Por Carlos González*
El lunes 25 de abril, 15 obreros fueron despedidos de la planta de Tenaris-Siat de Valentín Alsina. Sin aviso, echaron a trabajadores con entre 10 y 30 años de servicio. El cronista, obrero de Siderar, relata los pormenores de aquel día y de la lucha que decidieron dar contra Techint para lograr la reincorporación.
El 25 de abril, todavía de madrugada, en el barrio obrero de Valentín Alsina, la mochila pesada de lunes era cargada por los trabajadores que se acercaban a la fábrica. Allí enseguida se presentía en el aire que algo andaba mal… Una escribana, con papeles en la mano y apostada en la puerta de Tenaris-Siat mostraba una lista con los 15 obreros que serían despedidos ese día. No había causa alguna, eran obreros con muchos años de antigüedad y muy calificados (todos tenían entre 11 y 32 años de servicio). Pero era evidente que esa lista era claramente una persecución gremial, porque muchos de esos 15 trabajadores habían sido delegados e integrantes de alguna Junta Interna, o por lo menos se habían candidateado para serlo.
Entonces, adentro de la fábrica una voz empezó a escucharse fuerte: “Si dejamos que los echen a ellos, después vienen por todos nosotros”; y la asamblea fue contundente: “¡Paro!”.
La delegación Lanús del Ministerio de Trabajo llamó rápidamente a una audiencia conciliatoria para el día martes. Los trabajadores, en solidaridad con sus pares de la zona, recibieron el calor compañero en aquella fría mañana. La comitiva a la que se sumaron de la UOM Avellaneda junto con delegados de la fábrica y un paro de la producción abrieron el camino para que se dictara la conciliación obligatoria, con todos los compañeros adentro y cumpliendo sus tareas habituales.
Fue un paso adelante. La unidad y la decisión se hicieron sentir. Pero los trabajadores despedidos, saben que no pueden bajar la guardia, que el triunfo es temporal. No se abrieron aún canales de negociación y estos metalúrgicos despedidos tampoco comprenden mucho porqué Techint –como uno de los holdings industriales monopólicos de nuestro país–, se comprometió con el gobierno nacional a no despedir personal durante los próximos noventa días cuando ya les cursaron telegramas de despido.
Pero sabemos que no es la primera vez que las promesas de esta gran patronal quedan en saco roto. Sobre todo cuando quieren utilizar a los trabajadores para peleas que les son completamente ajenas: el mismo lunes que se produjeron los despidos, uno de los gerentes de Tenaris Siderca (del mismo grupo Techint) grabó un video en la puerta de la Planta ubicada en Campana en el que argumentaba acerca de los diferentes problemas que enfrentara el grupo si no logran ser parte de los gasoductos de la Provincia de Córdoba, que son financiados por China y con la posibilidad concreta de que los tubos (que en el país son fabricados por Techint) sean traídos de aquel territorio.
El hilo por lo más delgado
Techint viene argumentando que los despidos son producto de la “caída de la actividad ligada a la falta de inversiones en la construcción de gasoductos”. Esto no es cierto: la planta de Siat-Tenaris-Techint de Valentín Alsina fabrica tubos para la industria gasífera, y soportó que durante muchos años los ritmos de producción variaran de acuerdo con los proyectos de obra pública. Incluso hubo períodos donde la baja en la producción fue acordada en planta, con suspensiones rotativas con el 85% del salario, que en los últimos 15 años evitaron despidos.
Pero lo paradójico es que en los últimos tiempos los niveles de producción fueron los mejores de la última década, ya que se terminaron de producir los caños con costura para la primera y segunda etapa del importante Gasoducto del NOA, y se preparaban (con instalación de nuevas líneas de producción) para encarar la tercera etapa del mismo.
Por eso estos despidos son, por un lado, un chantaje a intereses ajenos a los trabajadores; y por otro, una persecución sindical a compañeros que en estos largos años han mostrado estar siempre del lado de los trabajadores, luchando por el salario, las condiciones de trabajo y la libertad y democracia sindical. En tiempos donde las acciones del gobierno nacional parecen ser una excusa para despedir a quienes no les conviene tener en su planta, un sólo grito se escucha en las fábricas, calles y lugares de trabajo: “¡Todos adentro!”. Y en este caso, se hace concreto por los 15 obreros despedidos, que esperan su reincoporación.
*Obrero de Siderar, Haedo.