Por Leandro Frígoli y Andrés Rodolfo Medina
Segunda parte de la entrevista al pensador popular César González. La cárcel, la muerte, la filosofía, la juventud y el amor.
-¿Qué pensás sobre la cárcel?
Cuando uno está preso, dejas la vida ya que fue la experiencia más dura que tuve que pasar, estás como muerto, pero termina siendo a veces hasta que peor que muerto, porque en todo caso la muerte viste, ya está. Con la muerte no sé si alcanzas la paz, pero se termina, este mundo se termina, si hay otro o no, no lo sabemos pero este quedó ahí, supuestamente no hay dolor ni agonía. En cambio en la cárcel es como una muerte pero que no termina de realizarse entonces te mantienes en una transición de oscuridad, muchos se acostumbran, hasta uno se termina acostumbrando. Este análisis lo puedo hacer a la distancia y me pregunto: ¿Qué lugar terrible creamos?
-¿Qué reflexión construiste sobre la pena de muerte o el sistema penitenciario norteamericano?
La cantidad de crecimiento de presos que ha tenido Estados Unidos en los últimos años se debe a que las cárceles son privadas, son gestionadas por empresas, es decir, los obligan a trabajar a los presos y ni siquiera les pagan. En torno a la cárcel hay un mercado, por eso creció exponencialmente, se cuadriplicó en los últimos 30 años la población carcelaria de Estados Unidos. Y la gran mayoría son negros y latinos. Sobre este caso, recomiendo al sociólogo francés, Loic Wacquant, que manifestó necesario reconciliar al intelectual con el pueblo, con la realidad. Basta de que el intelectual no puede mezclarse con la calle.
-En función de esta data ¿Te considerás comunicador popular?
La verdad que para todo lo que hago me parece como medio escaso lo de comunicador. Un comunicador transmite, pasa un mensaje que ya fue construido, y en lo que refiere a mí, construyo un mensaje, me considero un artista, porque escribo poesía y hago películas, me defino como un creador del verbo crear, que es muy distinto a comunicar. En todo caso me considero un pensador popular porque me interesa la creación y el pensamiento, pero siempre con la humildad, con la mochila de popular, y el auto catalogarse yo no lo quiero hacer y prefiero que la gente saque sus propias conclusiones.
He leído el libro “¿Qué es la filosofía?”, de Gilles Deleuze, un filósofo francés que rechazó lo de comunicación, porque él dice que a la filosofía se la suele confundir con la reflexión (no es solo reflexión), con la comunicación, con el discurso y no es ninguna de las tres cosas. Coincido este criterio, me siento cómodo y define mi arte.
-En relación a lo anterior, ¿qué significa para vos la filosofía?
En primer lugar, al sistema capitalista le molesta tanto la filosofía, los filósofos, y la historia de la filosofía, y por eso son muy pocas las universidades que tienen filosofía, por qué siempre hay resistencia. Porque ha traído grandes verdades y revelaciones proféticas. Por ejemplo, hizo pronósticos futuros, antes que nos demos cuenta en el presente, existen un montón de pensadores, Michel Foucault, George Orwell, Aldous Huxley que sus libros se escribieron hace 70 u 80 años, que en ese momento eran considerados de ciencia ficción y hoy son nuestra realidad cotidiana, el control social, el nivel de capitalismo y de desigualdad, el marketing, pero sobretodo, como la publicidad está dirigida directamente al sector psicológico de cada individuo. Y bueno, eso también es la tarea de la filosofía.
Hay un mito que viene de Egipto Antiguo (3000 a.C) como que los jóvenes están todo el día borrachos, perdiendo el tiempo, y no son capaces de construir nada ¿Crees que la juventud está perdida? “La juventud está perdida…” debe ser una de las frases más antiguas de la humanidad.
Y la verdad que en Argentina tenemos a lo largo de nuestra reciente historia generaciones de jóvenes que fueron brillantes. Los que forjaron la Revolución de Mayo, por decir, Moreno, Belgrano y San Martín. También había gran parte de la juventud, en la época de los 18 años de proscripción. La misma juventud radical que hizo la reforma universitaria y se propagó por toda Sudamérica. Si mal no recuerdo, Alem, cuando se suicida, era muy joven. Los que vieron nacer al Peronismo en el 45, que fue constituido por anarco-peronismo. La mayoría de los anarquistas confluyeron con el 17 de octubre de 1945 que fue una de las expresiones más poéticas que se visualiza en esa foto gloriosa de los obreros con las patas en la fuente. Así que siempre tuvimos una juventud comprometida. La mayoría de los desaparecidos eran personas muy jóvenes, estudiantes, obreros, militantes, entre otros. Para mí ha sido una gran inspiración porque hasta cierta edad yo no sabía qué había pasado realmente en la dictadura, es una de las cosas que le debemos a esta época. Del 2003 en adelante, o del 2001 en adelante. Antes nadie cuestionaba la dictadura y hasta cierto año no se hablaba del tema. Estuvo casi de terminar sumergido en el olvido.
Como ha sucedido en un montón de países, por ejemplo, España que tuvo cinco veces más desaparecidos, que están aceptados, 180.000 desaparecidos de toda la etapa franquista, y no hay uno solo juzgado por eso, es decir, no pasó nada. Ni se habla en las escuelas en España.
En cambio, en Argentina, agradezcamos que un gobierno no quiso olvidar, y proclamó “Nunca Más” porque estamos hablando de ¿Cuarenta años?, no es nada en la historia. Así que, lo que a mí me inspiró mucho saber que en los setenta, o en todas las épocas que mencionaba recién, los jóvenes se involucraron con su tiempo, y justamente es verdad, es verdad que el mercado apunta mucho hacia la juventud, el mercado capitalista más voraz, más feroz, el de la publicidad, obviamente que apunta a una juventud vaciada, con una música vacía, con letras vacías, y la juventud consume a gran escala. La juventud no está perdida pero tampoco digo que todos los jóvenes están despiertos. Pero sí que cuando uno es joven la sensibilidad está más despierta. La juventud es la etapa de la frescura, donde la moral no importa, donde las reglas no importan. Y después uno se va enfriando. Pero esa juventud de los 70 especialmente en la Argentina para mí fue inspiradora, es decir, me significó interpelarme en que también puedo, debo, quiero involucrarme con mi tiempo.
El poeta cubano Nicolás Guillén decía que hay que ser lo suficientemente impuro para conocer la pureza…
Lo de la impureza es muy interesante. Porque creo que se trata justamente de toda la impureza que nos rodea poder inventar una pureza. En esto me estoy sosteniendo en Alain Badiou que habla sobre la impureza y la pureza en el arte. Y el cine justamente siempre es una impureza. Es el arte más impuro porque es el que estás más condicionado por lo material, entonces, lo material en el sentido económico es una impureza, nada tiene que ver con la pureza. También ocurre con la poesía.
De toda esa impureza que nos rodea, que nos asfixia, ¿cómo sacar aire puro? ¿Cómo sacar algo de pureza? Y siempre es una posibilidad y una certeza que eso se puede conseguir, de toda esa imaginería, de toda esas imágenes de impureza justamente que nos rodea, por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, donde estás ametrallado de imágenes de completa impureza y te deja en un estado de trance que uno está ahí pero no está siendo consciente porque esa imaginería es tan gigante, tan potente, tiene tantos amigos, que ¿cómo te das cuenta? Pese a todo sobrevive, eso es lo más impresionante. ¿Cómo sobrevive, a pesar de bombas nucleares, de holocaustos, de dictaduras, de desaparecidos, de cárceles que rebalsan de pobres, de inmigrantes que se mueren en el mar? ¿Cómo y qué es lo que sobrevive? Es el amor que sigue apareciendo a pesar de tanta oscuridad, de tanto absurdo. Y creo en un poema que lo vivo citando: “El amor es algo que sucede a pesar del humano mismo”. A pesar del hombre mismo el amor sucede, es algo más allá del hombre.
-El amor más allá del hombre. ¿De dónde viene el amor entonces?
Del mismo hombre. Este amor es en términos humanos. Es lo inmanente a la existencia, paralela a la existencia, al odio, en medio de un panorama mundial de odio el amor sigue siendo una necesidad. Es más, lo necesita hasta la persona que aparentemente parece más de porquería. Hasta ese lo necesita. Hasta el egoísta. Hasta el empresario, hasta el que sabe que simultáneamente está destruyendo al mundo. Ese también no podría sobrevivir. Yo lo resumo bien en una frase. “Hacer un milagro sin la ayuda de ningún Dios”. Creo que los milagros los puede realizar uno.
-Para finalizar, cito a la también poetisa cubana Dulce María Loynaz: “Amar es comprender, pero lo que es más que comprender es resucitar”. ¿Coincidís con la cita?
Lo de la resucitación me parece muy interesante porque ¿qué se resucita? Se resucita algo que existió o que está ahí. Exactamente, uno no es que está inventando algo. Lo está resucitando o lo está manteniendo. El ejemplo del fuego que utilizo en un poema representa la virtud suprema del hombre y fue el primer milagro.