Por Zulema Palma* / Foto por Gala Abramovich
La autora es médica y feminista. Recuperamos las disertaciones y debates rumbo a la construcción del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo en Argentina organizada por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS).
Cuando se debata la ley de aborto en el Congreso (que eso va a ocurrir), va a lograrse un cambio legal que acompañe lo que se está logrando a través de un cambio cultural y de las luchas feministas, algo muy costoso en tiempo y esfuerzo que a larga va a dar resultado, porque ellos saben que van a perder y nosotras sabemos que vamos a ganar.
Con que tengamos una ley no vamos a solucionar problemas porque vivimos en una sociedad heteropatriarcal y capitalista y hasta que no tengamos la sociedad feminista y socialista, vamos a seguir padeciendo esa sociedad. Sin embargo, con esa mirada hacia el futuro, con conseguir cambios legales y de mentalidades en el campo específico de la salud, va a darse a corto plazo, eso lo saben y por eso arremeten contra nosotras.
El Estado argentino es femicida mientras siga impidiendo el acceso al aborto como un derecho de las mujeres. Es feminicida en el sentido que le da Marcela Lagarde, el genocidio de las mujeres cuando se nos niega la posibilidad de la salud, de la vida, cuando se atenta contra las mujeres por ser mujeres y se impide y se nos discrimina, se nos violenta y se nos mata por ser mujeres. Y no solamente esto está ocurriendo en Guatemala o en Ciudad Juárez, México sino que también está sucediendo acá. Todas las mujeres que mueren por aborto en Argentina es producto de un feminicidio del Estado.
La objeción de conciencia como obstáculo
La objeción de conciencia es una cuestión política, no debe ser incluida en una ley porque no es un derecho (la objeción de conciencia finalmente no fue incluida en el texto del nuevo proyecto de ley de aborto). En el aborto, la objeción de conciencia no es sobre mi propio cuerpo sino sobre el cuerpo de otra persona, y eso es una gran deferencia (…).
Si bien surge de la libertad de conciencia de las personas, que es un derecho fundamental de todos los seres humanos, esta libertad de conciencia se fue dando y reconociendo a contracorriente de los poderes absolutistas como el rey, las religiones o el Estado en sus diversas manifestaciones. Pero la libertad de conciencia no es igual a la objeción de conciencia. La objeción de conciencia es una expresión pública de las propias creencias y no es por lo tanto necesariamente un derecho. Por ejemplo, una expresión pública de las propias creencias es usar un crucifijo colgando de nuestro cuello, puedo hacerlo o no pero no puedo objetar de conciencia que otros se cuelguen una estrella de heova del cuello.
El otro punto es la toma de decisiones a conciencia, decir que alguien actúa a conciencia en nuestra sociedad es muy positivo, es reconocer que la persona pensó en el sentido, las consecuencias y la bondad o no de su accionar, que debatió internamente desde sus convicciones y principios lo que va a hacer o dejar de hacer. Las medicas y médicos que realizan interrupciones voluntarias del embarazo en el sistema público lo hacen a conciencia porque su ética les indica que sus conocimientos y habilidades están al servicio de las mujeres, personas autónomas y responsables y agentes éticos que toman sus propias decisiones. Es una toma de conciencia de una acción a conciencia. Sus conocimientos están al servicio de quienes los necesitan para resolver distintas situaciones que involucran la salud y la vida.
Por otro lado, al ser agentes del Estado, por ser personal que presta servicios en el sistema de salud, asumen compromisos y responsabilidades respecto de las personas que las consultan. Por todo esto los y las médicas que realizan interrupciones legales del embarazo actúan a conciencia.
Al mismo tiempo las mujeres que deciden abortar también toman decisiones a conciencia y ejerciendo su derecho inalienable a la libertad de conciencia, es necesario tener presente esta cuestión ya que son frecuentemente olvidadas o negadas por los sectores antiderechos de las mujeres incluidos muchos medios de comunicación.
“No es objeción de conciencia sino violencia contra las mujeres”
La objeción de conciencia como herramienta política, cuando un médico o una médica alegan objeción de conciencia para no practicar una interrupción legal del embarazo está mostrando públicamente su creencia respecto de la condición del embrión. Cuando todos los médicos de la institución alegan objeción de conciencia para hacer interrupciones legales del embarazo aunque lo hagan individualmente están utilizando políticamente a la objeción de conciencia.
Por ejemplo, cuando le dicen a un residente que va a ingresar a un servicio, en este servicio somos todos objetores de conciencia (que lo hacen en muchos servicios de la República Argentina), hacen un uso político en el sentido de accionar en la esfera pública basado en el modo en que juegan las relaciones de poder en ese ámbito. Un jefe de servicio de salud que le dice a un colega que está en relación de subalternidad profesional ingresando a un período de capacitación y formación está dando un mensaje desde un lugar de poder sobrepasando su interés de mostrar públicamente sus creencias, como sería la objeción de conciencia, y utilizándolo para imponer sus creencias al residente.
Al mostrar públicamente sus creencias de esta manera también se posiciona públicamente respecto de los derechos de las mujeres violentando porque hay que darle el nombre correcto no es objeción de conciencia sino violencia contra las mujeres con solo decirle esto a los residentes ingresantes. Ponen en riesgo la salud de las mujeres e incumplen con leyes y mandatos éticos de asistencia y cuidado. No está ejerciendo ningún derecho personalísimo sino abusando de su posición de poder.
También es interesante señalar que la objeción de conciencia aparece tan fuertemente reclamada por los médicos y las médicas cuando sus efectos afectan exclusivamente a las mujeres. Consideramos que es una manera más de mostrar y ejercer el poder heteropatriarcal capitalista en una de sus expresiones más crueles y violentas sobre el cuerpo de las mujeres.
La relación “médico- paciente”, una cuestión de poder
Es imprescindible incluir en todas la carreras médicas la perspectiva de género, la problemática de la violencia hacia las mujeres, la sexualidad y todo lo relacionado con la ética médica de ésta y otras situaciones en que podrán verse involucrados las y los profesionales de salud, tanto en la formación de grado como en el posgrado. Eso es indispensable, y pregunto, si es objetor u objetora de conciencia, ¿pueden especializarse en obstetricia y ginecología médicos, parteros, enfermeros?
Y a modo de cierre, comparto con Débora Diniz, docente universitaria e investigadora brasilera, que entre las mujeres y las y los médicos hay diferencias de poder, “entre quien sabe y puede, y quien necesita y depende”, diferencia establecida por el orden social y político imperante. Esta investigadora nos dice que no hay conflicto de derechos debidos a esta diferencia de poder, no hay ningún conflicto de derechos entre los derechos de la mujer y los derechos del prestador de servicio, no hay conflicto de derechos, y agrego, reforzando la inexistencia de ese conflicto, que la no realización de las interrupciones legales del embarazo por parte de un médico o médica genera injusticia, ésa es la cuestión ética.
Comparto con Diniz que no es disminuir la importancia de la vida moral de nuestra existencia cuando anteponemos la objetividad existencial de los seres humanos a las creencias de algunos al decir, y la cito, que “es la vida de las mujeres que desafía las creencias de algunos y algunas”, porque las mujeres reclamamos necesidades y los médicos, solo creencias.
*médica feminista con trabajo en ginecología, medicina legal y sexualidad. Integrante de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Fragmentos del panel: “La objeción de conciencia como obstáculo para el derecho al aborto” organizado por la mesa San Miguel por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
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