Por Camila Parodi @_ParodiCamila
Germán Gómez fue asesinado el 30 de abril por un gendarme en una barriada del conurbano bonaerense. Hasta el día de hoy su asesino sigue libre y la causa, cajoneada. Sin embargo, sus hermanas y hermanos llevan adelante la lucha para que se conozca la injusticia de su día a día.
Un sábado de abril, Germán, un pibe de barrio de 22 años, fue asesinado a quemarropa por un gendarme de civil que vivía en su mismo barrio y que, sin emitir una palabra, decidió acabar con su vida. Por más terrible y lejana que pueda parecer, esta historia, la de Germán, es parte de un cotidiano en las barriadas del conurbano: en la actualidad, quien no tiene un/a familiar asesinado por gatillo fácil conoce un vecino/a herido de bala por alguna situación similar. Se trata de una nueva configuración de los barrios donde quienes allí viven y manejan las armas –narcos, transas, policías, “pitufos” o gendarmes– deciden y determinan “su orden” imponiendo una nueva ley. La ley de la poca palabra y las muchas balas, que siempre apuntan a las mismas cabezas.
En ese contexto, los pibes y las pibas son el cuerpo más expuesto en el conflicto: porque es un cuerpo que se construye desde los distintos sentidos como sacrificable, donde la criminalización de la pobreza y de la juventud pasan a ser naturales. Sin embargo, lejos de reproducir esa intención, nos detenemos en una historia y en sus particularidades. Esta vez se trata de Germán y sus hermanos y hermanas, que día a día dan la lucha para que se esclarezca el caso en medio de un recorrido burocrático que se empecina en obstaculizar el pedido de justicia.
Elsa Gómez es una de las hermana, y de a poco va recorriendo espacios que son nuevos, tanto para ella como para sus hermanos. Acompañados por organizaciones sociales, de derechos humanos y anti represivas del oeste se encuentran en la misma batalla, contra la impunidad en los barrios y por la vida digna de los pibes y pibas que los habitan. En ese andar, Marcha dialogó con Elsa para conocer la historia de Germán, la de su vida y la de la lucha que aún continúa para su familia.
“Mi hermano Germán Gómez fue asesinado el 30 de abril por un gendarme de apellido Villalba quien sin decir nada, sin presentarse y vestido de civil, le disparó. Primero le dio en el pecho, y luego –según nos dicen los testigos–, mientras ya estaba inconsciente tirado en el piso, le dio un tiro en la cabeza, cuando en realidad ya el primer tiro lo mató pero se ensañó sin sentido contra él”, nos dice Elsa en cuanto le consultamos por lo que sucedió aquel día.
Y agrega, para dar detalles del contexto: “Esto fue en Merlo, en el Barrio Parque del Sol. Mi hermano estaba discutiendo con otros pibes en un contexto de fiesta barrial, y este tipo llegó buscando al tío de esos chicos. Sin decir nada, intervino de esa forma, y nada justifica lo que hizo”.
-¿Cómo continuaron a partir de allí?
Este tipo sigue libre, y nosotros lo que queremos ahora es que esté preso como corresponde. Queremos realizar una marcha a la fiscalía para que tome cartas sobre el asunto, pero estamos esperando para realizar esa acción con un abogado porque todavía no tenemos. Ya hemos realizado junto a CORREPI reuniones para hablar del caso y posiblemente lo asuma Jalil, integrante de esa organización. Sin embargo, durante este tiempo estamos junto a mis hermanos, que somos trece, haciendo carteles pidiendo justicia por Germán. Y todos los vecinos se sumaron a esta visibilización ya que en el barrio somos muy respetados porque somos gente trabajadora, y Germán en particular era muy solidario.
-¿Cómo lo recuerdan a Germán?
Germán era un pibe laburante de 22 años. Él trabajaba en un frigorífico de Merlo, justo ese día sábado estaba en la casa de un amigo festejando que el lunes lo ponían en blanco. Estaba terminando su casa, le llevó un año hacerla, y también estaba contento por todo eso.
-¿Actualmente cómo se encuentra la denuncia que realizaron?
Lo peor es que la carátula de la causa está rotulada como “Homicidio en defensa propia”, y dice que el gendarme estaba en función de su deber. No entendemos porqué, porque el dio una declaración falsa y ahí se cerró el caso; por eso nosotros queremos también que se investigue. Aparte también hirió a otro de nuestros hermanos: cuando vio que Germán estaba en el piso inconsciente, se acercó y logró agarrarlo a este señor, y cuando esto pasa volvió a sacar su arma. Mi hermano salió corriendo y le tiró por la espalda y le dio un tiro en la pierna, y a su vez de esos disparos otra “bala perdida” le dio a otro chico del barrio en el brazo con la misma arma.
-¿Villalba vivía en el mismo barrio entonces?
Sí. Todo esto se da en el barrio que considera que es de él. Encima tiene dos hermanos policías que también viven allí. Él se fue ahora, y los vecinos nos dicen que el barrio era de ellos: el barrio hacia lo que ellos decían y querían, ellos decidían quién se podía sentar en la esquina y quién no.
-¿Y desde que Villalba se fue como se encuentra el barrio?
No. Ahora lo que están haciendo sus hermanos es amenazar a los testigos. Nosotros hicimos una marcha como familiares junto a otros vecinos a su casa para que se vaya y salieron sus hermanos apuntando directamente con armas. Uno de ellos se acercó a mí y me dijo: “Ustedes van a morir como perros”; todo con la 9 milímetros gatillando contra nosotros. Inclusive otros policías que allí se encontraban intentaron sacarle el arma para evitar más conflicto y terminaron peleando entre ellos mismos. En ese momento nos quería matar a todos, no le importaba nada. Por eso, le hice una denuncia al hermano de Villalba por este hecho en particular. Y no fue demorado en ese momento, al contrario nos gritaba que iba a mirar los videos de nosotros y que, uno por uno, nos iba a matar. Una impunidad bárbara.
-En este recorrido y recopilación que fueron realizando en el barrio, ¿pudieron conocer si existen más denuncias?
Sí. Hay un chico que tiene dos tiros que también fueron emitidos por Villalba, uno en cada pierna. El vino a hablar con nosotros y nos comentó que también hizo la denuncia ya que el hecho fue de la misma manera injustificada: estaba sentado en la esquina del barrio “de él” y por eso lo levantó y, como si nada, le tiró dos tiros en las piernas. Muy similar a la historia de mi hermano.
– Seguramente en este accionar también deben criminalizar y estigmatizar a los pibes de los barrios para naturalizar esa impunidad con la que se manejan, ¿no es así?
Eso mismo. Por eso, son importantes los medios de comunicación porque se dijeron muchas versiones y mi hermano era un tipo muy bueno, que iba una hora antes al trabajo. Y eso lo dicen quienes eran sus mismos compañeros: trabajó casi dos años en ese frigorífico sin faltar… y justo lo estaban por poner en blanco. Sus compañeros están con nosotros, están atentos a la causa, nos ayudan cada vez que salimos a pegar carteles, se sacan fotos en solidaridad con la causa y pidiendo justicia por mi hermano, hasta realizaron una placa… Inclusive actualmente quieren hacer una placa para el barrio porque las y los vecinos consideran que hay que recordarlo a Germán de esa forma, ya que le tenían mucho aprecio por su forma de ser.