Por Luis Zarranz y Vivian Palmbaum
Al finalizar los festejos de carnaval en la ciudad de Bariloche, en los que participaron distintos sectores de la comunidad, jóvenes pertenecientes al barrio de El Alto fueron perseguidos y amedrentados por fuerzas policiales y de seguridad que se presentaron encapuchados para arrojarles gas pimienta, golpearlos y detener a uno de ellos.
San Carlos de Bariloche es una de las capitales de nuestra Patagonia que mayor crecimiento ha tenido en los últimos años. De la mano del turismo, año a año se generan importantes recursos en la ciudad. Al mismo ritmo de crecimiento, también se expandió la población de los barrios periféricos llamados El Alto, ubicados en la ladera de las montañas, y donde se alojan las familias más carenciadas. Para los porteños la imagen puede ser la de una villa de emergencia de Buenos Aires, con más espacio, pero con las mismas condiciones de precariedad en viviendas, servicios, gran pobreza y vulneración de derechos.
En ese contexto, la organización social Al Margen viene dedicando su trabajo en los últimos diez años a la promoción de derechos e inclusión para los sectores más carecientes de esta sociedad tan desigual. Participan y forman parte del Foro de niñez y adolescencia y el trabajo con los chicos está dirigido a la promoción de derechos, la promoción en el acceso al arte, la cultura, talleres de oficios y educación popular para los pibes, que están afuera del sistema educativo formal y de los servicios de salud.
En entrevista con Marcha, Alejandro Palmas, vicepresidente del Consejo Municipal de Protección de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes e integrante del colectivo Al Margen, nos relató la situación de vulneración de derechos que sufrieron los jóvenes, quienes una vez más son estigmatizados por las fuerzas de inseguridad por su pertenencia a los sectores populares.
El último día del fin de semana largo se celebró carnaval en el velódromo de Bariloche. Al finalizar la última jornada, un grupo de 12 jóvenes de Unión, barrio de El Alto de Bariloche, tomó el colectivo 81 en la calle Onelli para volver a sus hogares. Allí también se subieron cinco policías que les pidieron a los pasajeros que les mostraran sus boletos. La situación generó malestar con los adolescentes, que además se negaron a que los hicieran bajar del vehículo, tras lo cual los policías descendieron. Cuando el colectivo llegó a la rotonda de entrada del barrio 2 de Abril, fue detenido por policías encapuchados que hicieron bajar a los adolescentes, les arrojaron gas pimienta, y luego fueron golpeados y trasladados a la comisaría del barrio, donde estuvieron detenidos por unas horas. Las fuerzas que actuaron pertenecen al Cuerpo de Operaciones Especiales de la Policía de Río Negro (C.O.E.R.). La hipótesis es que la policía local dio aviso al grupo comando cuando los pasajeros habían descendido del colectivo.
El rati horror show
Palmas continúa relatando que no es habitual que la policía pida documentos, pero lo que sí es frecuente es que los pibes de los barrios sean detenidos arbitrariamente, que les peguen, los maltraten, los bajen del colectivo o los manden a su barrio cuando están en el centro. La violencia policial hacia los pibes es reiterada en la zona.
En general, los casos toman trascendencia cuando los pibes tienen pertenencia a una organización, lo que permite que las situaciones pasen a la agenda pública.
En este caso, los jóvenes que fueron víctimas de esta violencia participan desde hace tres años en los Foros de jóvenes y adolescentes que se organizan desde el Consejo local de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes. También son parte de las actividades que se realizan todos los años en el marco de la “Semana x los Derechos de Bariloche”.
Fueron los propios chicos los que con sus celulares filmaron y sacaron fotos, lo que permitió la identificación de uno de los efectivos policiales que fue rápidamente apartado para ser investigado.
Respecto del C.O.E.R., tal como puede leerse en la web: “El Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate de la Policía de Río Negro es el grupo de funcionarios policiales preparado física e intelectualmente en forma permanente, táctica y operativamente, para realizar acciones donde la capacidad de respuesta operativa de las unidades de orden público se han visto superada. Estos uniformados están preparados para intervenir en allanamientos de alto riesgo por hechos delictivos de distinta gravedad, narcotráfico, secuestros, capturas de evadidos, recupero de víctimas de la trata de personas”.
Nada se puede agregar.
Última parada
Cuando regresaron, los jóvenes comentaron en sus hogares lo sucedido, y también lo hicieron con los operadores territoriales en la promoción de derechos. Ellos convocaron a una reunión con las familias, que estaban atemorizadas, para tratar de impulsar la denuncia. Mientras se celebraba esta reunión, que había tomado alguna trascendencia, la policía local circulaba para amedrentarlos con gestos e impedir la denuncia, que finalmente se efectuó en la Fiscalía. Es de destacar que uno de los padres fue el que tomó coraje y se animó a ponerle su apellido a la denuncia, lo que alentó a las demás familias a seguirlo con la firma en la Fiscalía. A continuación también el Ministerio de Desarrollo Social Provincial decidió impulsar esta acción a nivel de gobierno, por la trascendencia que tomó, después de una negativa inicial. El impulso de la causa tomó tal magnitud que el Ministro de Seguridad Provincial tuvo que reunirse con el primer padre que había firmado la denuncia.
La sanción
Un efectivo policial pudo ser identificado y fue suspendido por estar involucrado en el procedimiento que derivó en la agresión a los 12 jóvenes del barrio Unión. El subcomisario de la Unidad Regional III, Manuel Poblete, informó que la medida es “provisoria” y aclaró que es independiente a la causa judicial en la que se investiga lo sucedido.
Consultado acerca de la intervención de Al Margen, Alejandro contó: “Nosotros estamos metidos en el tema de derechos de niño, niña y adolescentes y no podíamos quedar al margen de acompañar a estos pibes y poner en agenda la violencia institucional”.
Las repercusiones mediáticas
La noticia tuvo poca visibilidad en los medios y una disimil respuesta social, ya que mientras se estigmatizaba a los pibes diciendo: “por algo habrá intervenido la policía” la sociedad comenzaba a comprender con las imágenes del policía encapuchado agarrando por el cuello a un pibe. Al mismo tiempo, afirma A. Palmas, “se produjo una operación de prensa, donde se mostraba a los pibes apedreando a un patrullero, lo cual le daba alguna legitimidad al oscuro accionar de las fuerzas que debieran estar al servicio de la ley”. Y cierra: “Aún parecen estar arraigadas las prácticas que vienen de la oscura noche de la dictadura con persecución sometimiento y amedrentamiento”.