Por Laura Salomé Canteros – @laurasalome
Julieta Petracca se animó a romper con la cadena de violencias al igual que tantas otras. Su denuncia no fue sólo contra los abusos de un varón reconocido, empoderado y violento, Dante Palma, sino también contra los silencios, las complicidades y la responsabilidad de las instituciones sobre una problemática social y por lo tanto política: la violencia de género dentro de las relaciones personales.
“Poder escribir lo que me pasó me llevó algunas semanas. Ahora releo mi primera publicación y me doy cuenta que todavía entonces intentaba justificar ciertas cosas”, decía Julieta Petracca al preguntarle cuánto le llevó poner en palabras las violencias que la oprimían y no la dejaban (ser) libre. “Decía que había sido un gran gesto que me haya conseguido un trabajo cuando en realidad lo usaba como una herramienta para manipularme y que no había sufrido violencia física siendo que, sexualmente, siempre era agresivo conmigo. Después de dos meses sin verlo, todavía creo que no soy capaz de escribir absolutamente todo lo que me pasó”, relató.
De quien habla es Dante Palma, filósofo y profesor de las Universidades de Buenos Aires y San Martín. Integrante del panel de uno de los programas políticos de televisión preferidos por el paradigma de la comunicación kirchnerista, 678. La denuncia de Julieta, de 21 años, fue realizada el 21 de febrero, lo acusa de ejercer violencia sexual, psicológica y simbólica sobre ella. Dos días después se sumó otro testimonio, también de una ex pareja de Palma, quien sobre la denuncia pública de Julieta dijo: “como un espejo, ella me devuelve la imagen de lo que fui y de lo que viví“.
Mucho se ha avanzado producto de la incidencia de las feministas en todos los ámbitos para que hoy se ponga en duda la palabra de una víctima de violencias. Pero en esta historia, por momentos, la responsabilidad social en prevenir, sancionar y erradicar el sistema socio- cultural y político que avala el machismo, la asimetría de poderes y las violencias por razón de género fueron puestas al costado para analizar a la víctima o sus potenciales “porqués de la denuncia”.
Avanzar en la liberación desde todos los ámbitos
¿Hay victimarios más o menos violentos?, ¿acaso no nos cansamos de decir que la violencia no es sólo el femicidio o el golpe?, ¿o la derecha en el gobierno nos obligará también a retroceder en cuanto avanzamos en sensibilización social?
La semana pasada la Universidad de Buenos Aires (UBA) avanzó en el proceso de sumario sobre Dante Palma a partir de denuncias de estudiantes del Ciclo Básico Común (CBC) y lo mismo hizo la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) a través de su Programa contra la Violencia de Género, que solicitó la “eventual constitución de un Tribunal Académico” que investigue “la situación (…) sobre la que dieron cuenta numerosas publicaciones en los medios”. ¿En los medios?
Desde el ámbito judicial en los primeros días de abril y a partir de la denuncia de Julieta Petracca ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema (donde en primer momento no le quisieron tomar la denuncia, al igual que en la línea 137), rige la prohibición de acercamiento y contacto (personal, telefónico o vía mail) para Dante Palma.
Analizar las implicancias de este “caso testigo” y observar cómo se resuelve es relevante. No solo para Julieta y las otras denunciantes, que no deben ser revictimizadas a través de la deslegitimación de sus palabras, sino también porque el empoderamiento que otorgan los puestos de decisión, de referencia en la opinión pública y/o dirigenciales en organizaciones sociales y políticas ocasionalmente es utilizado por los violentos para encubrir sus maniobras y violencias.
“Milito en la Comuna 10 y cuento con el apoyo de la comunera”, relató Julieta, integrante de La Cámpora en diálogo con Marcha, “los compañeros y las compañeras que me conocen se pusieron a disposición y me brindaron apoyo. Recibí mensajes de algunos dirigentes kirchneristas que me felicitaron, pero ninguno se pronuncia públicamente al respecto”.
“Vivimos en una sociedad que tiene muy naturalizada la violencia y, como consecuencia, se cuestiona a las víctimas en vez de a los victimarios. Cuesta romper con esa lógica patriarcal”, reflexionó, “en mi caso, la desconfianza es mayor porque al ver a Dante Palma en la TV, escucharlo en la radio y leer sus libros, generan una especie de lazo con él y creen, equivocadamente, que lo conocen, sin darse cuenta de que la violencia se da en la intimidad”, es “muy peligrosa la impunidad que tienen aquellos con cierto poder y reconocimiento, son casi intocables”.
“Siempre fue conocido por perseguir pendejas”
Puede parecer trivial la repetición, pero no deja de estar vigente la definición; “se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”.
La Ley 26.485 otorga contexto, es una lucha de las feministas dentro de las instituciones para legitimar la voz de las de abajo, de las víctimas –invisibilizadas y acalladas- y apoderarse para empoderar desde y hacia los movimientos sociales y las agrupaciones todas. Si bien no impone sanciones a los violentos, es letra para decir que también es violencia el poder del macho sobre las mujeres en las relaciones interpersonales. Y es por eso que los feminismos sostienen una y otra vez y las veces que sea necesario que “lo personal es político”.
La discriminación en los espacios político- partidarios, las desigualdades sociales y las relaciones personales asimétricas van de la mano con la violencia machista, si, la misma que “se lleva la vida de una mujer en nuestro país cada 30 horas”.
Uno de los aspectos más llamativos en derredor a la denuncia que realizó Julieta Petracca contra los abusos de poder de Dante Palma es la catarata de testimonios que le siguieron. En éstos se puede leer que muchas personas fueron testigos activas y cómplices involuntarias del accionar sistemático de este varón empoderado y violento.
“Dante Palma, egresado de Filosofía, ex panelista de 678. El tipo siempre fue conocido por ´perseguir pendejas´ al punto de hostigarlas”, dice Julieta Mass vía Facebook, quien de forma solidaria eligió no callar más lo que los pasillos de las facultades parecían ocultar, “todo esto, en el marco de la clase del CBC, en horario de clase, siendo el profesor”, relató.
“Siempre fue un ser despreciable, con una grado de misoginia y agresividad muy alto”, dice Natalia de Lima sumando a la denuncia de Julieta también vía Facebook, “jamás comprendí su entrada a 678 sabiéndose desde antes que solía acosar a más de una piba de Puán”, afirma.
“Salí con una compañera a la que Dante Palma intentó levantarse en el CBC y ante la negativa de que pase algo más que un café, la maltrató mal”, dice un testimonio anónimo pero sensible. Ramiro Maxes, también desde Facebook agrega, “siempre me sorprendió que pese a que los denunciásemos y comentáramos en los ámbitos académicos, nunca había tomado una dimensión pública/ política”.
¿La plaza pública (hoy) son las redes sociales?
“En los últimos tiempos no creo haber sido más dominante (salvo cuando te violo)”, dicen palabras de un explícito Dante Palma en un mensaje privado que Julieta Petracca decidió publicar en su muro. Por esto aun no habría sido citado por el poder judicial.
“Si alguna pasó por lo que pasé yo, no lo permitan, no lo justifiquen, no lo repriman”, dice Julieta en otro de sus posts en Facebook. Ella decidió con valentía que la denuncia debía hacerla a través de las redes sociales, la plaza pública posmoderna. ¿Qué dirías a otras chicas que sufrieron o sufren violencias en sus relaciones?, pregunté. “Fortalecer nuestro amor propio”, respondió, “en estas relaciones nuestra autoestima se ve muy afectada, por ello se genera tanta dependencia hacia nuestras parejas”. Estas son las violencias cotidianas, pensé.
Julieta cuenta con el apoyo y el acompañamiento de su familia, amigas y de otra de las ex de Dante Palma, como para desterrar esto de la “competencia entre mujeres”. En su denuncia y visibilización de la situación dice que gracias al apoyo de agrupaciones de mujeres, feministas y estudiantiles de todos los sectores políticos (sin excepción) se logró la apertura del sumario a Dante Palma en la UBA, una de los claustros donde es profesor. Hoy además se realizará una movilización en la UNSAM para exigir su destitución a partir de denuncias de estudiantes.
Contó que se decidió en “militar en espacios feministas” para “entender mejor lo que me pasó y a prevenir que a otras les pase lo mismo”. Avanzar en comprender que cuando una mujer denuncia está reviviendo cada una de las situaciones en que un violento la sometió, es dar gigantes pasos para la sanción y la reparación de las opresiones. Entender que la violencia contra las mujeres, aun la invisible, nos debe ser intolerable como sociedad es caminar hacia la liberación de todas.