Por Marco Teruggi, desde Caracas. Las movilizaciones chavistas en Carcas se caracterizan por tres elementos principales: la alegría, la masividad y la tranquilidad. Este martes 23 de enero no fue la excepción.
A las 10 de la mañana las calles comenzaron a verse cubiertas de remeras rojas, gorras rojas, palabras rojas, una multitud que se ponía en marcha desde distintos puntos de la ciudad.
La marcha se dirigió lentamente hacia el barrio 23 de Enero, lugar que porta su nombre en homenaje a la misma fecha pero del año 1958, día en que el pueblo venezolano derrocó al dictador Pérez Giménez. Ese día es recordado como el inicio del proceso democrático en Venezuela, democracia que fue signada por el Pacto de Punto Fijo, una alianza entre los dos principales partidos políticos: Acción Democrática y Copei, dando inicio a la Cuarta República, época marcada por la extranjerización y venta de la soberanía política y económica a los Estados Unidos, la utilización de la renta petrolera para los intereses de la oligarquía y una represión constante.
Desde el año 1998, con el triunfo de Hugo Chávez, se inició la Quinta República bajo el proceso de cambio en marcha denominado Revolución Bolivariana, que a partir del 2006 tomó el horizonte del denominado Socialismo del Siglo XXI.
Han pasado 14 años desde esa victoria y el pueblo venezolano se ha mantenido en permanente proceso de movilización y organización, posibilitando así el avance, la defensa y la profundización del proceso de transformación en curso.
El 23 de enero de este año no fue la excepción, la Revolución Bolivariana demostró una vez más su vitalidad y fuerza, rasgos que en estos días responden a la expectativa ferviente del regreso de Hugo Chávez, quién está siendo curado en Cuba.
Caracas volvió entonces a ser roja, tan sólo a 13 días del pasado 10 enero, fecha en que se dio inicio -contra los intentos de desestabilización de la derecha venezolana e internacional- al nuevo mandato del gobierno chavista. Volvieron a ser las calles de la capital el escenario en el que el pueblo habló, escuchó y festejó mientras espera el retorno del Comandante.
La movilización recorrió diferentes avenidas principales de la ciudad, a su paso las paredes iban siendo recubiertas de las pintadas “Yo soy Chávez” y “Viviremos y venceremos”. Las calles fueron una verdadera, y ya clásica, “marea roja” con miles de personas de todas las edades cantando, tocando tambores, bailando, todo bajo un cielo recubierto de unas pocas nubes y un calor obstinado.
El cierre de la jornada sucedió a las 4 de la tarde frente a un escenario dónde habló Nicolás Maduro, el vicepresidente y hombre elegido por Hugo Chávez para sucederle cuando antes de ir hacia la operación en Cuba le habló por última vez al pueblo venezolano. Maduro se dirigió al horizonte rojo que alzaba banderas, pancartas, retratos del comandante, en un discurso interrumpido por aplausos, vuvuzelas, voces que al unísono repetían con los puños en alto: Nosotros somos Chávez.
La desconcentración se produjo lentamente, la marea roja poco a poco se disipó por los cerros de Caracas, subiendo hacia los diferentes barrios populares que rodean y protegen la Revolución Bolivariana.
Se dice en los diarios, esquinas y radios de Venezuela que el líder está por volver, se pronuncian incluso algunas posibles fechas. Lo cierto es que las transformaciones en marcha son ratificadas en las masivas movilizaciones que suceden permanentemente -al igual que las elecciones-, confirmando que el pueblo tiene memoria, sale por sus batallas y derrotas de otras épocas.
El presidente y comandante Hugo Chávez, que parece estar sanando, es el hombre clave de esta historia al igual que esas miles de voces rojas que avanzan en su empoderamiento popular, que no se detienen ante desestabilizaciones, amenazas y que no dudan nunca en inundar su espacio principal: las calles, con alegría, masividad y tranquilidad.