Por Ignacio Saffarano/ Foto por Facundo Nívolo
En la última semana, fueron reprimidos los trabajadores bancarios durante la apertura de sesiones del Congreso; fueron baleados los docentes santiagueños y los estatales mendocinos; atacaron locales de Nuevo Encuentro y La Cámpora. La intención de aleccionar a la militancia anti-macrista a través de la violencia, es cada vez más clara. Un breve repaso de los últimos acontecimientos, y las duras tareas que deberá afrontar el campo popular.
El 1° de marzo dio a luz, el comienzo del “relato” macrista. En un acto cargado de cinismo, el Presidente Mauricio Macri afirmaba que a 40 años del Golpe Militar (¿habrá sido una omisión consciente la de no aclarar que el Golpe fue tripartito: militar, cívico y económico”?), “aprovechemos este año para gritar todos juntos “nunca más a la violencia institucional y política”. Casi en paralelo la Policía Federal junto con la Gendarmería Nacional, reprimieron a los trabajadores encolumnados en “La Bancaria”, quienes protestaban a raíz de los despidos que se produjeron en diferentes entidades.
El 4 de marzo, los docentes de Santiago del Estero, dieron una respuesta categórica de rechazo, al salario ofrecido por las autoridades provinciales. Con una gran movilización en la capital provincial, y con réplicas en localidades del interior, los docentes han asumido un rol protagónico. Sin embargo, el objetivo de la marcha –que era la llegada a la Casa de Gobierno para generar una instancia de diálogo con las autoridades– se vio impedido, debido a un enorme vallado que cubría la sede del Ejecutivo. A la falta de respuestas, sobrevino una brutal represión, que dejó heridos y detenidos.
El domingo 7, en las cercanías del Hipódromo de Godoy Cruz, trabajadores estatales nucleados en ATE Mendoza, se encontraban realizando una volanteada; con el fin de poder dialogar con la basta asistencia que se encontraba ingresando al predio, para poder ponerlos al tanto de los despidos que se están llevando adelante en diversos sectores del Estado Provincial. El trabajo militante tuvo como respuesta, una feroz golpiza propinada por una patota de cerca de 300 personas. Roberto Macho, Secretario General de ATE Mendoza, fue uno de los agredidos; y en declaraciones a medios locales, afirmó que de ninguna manera se trató de un enfrentamiento con el público, sino que se trató de un ataque organizado. Agregaron que dentro de la patota lograron divisar a empleados de la Municipalidad de Godoy Cruz, y responsabilizaron directamente a la Policía, por liberar la zona.
También de altísima gravedad fueron los acontecimientos que se produjeron el pasado fin de semana en Mar del Plata y en la Comuna 15 de Capital Federal; cuando los locales de La Cámpora y Nuevo Encuentro –respectivamente– fueron atacados a balazos. El local partidario de la organización liderada por Máximo Kirchner, recibió el impacto de 4 proyectiles, que generaron solamente daños materiales en el frente del local. Es necesario enmarcar este ataque marplatense, dentro de la ola persecución fascista que se viene generando hace varios meses en la ciudad costera. Recordemos la fuerte represión que sufrieron las mujeres en el Encuentro Nacional que se realizó en octubre. A las provocaciones realizadas por los militantes ultra-católicos y fascistas, la policía actuó como guardián de éstos, disparando balas de goma y gases lacrimógenos contra las miles de mujeres.
Conocidas son las relaciones del actual Intendente por Cambiemos, Carlos Arroyo, con el dirigente de la organización neo-nazi Foro Nacional Patriótico (Fo.Na.Pa), Carlos Pampillón. Éste último actúa como reclutador de jóvenes, para sumarlos a las filas de esta fuerza, que tiene a la homofobia y el racismo como sus principales banderas. Las organizaciones populares marplatenses, ya están dando muestras de lucha unitaria contra el fascismo, tal como lo fue la masiva marcha en diciembre del año pasado.
Respecto al local de Nuevo Encuentro, el ataque a balazos tuvo mayores consecuencias, ya que el saldo final fue el de dos militantes mujeres, con heridas en sus brazos. El local ubicado en el barrio porteño de Villa Crespo, fue atacado desde un edificio aledaño. Los referentes públicos de la organización, manifestaron que se trató de un ataque que “tiene un fuerte componente político, ya que fue protagonizado por gente intolerante de un sector de la derecha, criminales con un odio que los ciega”, tal como declaró el legislador porteño Juan Cruz Campagnoli. (Ver Insultos, amenazas y balas para “bautizar” el local de Nuevo Encuentro)
No podemos acostumbrarnos a escribir este tipo de informes. Discutir el sentido común instalado por el gobierno y apañado por los grandes medios de comunicación, de que es correcto que se reprima la protesta social, parece la primera barrera por romper. Romper el cerco mediático que sufren estas noticias, ser intransigentes contra quienes quieren que adoptemos una postura de silencio, frente a la violencia institucional y para-estatal, es un desafío por delante.
El 24 de marzo es una gran oportunidad para que el campo popular despliegue sus banderas, y convoque a miles de vecinos y vecinas a las calles de todo el país. La Ley Antiterrorista y el Protocolo Antipiquetes son hoy también ataques contra los derechos humanos y, como siempre, la más afectada es la clase trabajadora.