Como un contundente anticipo de la película hollywoodense que alertaba sobre el cambio climático, el huracán Sandy hizo estragos en la costa este de los Estados Unidos y miles de ciudadanos siguen pagando las consecuencias.
El fenómeno natural provocó la última semana 106 muertos en Estados Unidos y daños estimados en más de 50 mil millones de dólares. La situación más difícil está en los territorios de Nueva York, Nueva Jersey, Pennsylvannia y Connecticut, donde existen zonas que carecen de energía eléctrica hace días y es poco probable que se pueda restituir a la brevedad.
Pocos días antes de la finalización de las elecciones presidenciales este martes 6 de noviembre, el golpe del huracán Sandy puede ser peligroso para el futuro político del presidente Obama. No tanto porque se le achaque la responsabilidad de los daños (aunque la tiene) si no porque muchos ciudadanos estadounidenses no podrán ir a votar por la precaria situación en la que se encuentran.
El especialista en temas electorales de la Universidad George Maison, Michael McDonald, declaró que Sandy “tiene el potencial de reducir la asistencia de los electores a las urnas en todo el litoral oriental de Estados Unidos”. Según los cálculos del académico, Obama podría perder 247 mil votos en Nueva York, 60 mil en Nueva Jersey, 29 mil en Connecticut y tres mil 600 en Rhode Island.
Según la agencia Prensa Latina, estas pérdidas “no son suficientes como para afectar el resultado final en los territorios devastados”, cuyos electores en su inmensa mayoría votan por los demócratas, pero “puede hacer la diferencia en cuanto al voto popular a nivel nacional si los comicios del próximo martes son tan cerrados como indican las encuestas”.
Ante este panorama, el presidente Barack Obama se reunió con autoridades de los Estados que recibieron el impacto más fuerte de la tormenta para analizar los trabajos de recuperación y la distribución de la ayuda federal. Además, exhortó a los estadounidenses a hacer donaciones a la Cruz Roja de Estados Unidos para ayudar a los millones de ciudadanos afectados.
Nueva York no planificó
Más de 40 mil damnificados existen hoy en la ciudad de Nueva York que carecen de calefacción y sufren los efectos de una ola de frío que se intensificará en los próximos días. El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, y el gobernador estadual, Andrew Cuomo, dijeron en una conferencia de prensa conjunta que la necesidad de dar alojamiento a esas personas constituye un reto difícil que complica aún más la ya difícil tarea de las autoridades. Además, más de 700 mil abonados siguen sin energía eléctrica en todo el Estado.
Para el miércoles y el jueves se prevén lluvias y nevadas, dentro de una tormenta invernal que también provocará inundaciones en las zonas costeras. Bloomberg advirtió que las personas sin calefacción “corren el riesgo de sufrir hipotermia y morir”, por lo que las autoridades acondicionaron varios edificios para los más necesitados, pero los locales son insuficientes.
En un artículo publicado en el portal Rebelion.org, el periodista estadounidense Ritt Goldstein sostiene que en septiembre, se publicó una nota en The New York Times titulada “Críticos advierten que Nueva York llega tarde ante el riesgo de crecimiento del nivel del mar”. En la misma había un análisis del profesor Klaus Jacob, donde “planteaba que si el aumento de la marejada provocado por el Huracán Irene hubiera sido unos treinta centímetros superior, ‘los túneles del metro se habrían inundado, algunos tramos de la avenida Franklin D. Roosevelt y de carreteras adyacentes al río Hudson se habrían convertido en ríos, y ciertos tramos del trazado del tren de cercanías habrían quedado infranqueables o desprovistos de electricidad”.
“Pues bien”, prosigue Goldstein “parece que el profesor Jacob estaba en lo cierto, sobre todo cuando señala que algunos de los túneles del metro de Nueva York que van por debajo del río ‘habrían quedado inservibles durante casi un mes o más, y habrían provocado una pérdida económica de alrededor de 55.000 millones de dólares”.
Por otra parte, Bloomberg News ha informado que para poder restablecer totalmente el servicio el metro de Nueva York “serán necesarias semanas de trabajo y decenas de miles de millones de dólares”; y, al igual que el servicio “limitado” de metro se ha reanudado, no hay fecha para reabrir el servicio que utiliza los túneles que cruzan el río Hudson de un lado a otro. A esto hay que añadir el alumbrado eléctrico, por no hablar de que la electricidad de Manhattan que se suministra bajo tierra, un terreno que se calcula que tardará días en secarse.