Por Ana Inés Cabral* / Foto por Gustavo Pantano
El Tribunal ordenó, además, el decomiso de las máquinas que quedan en la fábrica y que se investigue la responsabilidad de los propietarios del predio. El 28 de junio se conocerán los fundamentos.
Apenas unos minutos pasadas las 15, el Tribunal Oral Criminal N°5 dio a conocer el veredicto mediante el cual condenó a Luis Sillerico y Juan Manuel Correa a la pena de 13 años de prisión por considerarlos coautores del delito de reducción a la servidumbre, en línea con lo solicitado por el fiscal Fabián Céliz en sus alegatos.
Además de ordenar la inmediata detención de los ahora condenados, los magistrados dispusieron el decomiso de las máquinas que aún quedan en la fábrica y que la causa vuelva a la etapa de instrucción para investigar la responsabilidad de los propietarios del taller, Jaime Geiler y Daniel Fischberg. El 28 de junio se conocerán los fundamentos.
Correa y Sillerico se desempeñaban como encargado y capataz, respectivamente, del taller clandestino ubicado en el barrio porteño de Caballito que se incendió el 30 de marzo de 2006, ocasionado la muerte de seis personas, cinco de ellas menores de edad.
A la mañana, los imputados tuvieron la posibilidad de realizar las últimas palabras antes de conocer la sentencia. “Yo trabajé y perdí todo. No soy culpable y pido justicia”, sostuvo Sillerico. Por su parte, Correa declaró: “Tengo un profundo pesar con el incendio. Fue una tragedia que no pensamos que iba a pasar. Quiero estar tranquilo y empezar de nuevo. No hicimos nada malo”.
El juicio oral comenzó el 18 de abril y a lo largo del debate declararon más de 15 testigos. Según la investigación, en el lugar trabajaban y vivían más de 60 personas en condiciones de hacinamiento, que realizaban jornadas que iban desde las 7.00 hasta altas horas de la madrugada, por la cual recibían como contrapartida una ínfima retribución económica. El expediente afirma que las víctimas contaban con un solo baño y con una sola ducha sin agua caliente, que las habitaciones estaban separadas por cartón prensado o maderas y que las puertas estaban hechas con cortinas de tela. Además, no tenían heladera, las conexiones eléctricas eran muy precarias y convivían con material inflamable.
Entrevista en el comienzo del Juicio
Cuando el 18 de julio pasado comenzaba el Juicio, entrevistamos a Lenis Quispe, quien acompaña a familiares y sobrevivientes e integra el Colectivo Situaciones, para conocer más de cerca lo que sucedió aquella trágica madrugada 30 de marzo de 2006. El recuerdo de una entrevista para no olvidar lo sucedido
¿Qué fue lo ocurrió en el taller de la calle Luis Viale?
Un cortocircuito provocó un incendio en la parte alta. Entonces se incendió todo por el material inflamable que había ahí y por la manera en que estaban instaladas las pequeñas piecitas donde dormían la mayoría de los costureros que trabajaban ahí.
¿Vivian y también dormían en ese lugar?
Exactamente. Estamos hablando de alrededor de 60 personas, en un espacio que estaba habilitado para un taller de cinco maquinas.
¿Y ahí estaban los chicos?
Si, eran más de 20. Y por eso terminan muriendo los menores, todas criaturas y un chico de 15 años que también trabajaba. Los otros chiquitos eran hijos de los que estaban todo el día ahí.
¿Vos trabajaste en un taller clandestino?
Sí, yo vine desde Bolivia a los 9 años, para tener un acercamiento con mi madre, que ya había migrado un tiempo antes. Cuando llegue me encontré que ella realizab tareas en un taller, en el que yo tenía que estar.
¿Sos una sobreviviente de ese sistema de esclavitud?
Sí. Si bien estudiaba, yo de vez en cuando tenía que ordenar, a emprolijar las prendas. Hasta que un día ya era costurera, cocinera, encargada. Hasta que un día te das cuenta que no podes laburar 12 o 14 horas, sábados, domingos, feriados y nunca tenés dinero para nada.
*Fiscales.gov.ar