Por John Rappoport / Diego Herchhoren.
El número real de casos de microcefalia en Brasil, el “centro de la epidemia,” es desconocido. Cada organismo señala una cifra diferente. Escoja su número: 404 casos confirmados; 4000 casos; 9000 casos. En los EE.UU., las estimaciones de los casos microcefalia por año oscilan de los 800 a los 25.000. En otras palabras, los investigadores no saben de lo que están hablando y están usando diferentes definiciones de microcefalia.
En Brasil, los investigadores sólo han encontrado una sugerencia de la presencia del virus Zika en 17 casos de microcefalia. En la praxis científica más rigurosa, eso se llama evidencia en contra del Zika como la causa de los defectos de nacimiento.
Sin embargo, apenas hay noticias de lo que dicen los médicos latinoamericanos de las áreas donde se están produciendo las malformaciones. La periodista Claire Robinson, de GM Watch, organización que investiga las consecuencias de la modificación genética en animales y vegetales, afirma en su web que “investigadores argentinos y médicos brasileños identifican a un larvicida como posible causa de la microcefalia.”
“Un informe de la organización de médicos argentinos Médicos de los Pueblos Fumigados, desafía la teoría de que la epidemia del virus Zika en Brasil es la causa del aumento de la microcefalia entre los recién nacidos”.
“El aumento de este defecto de nacimiento, en el que el bebé nace con una cabeza anormalmente pequeña y con frecuencia tiene daño cerebral, fue rápidamente ligada al virus Zika por el Ministerio de Salud de Brasil. Sin embargo, de acuerdo con el comunicado de Médicos de los Pueblos Fumigados, el Ministerio no reconoció que en la zona donde viven las personas más enfermas, el larvicida químico que produce malformaciones en los mosquitos se introdujo en el suministro de agua potable en el año 2014. Este veneno, Pyriproxifen, se utiliza en un programa controlado por el Estado destinado a erradicar los mosquitos que transmiten enfermedades”.
Este componente es fabricado por Sumitomo Chemical, un laboratorio japonés socio estratégico de Monsanto. El Pyriproxifen es un inhibidor del crecimiento de larvas de mosquitos, lo que altera el proceso de desarrollo de la larva, generando malformaciones en su desarrollo y limitando su reproducción.
La organización argentina afirma que las malformaciones detectadas en miles de niños que viven en zonas en las que el estado brasileño añadió el aditivo al agua potable no son una coincidencia. También es un componente utilizado en los cultivos de soja.
Señalaron que el Zika tradicionalmente ha sido considerada una enfermedad relativamente benigna que nunca antes se ha asociado con defectos de nacimiento, incluso en zonas donde infecta el 75% de la población.
La entidad médica brasilera Abrasco también señala al Pyriproxifen como una causa probable de la microcefalia y señala a esta pandemia como la consecuencia de los intereses comerciales de la industria química, que ha ido integrándose paulatinamente en los ministerios de salud de América Latina, así como en la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.