Por Melina Fit* / Foto por Juan Thomes
Señalizarán el lugar donde fusilaron a ocho presos en 1916. Tras un siglo de silencio oficial se realizará una investigación sobre los hechos. Además, se supo que las muertes están asentadas en las actas de defunción del Registro Civil pero con un mes de diferencia de la fecha de los asesinatos.
“Fue una represión ilegal por parte del Estado (…) Hubo una matanza en Aguada del Saino”, afirmó la subsecretaria de Derechos Humanos, Alicia Comelli, al ser consultada por lo sucedido hace cien años, en lo que hoy conocemos como paraje Zainuco, en la provincia de Neuquén. Las defunciones de los ocho presos fusilados a fines de mayo de 1916 están asentadas como tales en el archivo del Registro Civil provincial, pero con fecha del 20 de junio.
A fines de mayo de 1916 el comisario Adalberto Satub fusiló a ocho presos que se habían escapado de la incipiente U9. Sus cuerpos fueron enterrados en una fosa común en el lugar del asesinato. Lo que se conoce de los hechos es gracias al periodista Abel Chaneton. Los intentos de algunos mandatarios por investigar fueron silenciados. Cien años después el gobierno provincial parece que hará algo.
Por empezar Comelli reconoció que fue un crimen y que fue ilegal. En una entrevista que mantuvo con 8300 indicó que “los incidentes están probados como tales, que hubo ocho muertos, y las circunstancias nos plantean que hubo una matanza en Aguada del Saino”. “Es un hito, un hecho emblemático, una represión ilegal por parte del Estado”, agregó la nueva subsecretaria de Derechos Humanos.
Sus declaraciones cobran relevancia porque transcurrió un siglo de silencio, sin recordatorios, ni aniversarios conmemorados, ni repudios a un accionar policial abusivo. Cien años de una fosa común olvidada en el medio de la nada, a pocos kilómetros de Zapala, con apenas una cruz clavada y unas piedras marcando el terreno.
Otra novedad a la que pudo acceder 8300 es que las defunciones de José Cancino, Nicolás Ayacura Figueroa, Fructuoso Padín, José López, Antonio Stradelli, Tránsito Álvarez, Francisco Cerca y Desiderio Guzmán están asentadas en los libros del Registro Civil. Así lo confirmó el director del organismo, Santiago Núñez. “Están todos registrados. En el archivo está el duplicado, y el original está en el Registro de Aluminé”, explicó Nuñez. Según agregó el funcionario en las actas solo figura la fecha de muerte y no la causa. Los fusilamientos ocurrieron el 30 de mayo, o al menos ese día es el que quedó fijado en la historia reciente neuquina. Núñez indicó que la fecha que figura en el acta es del 20 de junio de 1916.
En tanto, Comelli adelantó que señalizarán el lugar donde están enterrados los restos y que lo harán en el mismo sentido que los “sitios de la memoria”. Para ello explicó que es necesario realizar un informe que de cuenta de los hechos. La subsecretaria indicó que trabajarán con la Facultad de Humanidades de la Universidad del Comahue, con el área de Memoria, Verdad y Justicia y con el Archivo Provincial. “La idea es poder tener un informe que nos sirva de soporte, también queremos garantizar la preservación del sitio”, destacó.
En paralelo desde la Universidad Nacional del Comahue y la de Río Negro se informó que están trabajando para señalizar el lugar y recordar a las víctimas.
Una historia de abuso policial
La organización “Zainuco”, que defiende los derechos humanos “en la calle y en la cárcel”, adoptó ese nombre en homenaje a los fusilados y a Abel Chaneton. Consideraron que esa matanza tiene estrecha relación con las violaciones a los derechos esenciales que sufren las personas privadas de su libertad en la actualidad. El abuso policial es el hilo conductor. Sin embargo, Comelli no opinó en el mismo sentido. “Son cosas distintas. Hay que recordar que en ese momento la U9 estaba recién en construcción. Esos hechos se dieron a cielo abierto, no es un acto de encierro, no fue un motín. No es una temática penitenciaria sino el abuso policial”, explicó.
Como reflejo de la interpretación de los hechos en 1963, en pleno gobierno dictatorial a través de un decreto se impuso el nombre de “Adalberto Staub” a la Escuela de Policías “en virtud del prestigio que había alcanzado quien se había desempeñado como Jefe de Policía del Territorio del Neuquén”. Comelli también reconoció que el nombre debería ser cambiado, pero por el momento no es parte del programa que impulsará para recordar a los presos fusilados en Zainuco.
Esta matanza fue una de las bases en las que se fundó la policía neuquina. El abuso de poder se mantiene intacto en el crimen todavía impune de Cristian Ibazeta, en la absolución de los efectivos acusados de cometer torturas, en los asesinatos policiales de los adolescentes Barian Hernández y Matías Casas.
*Periodista de la Cooperativa de Travajo para la Comunicación 8300 web