Por Redacción Marcha / Foto Gustavo Pantano
Luego de más de 120 días de silencio, la ex presidenta Cristina Fernández habló frente a miles de militantes en las puertas de Comodoro Py, en Retiro, donde presentó un escrito por la causa “Dólar Futuro”.
Durante los cuatro meses en los que el kirchnerismo dejó de ser gobierno, navegó por un camino que demostraba su acefalía o su casi nula capacidad de reacción. Más allá de algunas respuestas inorgánicas en parques de la Ciudad de Buenos Aires, con charlas de algunos dirigentes o recitales de artistas afines, no fueron protagonistas fuertes –si consideramos la Plaza que despidió a Cristina Fernández de Kirchner en diciembre– en las tímidas (y posibles) respuestas a los arrebatos macristas.
Por un lado, Cambiemos pudo avanzar, sin demasiada resistencia, con una batería casi inimaginable de medidas antipopulares: llámese despidos masivos, aumentos abruptos de tarifas o incremento en los transportes. Pero por otro, el kirchnerismo sufrió fracturas internas, traiciones y oportunismos. Para coronar estas situaciones, la resolución del pago a los fondos buitres contó con una inmensa cantidad de votos de quienes conformaron el Frente Para la Victoria (FpV), tanto en diputados como en senadores.
Por eso, esa acefalía de la que hablábamos antes pareció romperse por un momento. Cristina Fernández llegó a Comodoro Py para declarar en una causa por corrupción y terminó teniendo la oportunidad de hablarles a sus seguidoras y seguidores. Pero si bien los cánticos de “vamos a volver” prevalecieron y son la idea que se expresa desde hace cuatro meses; las miles de personas que hoy se convocaron no están teniendo una participación masiva en las calles en resistencia a las políticas macristas; y en las instituciones gran parte de las y los representantes electos en las listas del FpV ya cambiaron de bando.
… que lo mira por tevé
Así como los medios estatales y hegemónicos tuvieron una feroz disputa durante (y sobre todo) gran parte del gobierno de los K, hoy parecen tomar la mayoría el mismo rumbo: más allá de alguna presión al gobierno con los niveles de pobreza crecientes, los medios desviaron la atención de un presidente acusado por tener cuentas offshore en el exterior e intentaron ocultar el escándalo de los Panama Papers con la captura de Lázaro Báez y poniendo el eje en la corrupción K. Por eso, y dispuesta a devolver favores, en su alocución la ex presidenta supo sintetizar: “Los que querían llevarnos al mundo nos han llevado: estamos en todas las tapas de los medios internacionales, menos en los de Argentina. Aquí, una vez más, los medios de comunicación también ocultaron los desmanes e intentan tapar el sol con las manos”. “Los que estaban buscando la ruta del dinero K se encontraron con la ruta del dinero M”, agregó.
El ex juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni había advertido: “Hay un sector de la justicia que está ebrio del poder”. Cuando la deriva parecía corroer a la inmensa masa kirchnerista, las paradojas estuvieron a la orden del dia. En un capricho del Juez Claudio Bonadío y del Poder Judicial, en un intento de amedrentamiento y revanchismo, la ex presidenta fue citada a declarar por la causa de la venta de dólar futuro. “No les tengo miedo, afrontaré este proceso y cualquier otro que quieran fabricarme”, respondió CFK. Y para tapar corrupciones propias, apuntaron a las ajenas, sin recordar el poder de oratoria de la ex presidenta (algo que, a claras luces, le falta al Presidente actual como a todo su gabinete) y cómo retoma el poder de convocatoria la posibilidad de cercenarle libertades.
El tiro salió por la culata y la reaparición de Cristina Fernández es un punto de inflexión en la política argentina. En una hora y 12 minuto de discurso, la dirigente política no olvidó ningún detalle, ni escatimó en propuestas; incluso llamó a conformar un “gran Frente Ciudadano” (convocando a la unidad y al olvido de afrentas y divisiones) y arengó: “Cuando los dirigentes no respondan por ustedes tomen la bandera y marchen adelante”.
“Seamos capaces de conformar un nuevo frente ciudadano”
Apenas pasadas las 11, Cristina Fernández de Kirchner se dirigió a miles de militantes que se movilizaron desde todo el país y que la acompañaron desde su llegada a Aeroparque y en vigilia la noche anterior frente a su departamento de Recoleta. No perdonó ni se olvidó de nadie: le “pegó” al sector judicial, al macrismo y a sindicalistas por igual.
Sin embargo, en su discurso no estuvieron presentes las mujeres. En el inicio de su carrera electoral rumbo a 2019 –que paradojalmente llegó de la mano de la citación del “partido judicial”– la ex mandataria se centró en el carácter nacional y eligió mencionar a “las clases medias, los pequeños productores y los trabajadores” (en ese orden) como los más afectados de las decisiones de los 120 días del macrismo en el poder ejecutivo. ¿Y qué pasó con el “todos y todas”?, ¿el “argentinos y argentinas”? Las mujeres son las más perjudicadas por los ajustes económicos y la feminización de la pobreza un síntoma que no tardará en manifestarse en la sociedad argentina. “La patria” no es la otra.
Un mensaje para la militancia y una demostración de poder. El #13A de Cristina Fernández de Kirchner se posicionó de forma antagónica al gobierno de Mauricio Macri con un discurso histórico pero a la vez ¿conciliador?. “Quiero interesarme en el 51% que si lo votó”, exclamó.
Una puesta en escena para que el minuto a minuto y los titulares circulen alrededor de sus declaraciones y no de la información sobre la causa judicial que la convocó, una de las tantas que amenaza con condenar a funcionarios/as de su gobierno por corrupción. Una estrategia política que llama a conformar un “frente ciudadano”, dejando de lado las ideologías, la “recuperación de la política” y la “juventud”.
Pero los berretines revanchistas pudieron más que los deseos de algunos sectores del gobierno. Macri pasó inadvertido en Salta y tuvo que reunirse con las 3 CGTs para –intentar– contrarrestar el efecto político de Cristina en Comodoro Py. El kirchnerismo demostró que su límite es La Cámpora, y que es lo que muestra orgánicamente. Que su potencial es una líder indiscutible: Cristina Fernández de Kirchner y que sus contornos son el “capitalismo serio”. Este nuevo escenario simplemente abre un abanico de posibilidades que parece depender –aunque no deban esperar de “salvadores ni mesías”– de lo que diga “la Jefa”.
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