Por Redacción Marcha / Arte por Repo
Se realizó la Marcha de las Mujeres Originarias por el Buen Vivir en una mística que no es color sino demanda política y social de respeto y restitución de derechos en un país indiscutiblemente monocultural. Marchamos “para decirle al país y al mundo cómo y porqué nos matan”, sostuvieron.
“Nos parece bien que se están restituyendo restos de nuestros antepasados, pero sería una verdadera reparación histórica que se restituyan nuestros territorios”, dijo Moira Millán, referente Mapuche en relación a las reivindicaciones principales de la Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, que se realizó ayer, 21 de abril, por las calles de la ciudad de Buenos Aires con la presencia de integrantes de naciones originarias, de movimientos sociales, partidos políticos y personalidades de Derechos Humanos como Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Adolfo Pérez Esquivel.
“Queremos la derogación del Código Minero, que es herencia del gobierno de (Carlos) Menem y ningún gobierno, por progresista que se definiera, lo eliminó”, sostuvo Millán. Las mujeres de las naciones originarias, invisibles entre lxs invisibilizadoxs, exigieron además se declare la emergencia hídrica en los territorios afectados por el extractivismo, “hay territorios donde la gente se muere porque no hay una gota de agua, porque la soja se la ha sustraído toda y sabemos que técnica y económicamente el estado tiene la posibilidad de solucionarlo”, relató Millán en diálogo con “De mañana es mejor”, por Radionauta FM.
Las 36 naciones originarias que se manifestaron ayer por las calles de la ciudad de Buenos Aires exigieron la derogación del Código minero, la prohibición absoluta de la actividad minera, la urgente solución a la crisis hídrica a consecuencia de la sojización, explotación minera, deforestación y fracking de las megaempresas y la restitución de los espacios sagrados. “Nos parece bien que se estén restituyendo los huesitos de nuestros antepasados, pero sería una verdadera reparación histórica que se restituyeran nuestros territorios, y fundamentalmente aquellos que van estructurando nuestra espiritualidad”, afirmó Moira Millán.
La referente originaria planteó que todas las mujeres que vienen a Buenos Aires a integrarse a la movilización tienen en común que son ellas y sus comunidades víctimas del extractivismo y del cambio climático, ambos resultado del capitalismo voraz y salvaje que tiene consecuencias en la cotidianeidad. Además sufren distintas formas de opresión, desprecio y avasallamiento. Y mencionó como ejemplo a las originarias de Misiones, en lucha contra la empresa Alto Paraná, y as las comunidades Wichis que están disputando con Franco Macri quien avanza con un proyecto sojero sobre 60 mil hectáreas de monte Wichi. “Las comunidades y sus mujeres están resistiendo, poniendo el cuerpo a las topadoras, todas estas mujeres valientes y anónimas heroínas silenciadas estarán acá para contar su lucha”, sostuvo Millán.
“Sin nosotras no hay país”
“La lista de mujeres indígenas asesinadas, contaminadas en territorios en conflictos con empresas multinacionales y latifundistas empresariales va en aumento pero no figuran en el listado de denuncia de ninguna organización”, decía el texto de la convocatoria a marchar por las Mujeres, por la Tierra, por la Pacha, por el Buen Vivir para todas y todos.
La Movilización partió desde el monumento al genocida Roca, a pasos de la Plaza de Mayo, “¿qué pasaría si en Argentina los pueblos organizados pusiéramos casinos o cualquier actividad económica en sinagogas e iglesias? Todo el tiempo sufrimos cómo nos saquen los territorios, entran en nuestros espacios sagrados, no podemos hacer nada, nos avasallan”, afirmó Millán.
Y a tono de denuncia afirmaron que las familias oligarcas de nuestro país, que tantas veces y bien fueron expuestas por Osvaldo Bayer en su documental “Awka Liwen”, siguen saqueando territorios, “los Anchorena con el cerro Uritorco, que está privatizado y te cobran entrada para ir, los pueblos originarios no pueden pasar. Lo estamos dejando pasar como si fuera verdad. Porque lo sagrado para este estado es la propiedad privada, entonces esas lógicas contrapuestas complica que las comunidades originarias podamos convivir con un Estado así”.
Articular el Buen Vivir
“Somos una fuerza creciente e instituyente, y tenemos en nuestras manos la posibilidad de unir a todos los pueblos tras un solo objetivo refundar el país, desde la reciprocidad entre los pueblos y para con la naturaleza”, decía la convocatoria. Y al respecto reflexionaba Millán, “hay un despertar, un interés de distintos sectores por esta lucha, de empezar a recoger la agenda indígena. No entienden mucho pero hay una predisposición”, en el sentido de cuán importante es articular las luchas desde los diferentes sectores sociales y políticos en derredor a demandas que han sido históricamente relegadas.
“Lo que está pasando en Tierra del Fuego es interesante porque se están uniendo todos los trabajadores contra este paquete de leyes, trabajar con ellos que es el buen vivir en el ámbito laboral. Como planteamos la reciprocidad entre los pueblos y la tierra. Cómo es en un espacio laboral donde siempre ha habido una patronal que explota, y donde los trabajadores tienen que llevar adelante trabajos que tienen que ver con la destrucción de la mapu, de la tierra”, observó.
La marcha contó con el acompañamiento de distintos sectores de trabajadorxs, “el buen vivir nos atraviesa a todos y todas, plantea una esperanza, un nuevo paradigma para este país”. Y no se olvidó de las situaciones particulares, “Hay hermanas presas por no hablar castellano”.
No es la primera vez que se realiza en Buenos Aires esta llamada, a marchar por y junto a las Mujeres Originarias por el Buen Vivir, el año pasado la convocatoria se propuso visibilizar una serie de propuestas reflejadas en un Ante Proyecto de Ley, previa creación de un Consejo de Mujeres Originarias por el Buen Vivir, que fue entregado a las y los integrantes del poder legislativo.
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