Por Ramiro Bringas.
Tan impactante como inesperado. Tan doloroso como real. Así, sin tiempo para entender cómo ni por qué, dijo adiós. Tras caer por una escalera en un restaurante de Puerto Madero, Roberto Perfumo falleció ayer por la tarde en el Sanatorio Los Arcos. El mundo del fútbol está de luto.
Difícil es entender la manera y el momento en el que se fue. Nadie esperaba que así, de un instante a otro, y con la plenitud física y mental con la que contaba uno de los mejores “back central” (como le decía el propio Perfumo a los zagueros centrales) de la historia del fútbol argentino, se fuera de este mundo. Tras sufrir un aneurisma, el Mariscal cayó de una escalera en la madrugada del jueves, en un restaurante de Puerto Madero, donde cenaba habitualmente con amigos y, víctima de una fractura de cráneo, falleció horas después en el Sanatorio Los Arcos, a los 73 años de edad.
Como pocos lo han sido en el fútbol argentino, Perfumo tuvo una carrera sumamente envidiable. Allá por 1964, debutó oficialmente con la camiseta de su querido Racing Club, donde sería parte fundamental de los máximos logros de la entidad de Avellaneda. En la Copa Libertadores de 1966, de la mano de Pizzuti, fue pieza clave del inolvidable “Equipo de José”, jugando los 20 partidos del certamen continental obtenido por la Academia. Un año más tarde, con el recordado gol del Chango Cárdenas al Celtic de Escocia, obtuvo el único título intercontinental de Racing en la historia. Con 232 partidos y 14 goles es, sin lugar a dudas, una leyenda del club de sus amores.
Ya en 1971 partió rumbo a Brasil, para ser parte del Cruzeiro de Belo Horizonte, institución con la cual obtuvo cuatro títulos en apenas cuatro años. Ya en 1975, pegó la vuelta para formar parte de otro club grande; River Plate le abría sus puertas para terminar su carrera, allá por 1978, con 36 años de edad. Claro que, como no podía ser de otra manera, Perfumo también fue parte importante de la historia del Millonario: Tras 18 años de sequía, el conjunto dirigido por entonces por Ángel Labruna se consagraba campeón del torneo Metropolitano, con el Mariscal como pieza central.
Claro que un jugador con semejante trayectoria no podía estar ausente del Seleccionado Nacional. Con la celeste y blanca, disputó 37 partidos oficiales, de los cuales 8 fueron en los mundiales de Inglaterra, en 1966, y de Alemania, en 1974.
En total, como futbolista, Roberto Perfumo obtuvo 10 títulos en sus pasos por Racing, Cruzeiro y River, respectivamente. Fue un defensor ligero, fuerte, de gran manejo y pegada, a pesar de ser central, y con capacidad de liderazgo, cualidades casi imposibles de encontrar en su época.
Ya como entrenador, debutó oficialmente en Sarmiento de Junín, en 1981, con un paso poco fructífero por dicha institución. Luego, fue entrenador de la Academia, aunque sin demasiados resultados. Tras un breve paso por Olimpia de Paraguay, donde obtuvo la Copa República de manera invicta, volvió al país para dirigir a Gimnasia y Esgrima La Plata, club con el cual logró la Copa Centenario, en 1993.
Retirado de la dirección técnica, Perfumo trabajó como comentarista en el Fútbol Para Todos, por la TV Pública, y en Hablemos de Fútbol, en ESPN, donde demostró su gran capacidad para analizar el fútbol y creó una de las frases más utilizadas por los el mundo futbolero: “Abrazo de gol”. Por otra parte, siempre fue un apasionado para transmitir sus conocimientos y su experiencia, dedicándole mucho tiempo a los estudiantes de periodismo deportivo, sin importar la entidad a la cual pertenecieran.
Con tan sólo 73 años, dijo adiós. La salud no estuvo de su lado y lo obligó a partir. Sin embargo, quedará inmortalizado en la memoria del fútbol: porque si uno busca Mariscal en el diccionario, aparece el nombre de Roberto Perfumo. El mundo del fútbol jamás lo olvidará. Adiós Mariscal. Abrazo de gol.