Por Facundo Navarro / Foto: La Namunkurá
Crónica desde Puerto Madryn de los devenires de un gobierno que prioriza negocios inmobiliarios y continuidad de poderes, mientras una escuela resiste en su horizonte cotidiano de una educación inclusiva.
En Puerto Madryn hay una Fundación que tiene una escuela, una radio, un canal de televisión y una usina cultural. En el predio de dos hectáreas y medias, donde predomina el verde de la siembra, los colores de los murales pintados y los compases de las máquinas en el taller de herrería y en el de carpintería, trabajan, estudian y sueñan diariamente personas con otra manera de aprender.
La política chubutense de los últimos años no escapa a la del resto del país. Conducida desde 2003 por sendos gobiernos de extracción peronista luego de doce años de conducciones del radicalismo, el “todos contra todos” ha estado a la orden del día.
Una historia de atropellos
Corría 2011 cuando Mario Das Neves, impedido de un tercer mandato consecutivo por normativa de la Constitución Provincial, eligió (ya distanciado del kirchnerismo desde la 125) desde el Modelo –su Modelo– Chubut a la dupla Martín Buzzi-Gustavo Mackarty. El primero, candidato a Gobernador, había sido intendente de Comodoro Rivadavia y escogido como uno de los “jóvenes brillantes” con paso por la cartera de la Producción. Resistido por no ser un peronista de paladar negro, Das Neves lo sostuvo ante la negativa de otro comodorense, Marcelo Guinle, de encabezar el binomio. El otro, el candidato a vice, oriundo de Trelew, tierra de Das Neves, es el hijo del mentor del por entonces y actual Gobernador chubutense. Fue intendente de Trelew y juró en ese lugar con la presencia de Néstor Kirchner, en 2004 tras una fallida gestión del “tío” Gómez, personaje que solía mostrarse en cuanta foto podía haciendo alguna destreza física.
En marzo de ese mismo año en Chubut se votaba tras las elecciones en Catamarca, como segundo distrito en el país en un cronograma que sería extenso hasta llegar a octubre y la reelección de Cristina.
La elección de Das Neves fue lamentada por sus seguidores inmediatamente cuando, al asumir Buzzi, se asoció a sus oponentes: Eliceche y Touriñan, quienes los habían acusado de fraude pero terminaron ocupando lugares estratégicos en el Ejecutivo provincial.
La venganza será terrible
“Yo te puse, yo te saco” pareció ser el slogan de campaña en 2015 cuando la pulseada era, ahora, Das Neves versus Bulls. El tándem Scioli-Buzzi-Eliceche se pintó de azul mientras volaban los globos amarillos que tímidamente pisaban tierras patagónicas, y el verde militar era escogido por las huestes del ex Director de Aduana en tiempos de Duhalde presidente.
Ganó Das Neves por margen “flaco” y comenzaron a caer las denuncias mediáticas y en la justicia sobre algunos representantes del gobierno anterior: por ejemplo, el caso Alpesca: una pesquera que pasó en un puñado de años de ser empleadora de 1000 trabajadores a subsidiar a 500, con el “san benito” de la droga dando vueltas en sus entrañas; funcionarios convertidos en diputados, el oficialismo pidiendo por una reforma constitucional que sacara fueros mientras comienzan a sacarse algunas fotos, “al palo” de una realidad que no da tregua.
Pero además, entre las bellezas de la cordillera se esconden, detrás del rojo fuego de los incendios, negocios inmobiliarios que tienen nombre y apellido de “vecinos ilustres” (allí está el dúo Korn y Cobelli, terrateniente, uno; juez, el otro esquilmando a indios de la zona y ocupando lugares en los distintos gobiernos); alejados de las postales de cruceros y mar azul que regala el Golfo Nuevo, las políticas de “desarrollo” y “planificación” empujan a la gente hacia las bardas y entonces, una lluvia, como la del 21 de enero pasado arrasa con los techos precarios o, cuando no, son los policías en acción que tiran abajo esos ranchos que erigen los otros, quienes suelen tener la voz apenas audible. Y en el sur, donde manda el otro mar, el mar negro del petróleo, las balas matan pibes y definen espacios por manejo de la droga.
En Obreros Unidos, en el barrio América y cerquita del Barrio Roca, las contradicciones de nomenclaturas están a la orden del día.
Y mientras tanto, hay una Fundación…
Así escriben la historia las calles de Puerto Madryn y sus nombres con Julio Asesino Roca estirándose desde sur a norte y viceversa, en donde nacen o mueren las calles con esos hermosos nombres –como diría Bayer– de los indios de la primera hora.
En Obreros Unidos, decíamos, cerquita de las calles Arlt, Cortázar, y otros poetas y escritores hay una Fundación. Que tiene una escuela. Y una usina cultural. Gente que sueña, estudia y trabaja, en ese orden.
Mientras tanto el Gobierno que conduce Mario Das Neves impulsó este sistema que comparte una organización popular y el Estado a través de las áreas como la Secretaría de Trabajo y el Ministerio de Educación. Desde allí interviene el Municipio local aportando, desde 2007 a la fecha, las horas para los docentes y los fondos para las capacitaciones y los insumos. Ahora, en esta versión 2016, a 200 años de la Independencia, dice que eso no.
No a pesar de los convenios firmados. No a pesar de que, desde octubre pasado, el número 1737 sea el de la unidad de gestión social, es decir, una Escuela.
Pero, a pesar del No rotundo, no debemos olvidar que allí hay una Fundación, que tiene una escuela. Y que la gente sueña, estudia y trabaja. Pero, también y sobre todo, resiste.