Por Juan Noy
La cobertura mediática que los medios comerciales hacen del escándalo de los “Panamá Papers” es una muestra más que contundente para redoblar la lucha por una verdadera pluralidad de voces.
El empresario mediático Luis Majul da muestras semanales gratis de cómo se opera mediáticamente a favor de las clases dominantes y de sus propios intereses económicos, en detrimento de “la verdad”.
Ante la explosión de la bomba político-mediática de las cuentas del presidente Mauricio Macri y de su ex ministro de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires y actual intendente de Lanus, Néstor Grindetti, Majul sigue poniendo el foco en los hechos de corrupción K.
En el programa del domingo 3 de abril, cuando abordó el “Panamá Papers” hizo foco en Daniel Muñoz, el ex secretario privado de Néstor Kirchner, un personaje secundario en términos periodísticos, comparado con la figura presidencial.
Santiago del Moro, conductor de Intratables, el panelista Omar Lavieri y Mariana Zuvic, de la Coalición Cívica de Santa Cruz, señalaron a Majul el “error” que estaba cometiendo.
El sociólogo Pierre Bourdieu en su libro “Sobre la televisión”, habla del concepto “ocultar mostrando”. Básicamente este concepto refiere a que se pone la luz sobre un hecho para que otro quede en la sombra. Te dicen “lo importante”, “lo que tenés que saber”, “para que salgas informado” pero te están mostrando lo que ellos quieren y como ellos quieren. Eso es lo que hace el periodismo comercial.
Que se hayan creado varios (no muchos) medios bajo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, no es garantía ni sinónimo de pluralidad de voces. La concentración de la pauta oficial en el Grupo 23 y en el Grupo Indalo, son un ejemplo claro de que la creación o compra de medios no son sinónimo de pluralidad.
Los medios alternativos, barriales y sin fines de lucro que venían luchando contra el monopolio de Clarín desde antes que los kirchneristas se dieran cuenta que eran malos, fueron ninguneados y hasta perseguidos por no tener licencias que el mismo Estado les negaba o ponía condiciones económicas en los pliegos de licitación imposibles de alcanzar. El caso de Antena Negra TV es una muestra de ello. Llegaron hasta a incautarles los equipos con el uso de la fuerza policial.
El cerco mediático del que goza Macri en la actualidad es gracias a la falta de voces populares en los medios y de medios que sean la voz de los sectores populares. Los grupos económicos que manejan los medios nos hacen creer que lo importante es lo que les pasa a las personas ricas y famosas. Las personas de los sectores medios bajos y bajos de la sociedad aparecemos en los medios sólo en casos policiales, ya sea para estigmatizarnos (recordemos el caso Melina) o para pedir que nos repriman por pelear por nuestros derechos (protocolo antipiquete).
Los medios comerciales justifican los aumentos de tarifas con la corrupción, pero nunca señalan las consecuencias que conlleva el sostenido pago de la deuda externa, declarada ilegal y fraudulenta por la justicia argentina, fallo que el congreso enterró lo más profundamente posible para no tratarlo, ya que es el único que puede autorizar el endeudamiento del país. No dan cuenta de las penurias diarias que vivimos en las periferias y debemos tomar varios medios de transporte y viajar mal durante horas para llegar al trabajo (que suele ser en negro o mal pago), los que aun tienen trabajo, claro.
Supongamos que las cifras que tiran al aire sin prueba alguna son reales y en la “década ganada” se robaron 1000 millones de dólares ¿se compara con los casi 200 mil millones de dólares que se fueron en concepto de deuda desde el 10 de diciembre de 1983? ¿Por qué no se debate con efusividad la imputación confirmada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el actual presidente del Banco Central de la República Argentina, Federico Sturzenegger, por el fraude del Megacanje durante el Gobierno de la Alianza?
Que Majul siga pidiendo justicia ante tanto latrocinio es válido y justo para que no caiga en el olvido y así gane la impunidad nuevamente. El problema es cuando sólo se queda en eso, evidenciando su postura a favor del gobierno actual, enterrando muy hondo la profesionalidad periodística que reclama a otros colegas.
Hace dos semanas, mientras Majul entrevistaba a Hernán Lombardi, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la República Argentina (y hablan de los medios públicos y sus periodistas) pidió que despidieran a varios colegas de Radio Nacional porque se identificaban con el gobierno anterior. Esa actitud macartista de pedir que echen a periodistas por su forma de pensar, demuestra la matriz revanchista y la poca pluralidad que el macrismo y sus aliados pretenden para los medios públicos. Esa actitud lo deja automáticamente inhabilitado moralmente para reclamar pluralidad y atacar a los que eran panelistas de 678.
La lucha social por una verdadera pluralidad de voces, contra los oligopolios nacionales y el extranjero que Macri quiere construir con el empresario Ted Turner debe ser mucho más profunda que seguir repitiendo “Clarín miente”, por mas verdadero que sea. Que no se otorgaran licencias a los medios alternativos, comunitarios y sin fines de lucro fue una decisión política del gobierno anterior, y es la base para el cerco mediático que protege (por ahora) a Mauricio Macri y deja a los sectores populares sin medios desde donde dar la batalla de ideas.