Por Darío Cavacini
Última entrega de “Poetas Internados, poesía libre”. Trabajo documental que surge de la pregunta acerca del valor que adquiere la poesía en contextos de encierro tales como los manicomios, donde la creatividad se confronta diariamente con el exceso de psicofármacos y la inspiración parece brotar como respuesta al abandono y la desidia propios de este tipo de lugares.
Cuando Francesco Pinaroli diseñó la primera estación de ferrocarril de la ciudad de La Plata, allá por 1887, nunca imaginó que varias décadas después esa joya arquitectónica sería la cuna de grandes artistas nacionales e internacionales. Transformado en el centro cultural Dardo Rocha ha albergado shows de Virus, Los redonditos de Ricota y hasta de la legendaria Cofradía de la Flor Solar. En ese mítico edificio de estilo ecléctico, Daniel Degol con tan sólo seis años de edad, comenzaría a recitar obras de autores célebres como Rubén Darío, Bécquer y Neruda. Acompañado por su madre, también poeta, rápidamente se convertiría en el centro de esos encuentros haciendo que los escritores presentes abandonaran sus cómodos asientos para aplaudirlo de pie cada vez que aparecía en escena.
Durante su adolescencia, en plena búsqueda por encontrarse y saber quien era, continuó recitando en diferentes cafés y bares de la ciudad de las diagonales donde descubriría la columna vertebral que sostendría toda su vida, Ser Poeta: “A los 14 años me crucé por azar con un celador de un instituto de menores en el que había estado que me dijo que mis compañeros me recordaban por lo bien que escribía. En ese momento me estaba cuestionando cual era mi misión en esta vida y escuché una voz interior que me dijo que tenía que escribir”. Esos primeros trabajos literarios se referían a su mundo más próximo y sus inquietudes personales. El amor, la religión y el humanismo eran los temas predilectos sobre los cuales comenzaba a desandar su vida como poeta.
Luego de ese descubrimiento interno llegarían épocas difíciles que lo colocarían al borde de un abismo creativo. Tres años en el hospital neuropsiquiátrico Alejandro Korn de La Plata lo harían sentir el asfixio y la desesperación que significaban no poder expresarse, su inspiración estaba completamente dormida, anestesiada, como si el manicomio hubiera extinguido su fuego interior: “Tenía muy reprimido el pensamiento, no sé si por lo horrible que era ese lugar o porque estaba muy sobremedicaron todo el tiempo pero nunca pude escribir”. A pesar de que haber estado internado modificó su visión del mundo y le hizo tomar conciencia de lo que significa haber sido un huésped del hospicio en relación a la imposibilidad comunicativa que generan por el exceso de psicofármacos y la soledad cotidiana, no se dejó vencer por el dolor y volvió a encender su llama poética.
Alineado con la idea de que la “locura” es poder ver más allá, este auténtico observador crítico de las sociedades modernas considera que esa experiencia es una causa esencial para la humanidad que les permite a determinadas personas percibir cosas que otros no pueden, tener emociones que pocos pueden captar y eso hace que la visión del mundo se amplíe. El tema fundamental, dice sin tapujos, es cómo hacer para que la locura no te vuelva loco: “Muchas de las cuestiones que acarrea una enfermedad mental tienen que ver con el reprimir, si no te dejas fluir con las cosas que te pasan, te sentís en un laberinto sin salida; pero cuando te podes expresar, ya sea pintando un cuadro, haciendo música o escribiendo un poema, te puede repercutir de muchas formas positivas”. Reciclarse a través del arte, desnudándose internamente ante un otro espectador, es el camino que ha elegido para expresar lo más vulnerable de él mismo. Esa sensación de libertad que experimenta con sus propias poesías lo mantiene en un inspirador estado de vigilia creativa.
En los últimos años ha escrito los libros “El cofre” (2009) e “Imperceptible latido” (2013) ambos producto de su acercamiento al dispositivo de pre alta “El cisne del arte”, destinado a personas externadas del Alejandro Korn, donde ha encontrado la contención necesaria para profundizar su poesía. Su interés artístico transita un camino expansivo hacia la realización de guiones, la docencia y la actuación; Sin embargo su mayor interés sigue estando puesto en la creación de su mundo literario ya que le da la posibilidad de plasmar lo que nos sucede colectivamente como sociedad, permitiéndole además generar mensajes que ayuden a otros a reflexionar sobre sí mismos: “Cuando escribo trato de no quedarme solo en la crítica, sino que intento pasar lo negativo a positivo, dando una cuota de esperanza para solucionar problemas”.
“Enigma” es la obra en la que está trabajando actualmente, con ese libro busca generar luz y esperanza para que la oscuridad y la hipocresía no se adueñen del mundo. Sin perder nunca la ilusión de generar cambios auténticos en su vida y con la certeza de arremeter siempre hacia adelante, sin bajar los brazos, busca transformarse en un faro para aquellos que han perdido el rumbo o nunca lo encontraron. Este nuevo libro, de tinte metafísico, está compuesto por siete pasos relacionados con el poder de la palabra, la comunión con Dios, el agradecimiento, la oración, el concretar, el compartir y la sabiduría. Cada uno de estos ítems estará acompañado por un poema suyo que busca enriquecer la mirada introspectiva de sus lectores. Para ello ha asumido con gran lucidez su lugar en el mundo: “El poeta debe expresar lo más vil y lo más noble del ser humano, ser la palabra que todos callan”. Con una vida atravesada por la poesía, su voz queda resonando como un eco interminable que pretende ayudar a escuchar “el imperceptible latido del corazón, guiando a los seres hacia la libertad, el amor, la fraternidad y el cambio de conciencia”.
La costilla – 10/06/2015 22:59
Una modelo usa pelo corto,
Un modelo los ojos se pinta,
Una mujer a otra mujer le hace el aborto,
Un hombre para hacer reír la cara se pinta.
Una cajera a una mujer le cobra,
Un asegurador a un hombre le asegura el auto,
Todos los hombres construyen una obra,
Todas las mujeres de un coro unidas en canto.
Sin embargo juntos procreamos, juntos odiamos y amamos.
Los hombres crearon, las mujeres recrearon.
Los hombres limitaron, las mujeres consolidaron.
Los hombres sembraron, las mujeres cosecharon.
Los hombres sumaron, las mujeres multiplicaron.
Los hombres lucharon, las mujeres consolaron.
Los hombres sustentaron, las mujeres solventaron.
Los hombres buscaron, las mujeres encontraron.
Hasta los órganos íntimos podemos donar que nos diferencian.
Si Dios tomo la costilla del hombre, es justamente porque protege abrazando al corazón.
En el edén la mujer fue tentada, pero el hombre por calentura no supo amarla.
Mis genes provienen de una mujer y un hombre,
Y aunque no tenga un nombre, Dios me valora el alma.
El hombre crucificó. La mujer lo desclavó.
Loca guerra – 19/05/2015 02:56
Yo puedo describirte la guerra… esa que en espíritu y mente se combate. Las voces son las granadas. La contención los tanques. Las inyecciones las balas. Y las pastillas el casco de almohada. Yo puedo contarte mi guerra que nace de la impotencia, cuando la puerta se cierra y se pierde la paciencia. Pareciera que luchara por mí. Pero no! Más bien por los caídos, que a sus ideales reprimidos, también tratados de idos, los quisieron callar. Por nuestros delirios no pudimos batallar, éramos como un rio donde solo se podía pescar vegetales que han de dopar. Imponiendo las ideas, como cual pecera, donde hacia ningún lugar se ha de nadar, y la baba es lo que hemos de callar y los puchos los sueños que se han de esfumar y el mate poción, elixir de compartir y de estar en acción. La comida nunca gusto, pero si un busto residencial, que para la mano venia justo haciéndonos mas demencial. Era una guerra de entes. Cuando uno se sentía el elegido lo aislaban para que no frecuente a los más “cuerdos” ¡matarlo! estaba en sus mentes, como endemoniados cerdos, o simples creyentes. Lo cierto es que cada uno tenía su propia jerarquía en combate, Unos con mayor tiempo en el tratamiento. Otros con conocimiento del terreno. Y otros inseguros y con distintos cuentos. Que se contaban en las noches antes que el sueño sorprenda y muchas veces sin derroche se sacaban las vendas. Guerra! Si, sin armas, solo la palabra reprimida. Las miradas disfrazadas, que ironía. Saber que no morí. Pero vivo la pos guerra. ¡Porque tú me ignoras la palabra!
He experimentado la traición, humillación, abandono, discriminación, blasfemia, injusticias, he sido ignorado, despreciado, he conocido la vileza, la pobreza del alma. Así y todo sigo erguido. Nunca perdí la calma. Me siento querido. Y amo al que tiene llagas en sus palmas.
Ya soy libre, porque de eso se trató. Ahora me encontré y estoy bien. Ya no me atan ni me ato. Y ya no intento volarme la sien.
Mis posesiones
Todo tiene su tiempo
sin importar las circunstancias,
todo cuerpo cambia
menos sus ansias.
Todo tiene su espacio
sin importar dimensiones,
todo puede ser reacio
menos sus pasiones.
Todo tiene un porqué
sin importar su precio
todo un para qué
menos sus aprecios.
Menos sus ansias,
menos sus pasiones,
menos sus aprecios…
que son mis posesiones.