Por Mario Hernandez
Entrevista con Norberto Señor, referente de ATE-Sur, en relación a los despidos y los diversos conflictos que atraviesan las y los empleados públicos.
De acuerdo a Ana Laura Lastra, integrante de la Junta Interna de Ate INDEC, hasta el viernes pasado sumaban 15.200 los despidos, el lunes Nicolás Del Caño habló de 17.000 en la movilización que se hizo en La Plata.
– Norberto, vos debés tener una visión global de esta situación, por lo menos en lo que respecta a la provincia de Buenos Aires.
– Sí, en realidad es muy incierto el número porque es algo que se modifica todo el tiempo, y es información que se recoge en tanto los propios trabajadores y trabajadoras logramos hacer visible y conocida esta decisión de ajustar y se hace concreta en los diferentes sectores de laburo.
Si hiciéramos un repaso por las 24 provincias del país sería un tendal de compañeros que trabajan en distintos programas del Estado nacional, bajo distintas formas de precarización, por la política precarizadora que subsiste desde hace mucho más que una década y que es anterior al kirchnerismo, pero que sobrevivió sin resolverse en lo más mínimo durante toda su etapa.
Los pases a planta permanente que se dieron a último momento el año pasado en medio de presiones por las elecciones, no han sido la decisión de incorporar masivamente militancia política en el gobierno, han sido en muchos casos conquista de los trabajadores que venían hace años precarizados. Todo eso entra en el paquete de esta gran campaña nacional de la descalificación del trabajo estatal, del apelativo que somos vagos o ñoquis, que nos regalan la plata, que el problema somos nosotros.
Hay que decir que esta campaña no arrancó con el gobierno de Macri, aunque actualmente es de una dimensión gigantesca, esto arrancó cada vez que se intentaba estigmatizar a los trabajadores de las cooperativas como “el problema de la Argentina”, mientras se escondía el pago serial de la deuda externa o se omiten los miles de millones de dólares que han embolsado y van a seguir embolsando las grandes exportadoras de cereales y los grandes productores agrarios.
De lo que acá estamos hablando es de un intento a varias bandas, en primer lugar establecer que hay una política donde el Estado se achica, vuelve a ser gasto la inversión social y es un problema para el país mantener las escuelas, los hospitales, la atención de la primera infancia, los ancianos, los sectores más vulnerables de la población, mientras se enarboló un falso discurso de pobreza cero, incomprensible sin una estructura estatal que lo sostenga salvo que se quiera volver a algo parecido a lo que fueron las Damas de Beneficencia de principios del siglo XX, ahora transfigurado en ONG financiadas directamente por el imperialismo norteamericano, por grandes empresas o fundaciones de los grandes grupos económicos.
Ese es un aspecto, el del achique del Estado, el ajuste clásico. Otro elemento vinculado directamente a esto, no solamente en la reducción de puestos de trabajo, es en el disciplinamiento ante las paritarias. Prat Gay lo dijo con toda claridad, “muchachos tienen que elegir salarios o puestos de trabajo” entonces, si nos despiden a mansalva a los compañeros y si la opción es una cosa o la otra, se trata de forzar la aceptación de la estampida gigantesca de precios que venimos padeciendo gradualmente durante los últimos 5 o 6 años en forma imparable, pero tremendamente desatada en noviembre y diciembre pasados y la que se puede prever con la devaluación; que aceptemos mansamente el techo salarial que impongan y acuerden con las cúpulas sindicales.
El otro elemento es generar, habilitar, legalizar como política lógica el despido masivo también en el sector privado, cosa que ya está ocurriendo. El que crea que hablan seriamente cuando hablan de “ñoquis”, de “ineficiencia estatal”, de que vienen a cambiar lo que dejó el gobierno anterior estigmatizando organizaciones políticas, desatando una caza de brujas con consenso porque están ligadas a Moreno o porque son tal o cual fuerza del kirchnerismo, no comprende el problema de fondo, que es tirar todo lo que puedan para abajo los derechos, el salario de los trabajadores y la inversión en políticas públicas que necesita la mayoría de la población.
Podemos hablar de contrataciones por 4.000 pesos mensuales, plantas permanentes en más de un distrito, cooperativistas de “Argentina Trabaja” que ganan 3.000 pesos. ¿Esos son ñoquis? ¿Quién quiere ser un ñoqui para ganar 3.000 pesos por mes? Eso hay que desmitificar, ñoquis son los funcionarios como éstos que han sido senadores, diputados y ahora son los que gobiernan el país, la Vicepresidenta y el Presidente que no han ido ni al 10% de las sesiones parlamentarias y cobraron cien veces más que un laburante estatal, esos son ñoquis. Ñoquis son estos gerentes que ahora son parte del Estado y ganan hasta $ 300.000, mientras descaradamente dejan en la calle a laburantes que ganan $ 3.000.
Hay que comprender que nos llevan puestos si no hay unidad por abajo, por el medio y por arriba
– ¿Qué peleas han dado los sindicatos, los distintos organismos representativos de los trabajadores estatales frente a esta situación?
– Lo primero que hay que decir es que el ataque es muy virulento y es al sector más vulnerable de la clase trabajadora. Es evidente que en el Estado existe una presencia sindical que, por un lado, tiene un peso muy considerable en sindicatos que son un apéndice del Estado de manera directa, son las correas de transmisión de las políticas oficiales gobierne quien gobierne. Hay un sector como UPCN y Sutecba que siempre fueron funcionales a la lógica de las políticas de Estado, socios de ellos y en ese mecanismo acomodan su estructura y sus negocios.
En el caso de ATE, que es a nivel nacional el sindicato que de alguna manera puede cobijar expresiones de resistencia más genuinas y organizadas desde la base, atraviesa una crisis importante, más allá de las respuestas concretas que se hayan podido dar. Hubo dos paros nacionales sin el paso previo del debate por abajo y la construcción del involucramiento masivo de los compañeros para dar respuesta; un paro nacional el 3 de diciembre y otro el 29 con una presencia más masiva en las calles, pero con esas disputas a los codazos entre quienes acompañaron acríticamente y fueron parte de la gestión del gobierno kirchnerista y que de alguna manera tienen su máxima expresión en la conducción de Ate Capital y quienes han hecho de su política de confrontación en aquel momento con el gobierno nacional, una política de absoluto sectarismo e incapacidad de convivir con otras corrientes políticas y, en particular, con quienes simpatizaban con el gobierno, generando una línea divisoria y un movimiento de zancadillas y codazos muy serio.
Sin embargo, ha habido resistencia en Quilmes, hay compañeros organizándose en Lanús, ha habido grandes movilizaciones en La Plata, ha habido una respuesta de los trabajadores.
Y hay una señal clara del gobierno, represión a los trabajadores de Cresta Roja primero, represión a los municipales de La Plata después. Cualquiera podría imaginar en cualquier parte del país, pequeños o grandes estadios llenos de trabajadores levantando la mano votando medidas de fuerza, pero para eso hay que convocar a discutir a los trabajadores, no hacer acciones de aparato. Está muy bien que hoy (por el martes pasado) en La Plata, de un día para otro ATE cortó la autopista y logró visibilidad en algunos medios, pudo marchar a la Legislatura y en ese contexto no hay nada que decir, salvo que necesitamos acciones protagonizadas masivamente y para eso hay que convocar a plenarios de delegados, aunque en el verano es difícil y también por eso golpea el gobierno ahora.
El 22 de diciembre hubo una movilización importante de sectores combativos y de izquierda a la Plaza de Mayo y lo primero que hizo Pablo Micheli, cuando se bajó el Movimiento Evita con el que tenía una alianza repentina, después de no haber hecho nada en común durante todo el proceso anterior, fue bajarse también y ATE nacional estaba directamente en contra de la movilización.
Si ATE nacional organiza, no quiere que participe ATE Capital y son los delegados de base los que meten el debate para decir que tenemos que luchar todos juntos. Es el camino bien empujado desde los procesos genuinos de la base, de las Juntas Internas recuperadas y también del sentido común de algunos dirigentes intermedios, que pueden ser de la Verde y Blanca, pero que comprenden que nos llevan puestos si no hay unidad por abajo, por el medio y por arriba.
La unidad por abajo la venimos construyendo en muchísimos lugares y ese proceso va a seguir y se va a profundizar. La unidad por el medio la trabajamos con mucho esfuerzo los que tenemos algún nivel de representación y muchas veces tiene trabas. La unidad por arriba es la más difícil y es la que no podemos garantizar salvo que generemos un movimiento desde abajo con una presión muy grande. En ese sentido, la asamblea de hoy (martes) del Ministerio de Trabajo, que frente a 100 despidos unifica masivamente a los compañeros por encima de cualquier diferencia política, de una Junta Interna prestigiosa que encabezó la denuncia por la precarización hace ya muchos años y que está consolidada. La movilización que va a convocar el jueves a las 12:30 en la puerta del Ministerio, el llamado a la dirección de Ate Capital y Ate Nacional a que acompañen, a todas las corrientes de lucha sin distinción, es un ejemplo que tiene que hacerse ver.
La convocatoria que hacemos ATE Desde Abajo y la Víctor Choque para el sábado (pasado) a las 10:00 en IMPA, a partir de esos esfuerzos de denuncia, de comunicación, como lo que salió en C5N con la presencia del “Vasco” Izurieta del Ministerio de Trabajo, lo que venimos trabajando con la ayuda de los medios comunitarios como el de ustedes, son caminos que nos pueden ayudar a reconstruir.
Ha habido reuniones en muchos municipios, de muchos trabajadores con inquietudes. Hay un estado deliberativo que las direcciones sindicales todavía no tienen la decisión de recoger, pero más tarde o más temprano se pueden ver obligados a tenerlo en cuenta si es que no quieren ser signados como cómplices y coautores de este ataque a los trabajadores y del ajuste. Ese es nuestro camino.