Por Ramón Raggio. Una multitud se hizo presente a la clásica fecha de cierre de año del Indio Solari en el Hipódromo de Tandil. Con un show contundente, el Indio hizo vibrar, emocionó y bautizó a este reciente iniciado.
En un ya clásico evento anual, el Indio Solari despidió el 2011 en el Hipódromo de Tandil el pasado sábado 3 de diciembre. A juzgar por las banderas, que hacían referencia a ciudades y pueblos de distintas latitudes de nuestro país, fue grande la anticipación con la que muchos se prepararon para el evento. Es que miles y miles se sintieron interpelados y acudieron, entre ellos este cronista para quien fue su primera vez, a la “Misa del Dios Pagano”.
Me pareció exagerado salir desde Buenos Aires a las 7 de la mañana cuando el recital estaba citado a las 21hs. Aún así me acomodé a los horarios del micro reservado por los compañeros que organizaron el viaje. Llegamos a Tandil no más tarde de las 11 de la mañana. Solo estando allí pude comprender sinceramente porqué los márgenes de horario: “La Previa” es claramente una de las partes infaltables de la “Misa”, y ella demanda varias horas antes de que suene el primer acorde.
Las calles estaban abarrotadas. Autos, micros, combis, banderas, puestos ad hoc de vecinos que se hicieron “la América” en garages y espacios libres con la venta de ese día. Toda una ciudad preparada para recibir al Indio y a su público. Creo que esas calles batieron records de carnes asadas: cualquier espacio libre fue ganado al asfalto para las improvisadas parrillas. Como un camping gigante, donde reinaba en el ambiente la música de los Redondos y las conservadoras con bebidas frías para hacerle frente a ese día más bien primaveral, el público del recital copó totalmente la ciudad.
No resulta sencillo hacer una estimación de la cantidad de gente que estuvo allí. Seguramente más de 60 mil personas. Al momento que estas líneas son escritas, todavía estoy recuperándome de la energía quemada en ese salto inagotable en el que resultó el recital, y no he leído nada al respecto. De lo que sí no me queda absolutamente ninguna duda es que se trató de un mar de gente: una masividad como nunca pude apreciar anteriormente donde reinó tanta mística, agite, aguante y comunión de multitudes entre sí y con un referente musical. Por ello no me resulta sencillo ni justo comparar un recital del Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado con ningún otro evento musical.
En homenaje al cumpleaños de su hijo Bruno, y pidiendo disculpas por ser un pedido “personal”, el Indio abrió el recital con 3 temas al hilo de los Fundamentalistas. A pesar del sonido poderoso y contundente, además de la escenificación retransmitida en simultáneo por 8 pantallas de led, se sintió como el público vibró y se movió de dos grandes maneras de acuerdo a los temas que iban saliendo de la lista.
Por un lado con las canciones de El Tesoro de los Inocentes, Porco Rex y el Perfume de la Tempestad: sabiendo las letras, cantando y coreándolas, imitando las guitarras y sus solos. Fueron 14 temas de repaso por los últimos años de la carrera del Indio: “Pabellón Séptimo”, “Flight 956”, “El Tesoro de los Inocentes”, “To beef or not to beef”, “Martinis y tafiroles” o “Por qué será que no me quiere Dios”.
Por otro lado, distinta y especial fue la vibración con la que el público respondió a los Fundamentalistas al interpretar los 10 temas mechados de los Redonditos de Ricota. Allí los cuerpos y las gargantas explotaban con “Queso Ruso”, “Superlógico” o “Nueva Roma”. El piso parecía primero convertirse en salón de baile con “Ella debe estar tan linda” o “Ñan fri fruli”, para luego elevarse con cada acorde de “Vamos las Bandas”, el inmejorable “Fusilados por la Cruz Roja” o la “Murga de la Virgencita”.
Es que esa base rítmica impecable, esas dos violas al frente que rompían tensiones con los punteos, ese coro de voces femeninas y esos vientos, en conjunción con la mística de la gente, hicieron que la noche explote con clásicos como “Un Ángel para tu soledad” o “Juguetes Perdidos”. Y si bien reconozco no ser de los más afectos al pogo, no puedo decir que no me ví arrastrado a él con himnos como “Ji Ji Ji” para el cierre.
El sonido actual de los Fundamentalistas me recordó a sonidos de otras bandas más experimentales. Me resultó por ello raro que todavía haya cánticos contra Soda Stereo o Cerati, cuando claramente hay línea en las composiciones y en la búsqueda sónora de los instrumentos que tiene el Indio hoy. Esta primera vez en la “Misa” me dejó la sensación de que por una noche el tiempo se aceleró de manera única. De que los 24 temas se pasaron volando y de que necesariamente habrá que repetirlo en septiembre próximo, según dijo el Indio, cuando vuelva a circular la convocatoria para el encuentro.