Por Camila Parodi @_parodicamila
La doctora en sociología y activista lésbico feminista, Jules Falquet se encuentra en la Argentina. Marcha propone un recorrido por sus teorías y experiencias compartidas a lo largo de sus días por el país.
Conocida por sus trabajos de sociología sobre movimientos sociales latinoamericanos y del Caribe la francesa Jules Falquet, se encuentra en la Argentina. Dedicando especial atención a los movimientos de mujeres y movimientos feministas a la hora de realizar investigaciones en el campo, desde su activismo lésbico feminista tiene importantes trabajos entre los que se destacan sus experiencias en El Salvador, Guatemala, como así también con el movimiento zapatista en México y el movimiento de los sin tierra en Brasil.
Desde hace dos semanas que organizaciones sociales y feministas de Argentina se encuentran recibiendo a la investigadora en sus territorios en el marco de una propuesta político pedagógica realizada por la Cátedra Libre Virginia Bolten desde la cual se le propuso un itinerario diverso donde conocer y compartir experiencias. Es así que, espacios de militancia, universidades y centros culturales han albergado a lo largo de estos días jornadas de debates y teorías que en cálidos ´idas y vueltas ´ con la intelectual, permitieron reflexionar sobre las prácticas cotidianas y concretas de intervención.
Falquet aún se encuentra en el país recorriendo y compartiendo su producción teórica, específicamente su trabajo sobre los efectos de lo que ella entiende como “globalización neoliberal” y las resistencias, luchas y alternativas creadas por las mujeres y el feminismo en contraposición a la misma. Sin embargo, a través de las distintas jornadas ya compartidas que propuso la Cátedra Libre Virginia Bolten en Tucumán, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Morón, Lanús, Florencio Varela y La Plata, algunas ideas podemos empezar a bosquejar.
Cuando le preguntamos cuál era su mirada sobre el movimiento feminista y de mujeres en la Argentina, luego de compartirle anécdotas y experiencias de formaciones, encuentros de mujeres, programas feministas de radio entre otros, nos contestó: “me llevo mucha emoción, estoy impresionada, nunca imaginé que iba a estar tan impactada por el grado de organización, de conciencia, de lucha, de cariño, entusiasmo de las compañeras de aquí. Estoy impresionada cada vez que voy a una nueva presentación”.
Si bien cada presentación tuvo su eje temático y su particularidad, algunos trasversales de su teoría se fueron hilando. En ese marco, desde Marcha traemos algunos aportes realizados por Jules Falquet en distintos intercambios compartidos particularmente en la jornada realizada el día sábado 30 de abril en la actividad propuesta en conjunto por la Cátedra Libre Virginia Bolten, el Foro de Mujeres del Encuentro de los Pueblos y el Espacio de Formación Feminista de la Escuela de los Derechos de los Pueblos Berta Cáceres en la Casona de Flores como así también la actividad realizada por el Espacio de Géneros del Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional y Cable a Tierra en Morón.
La nueva división sexual del trabajo: nosotras los servicios, ellos las armas
Luego del asesinato de Luana una mujer lesbiana afrodescendiente de Brasil hace dos semanas en Brasil, Jules comienza proponiendo la realización de un gesto de solidaridad para obtener justicia y acompañar a la familia. Es así que advirtió que no es casualidad su comienzo con esta historia que se presenta como particular ya que “nos lleva al meollo de cuestiones de trabajo” explicó Jules al referirse a la misma, porque “la acusan de ladrona y de haber pasado por la calle eso nos dice mucho del lugar de las mujeres pobres en las zonas periféricas, lesbianas, negras”.
En ese marco, entonces se propuso compartir sus últimos trabajos “nos trae directamente a la reorganización internacional del trabajo, a la que caracterizo con una nueva división los hombres en las armas y las mujeres en los servicios, hablamos de una nueva división sexual, colonial y de clase del trabajo” explicó.
Sin embargo, desde un feminismo materialista aclaró, antes de avanzar sin reconocer que somos sujetas históricas, por eso expresó “esta reflexión viene de muchas personas y grupos, de movimientos, en especial en último encuentro de feminismo del Abya Yala que se realizó en México pero que también ha acontecido en Colombia y Bolivia. Reflexionando más que nada en la corriente autónoma del continente sobre la vinculación del neoliberalismo, militarismo y violencia con la economía y el trabajo”.
Y continuó, “la globalización neoliberal, es la reorganización profunda del trabajo tanto productivo como reproductivo. La lógica neoliberal va a arrancando a la gente, liberándola en el mal sentido, en especial del mundo rural para asentar el extractivismo”, por eso, para la autora el hecho que “desde el año 2008 más de la mitad de la población mundial ya sea urbana da cuenta de la ´liberación´ de mano de obra”.
Pero para Falquet no se trata simplemente con la urbanización del trabajo ya que “también con todos los despidos del servicio público, y la intención de disminuir el Estado como ajuste estructural también ha causado estragos y ha ´liberado´ mano de obra, mayormente femenina que provoca una movilidad de las mujeres y una necesidad de recurrir a recursos económicos de cualquier forma”. Entonces compartió su último trabajo de investigación, “esto reduce a las mujeres al ámbito de lo que llamo ´servicios´ que ahora también nos toca venderlos en el mercado laboral, ya no sólo en el familiar. Entiendo que este ámbito implica al trabajo del cuidado, al trabajo de limpieza, el trabajo sexual más allá de todos los debates que hay en relación a la prostitución como intercambio monetario, el alquiler de úteros”.
Si bien para la autora esta temática que a la vez da cuenta de una problemática, se ha “visualizado y estudiado relativamente desde la academia en distintas teorías, pero lo que para mí hace falta es ampliarlo y entenderlo dialécticamente a las modificaciones en el trabajo de los varones”. Entonces amplió, “a la par que se reorganiza el trabajo para las mujeres sin privilegios de clase o raza, mi lectura es que se desarrolla en el ámbito de los hombres -también que no tienen privilegio de clase o raza- casi como única posibilidad empuñar un arma de diferentes maneras. Ejército, policía, grupos de seguridad, volverse mercenario, celadores de cárcel, grupos delincuentes, bandas narcos, grupos llamados terroristas, de cualquier manera es la vía de acceso a recurso para los hombres, y eso lo favorecen los Estados y grupos privados, es una continuidad de hombres armados”.
Sin embargo, desde una perspectiva feminista no podemos entender la opresión sólo en el ámbito de lo público, necesariamente si hay un cambio en el mismo lo habrá en el privado por eso explicó que, “a medida que esto se va formalizando, la violencia se va ampliando y legitimando mientras que, a la par los Estados van abandonando y permitiendo el control por parte de estos hombres armados. A su vez, de esta forma el Estado ´subcontrata´ la violencia por parte de los hombres, que son padres, maridos, hijos, hermanos en agresiones individuales, eso lo reflexiono a partir de los asesinatos en Ciudad Juárez específicamente. Un objetivo concreto para atemorizar a las mujeres pero no sólo desde una intención misógina, sino también a las mujeres como mano de obra porque las mujeres asesinadas en Juárez son las trabajadoras de las maquilas, las empobrecidas, las migrantes que sostienen el crecimiento de la economía a costa de su vida. Los hombres en armas van creando la oferta de mano de obra”.
En esa línea, ante la situación planteada otro concepto de sus reflexiones se hizo necesario plantear, “se trata de una política que tiene la necesidad de la circulación y movilidad de servicios de las mujeres subalternas migrantes, pero a la vez se trata de una política que restringe y limita a las migrantes impidiendo su movilidad. De esta forma se nos obliga y restringe al mismo tiempo la circulación en el mundo laboral, a esto he llamado la ´heterocirculación de las mujeres´, ya que lo único que nos permiten para nuestra movilidad es que se realice con nuestro marido, no podemos circular solas y si lo hacemos implica otra serie de violencias y controles”.
Sin embargo, luego de su planteo una aclaración se hace necesaria de realizar, “podría parecer a simple lectura que digo que las mujeres son las víctimas de este sistema neoliberal, pero no -advierte- es así lo que quiero decir es que las mujeres somos la mano de obra central, somos las gallinas de los huevos de oro aunque no sea el mejor ejemplo. Ya que es sobre nuestro trabajo sea productivo o reproductivo, de servicios, bien pagado o formalizado que se perpetúa para el devenir del neoliberalismo. Entonces, las luchas que llevamos y llevemos a cabo en torno a eso son centrales también”.