Por Guillermo Nuñez
Diferentes organizaciones sociales, sindicatos y trabajadores y trabajadoras, se movilizaron desde diferentes puntos de la provincia de Jujuy hacia su capital pidiendo la libertad de los sindicalistas del SEOM.
“Realmente parecía que iban a atrapar a narcos y no a luchadores sociales, no a trabajadores” se quejaba Carlos “El Perro” Santillán en una de las tantas entrevistas que los medios le hicieron horas después que la policía se llevaran detenidos a tres dirigentes del Sindicato de Empleados Obreros Municipales de Jujuy (SEOM).
Las detenciones ocurrieron durante la fría madrugada del domingo 15 de mayo en la capital de la provincia de Jujuy. La policía preparó tres operativos casi simultáneos en los que participaron más de 20 efectivos en cada uno, cortaron las calles cercanas e irrumpieron con prepotencia en el domicilio particular en el que las familias descansaban. “Realmente parecía que estaban buscando narcos y no a trabajadores” decían los más cercanos que también remarcaban que en la familia de cada uno de los compañeros tienen hijos chicos que sufrieron un procedimiento infernal.
El ensañamiento que el gobierno provincial lleva adelante con las protestas sociales no es nuevo. Desde hace muchos años los dirigentes independientes vienen sufriendo una persecución judicial que pareciera ideada para quebrar el espíritu combativo de muchos trabajadores y trabajadoras municipales que no se resignan a las pésimas condiciones de trabajo que la administración radical mantiene para con los empleados de la capital Jujeña. Esta vez se trataba de un viejo reclamo muchas veces refrendado por las autoridades, pero que nunca terminaban de dar cumplimiento, entre ellos estaba la necesaria re-jerarquización para que los empleados más viejos puedan jubilarse en mejores condiciones y el corrimiento de los trabajadores precarizados quienes vienen trabajando por una miseria y en negro para el estado.
Luego de las asambleas que se realizan en los lugares de trabajo cada mañana, un nutrido grupo de trabajadores decidió el paro y la movilización ante el prolongado incumplimiento de las demandas laborales. Ya cuando llegaron, la municipalidad estaba sitiada por la policía que provocaba constantemente a las y los trabajadores que se encontraban en las primeras filas de la marcha. Luego se negaron a permitir el paso a la negociación a los encargados de prensa del sindicato y allí comenzaron los forcejeos y los insultos que sirvieron de excusa para judicializar a Alvaro Sandoval (prensa), Adrian Mirkin y Santiago Seilant de la comisión directiva del S.E.O.M. Fue en vano que los abogados, informados de las órdenes de detención por los medios de comunicación locales, presentaran a todos los miembros del sindicato “a derecho” para que puedan presentarse en caso de ser citados por la justicia. El allanamiento fue una clara intimidación hacia las y los luchadores.
El resultado de la organización
La respuesta de una masiva asamblea de trabajadores y trabajadoras fue el paro total de 48 hs y convocaron inmediatamente a una marcha provincial para pedir la inmediata libertad de las y los luchadores. Una Radio abierta ubicada al frente del lugar donde permanecían detenidos acompañó incansablemente cada jornada y por ella transitaron los testimonios de muchos compañeros y compañeras, entre los que se destacaron las esposas: “Nosotros que somos la familia de los compañeros que están detenidos queremos decirle a este Gobierno que no nos vamos a quedar callados, que no nos van a asustar y que los compañeros cuando salgan de estar detenidos, cuando salgan de la cárcel, van a salir con más fuerza para luchar”
Las adhesiones no se hicieron esperar, sindicatos y organizaciones en todo el país realizaron diferentes estrategias para denunciar esta situación. En Buenos Aires marcharon a la Casa de Jujuy y desde diferentes puntos de la provincia las y los trabajadores municipales comenzaron a organizarse para llegar a la capital con un contundente reclamo en contra de la criminalización de la protesta. Desde la quebrada, la puna, el ramal y los valles, cientos de municipales emprendieron una marcha a píe de varios días. A pesar de la fuerte campaña mediática que intentó demonizar a los detenidos, nada pudo doblegar la férrea voluntad de los obreros municipales que se movilizaban por las rutas provinciales con el objetivo de poder llegar a casa de gobierno y exigir al gobernador que termine con la injusta detención de los tres sindicalistas.
Hambre y frío fue el castigo impuesto por la jauría policial. En un calabozo de castigo estuvieron encarcelados varios días los luchadores detenidos hasta que la situación no pudo sostenerse más. Miles de compañeros movilizados en todo el país, los municipales marchando en toda la provincia y la enorme solidaridad de Organizaciones Sociales, de Derechos humanos y Sindicatos, lograron poner libertad a los que nunca debieron estar presos.