playa, con el agua calentita, que en una cama sufriendo hasta el último minuto, ¿vos querés que yo muera así?”, le pregunta el protagonista a su cómplice, quien sabe que se suicidará para no tener que padecer un invasivo tratamiento, que extendería un poco más su vida. Es que para la sociedad occidental de raíz judeo-cristiana, el suicidio no es algo permitido, y mucho menos que alguien colabore en esa práctica. La decisión sobre el cuerpo así tampoco es plena. Ni el nacimiento ni la muerte pueden ser elegidas.
Té para tres
Amor libre o poliamor también son parte de la escena. El vínculo entre tres que se muestra en la obra interpelan a su público. ¿Puede el amor ser entre más de dos? ¿Las relaciones amorosas siempre implican tener sexo?
“Quiero que tengamos un hijo los tres. Que nos besemos los tres en el Roca”, dice una de las partes de este trío, que no es meramente sexual. La obra muestra cómo quienes sostienen relaciones sexo-afectivas no hegemónicas, sienten que deben ocultarse porque no serán comprendidxs por familiares y amigxs, y cómo eso se pone en juego más fuertemente en determinados momentos de la vida.
No todo es sexual/genital nos muestra la obra, así como también que el amor no es una cantidad limitada para entregar a alguien, cómo la hegemonía del amor romántico nos hace creer, sino que se va multiplicando. Y la fidelidad no es la exclusividad de un vínculo, sino compartir/nos con alguien, el respetar y acompañar la decisión de la otra persona, y sobre todo, el compromiso que asumimos con ella, sea cual fuera.
Ese conjunto de perros del teatro
Jauría Teatro es un grupo de trabajadorxs de la cultura autogestionados que vienen laburando juntxs desde el 2007 bajo la dirección de Matías Vitali. Vitali y compañía aman sacudir a su público, como lo han hecho en “Reprogramación” y “La forma de lo que vendrá”, obras en las que Vitali también guionó, dirigió, y actuó. Las obras van tocando temas sociales actuales, con una mirada feminista o que se le acerca mucho. La identidad y orientación sexual, la maternidad, el amor libre, las decisiones sobre el propio cuerpo, son algunos de los temas que han ido desarrollando a lo largo de sus obras.
El recurso de la vuelta al pasado, algo que también gusta a Vitali, es una herramienta que nos permite entender vínculos actuales de los personajes, y que en cada obra aparecen de una forma diferente: hologramas de escenas pasadas disparadas por una mucama-robot, intervenciones, fantasmas del pasado. Poca escenografía, y mucho juego de luces y música suelen ser también otros elementos comunes y ya marcas distintivas de este grupo teatral.
Para ir, recomendamos comer algo antes e ir descansados. La hora dura dos horas, es una obra larga, como suelen ser las obras de Vitali, en una historia donde cada personaje tiene su lugar y su rol, con muchos toques de humor y también momentos emotivos, que nos requieren nuestra atención. Otra recomendación es ir acompañadx, para poder comentar la obra cuando termina, y agendar el grupo de facebook de Jauría teatro, seguro se queden con ganas de ver otra obra el próximo año.
“Para que él muera feliz”. Una comedia dramática, o un drama cómico, como la propia vida, ya que lo trágico sin humor no podemos digerirlo.
Ficha técnico artística
Dirección: Matías Vitali.
Actúan: Consuelo Amal, Agustín Durao, Lucrecia Guarrera, Carolina Japas, Facundo Leiva, Alejandro Souto, Daniela Vacas, Matias Vitali. Diseño de luces: David Rosso. Fotografía: David Rosso. Diseño gráfico: Ignacio Pedernera
Sábados 22.15. Hasta el 30/7/2016. En Taller del Angel. Mario Bravo 1239, Palermo. Entradas $120. Reservas por fb “Para que él muera feliz” de Matías Vitali.