Por Juan Manuel De Stéfano.
Boca se vuelve a tentar con Daniel Osvaldo y casi que obliga a Calleri a irse a Italia… ¿Cómo será esta segunda experiencia?
Aseguran que Jonathan Calleri se va al Inter (lo cedería a préstamo al Bologna para sumar experiencia y minutos en el Calcio) por 12 millones de euros. Hace rato que la vuelta de Osvaldo al club circula como una noticia firme. Como primera medida deberá arreglar su salida –conflictuada, una vez más-del Porto de Portugal–. El jugador asegura que le deben 4 meses de sueldo y no está dispuesto a resignarlos: “Ellos juegan con mis ganas de volver a Boca. Al hacerse todo tan público, y los medios darlo como un hecho, es normal que el Porto se ponga en esa posición. Es un tema aparte, que yo tengo con ellos y debo resolver. Boca no tiene que ver en eso. Yo, para venir acá, pierdo el 50 por ciento de mi contrato, no tengo problema en hacerlo. No es un problema de dinero con Boca, sí con el Porto” aseguró el punta en Radio América hace unos días. Lo cierto es que la pregunta se impone; ¿qué gana y que pierde Boca al contratarlo? Gana un jugador con jerarquía internacional, un nueve que sabe jugar y es determinante en los últimos metros por su claridad conceptual ( puede dar un pase gol , así como pivotear esperando la llegada de los volantes) su condición de gran definidor y su potente y certero cabezazo. En lo futbolístico , siempre hablando del ideal de su rendimiento, sus condiciones son innegables. También es para considerar la buena dupla que pueden armar con Tevez. Carlitos hizo a sus compañeros mejores de lo que eran cuando él llegó a Boca. Verdad de Perogrullo y don de los grandes jugadores. Riquelme , en su momento, se cansó de hacer crecer exponencialmente los rendimientos y prestaciones de sus feligreses. Para volver al presente, el caso Calleri es un buen ejemplo. Lo potenció, le sacó presión y explotó sus virtudes al máximo. Sin dudas lo mejor del joven delantero se vio con Tevez a su lado. El tema pasa por la balanza, la bendita balanza. No porque Osvaldo tenga problemas de peso, sino por mirar las dos caras de la moneda y ver cuál es la que termina ganando. En esta especie de Doctor Jekyll y Mister Hyde en que se transformó el delantero en su primera etapa en Boca, veremos qué depara el destino en esta ocasión. Tuvo un gran comienzo con goles, asistencias, juego influyente y algunas tertulias con rivales, para luego diluirse en un rendimiento terrenal y dando a conocer su peor versión en lo que fue la despedida en cancha de Vélez ante el Fortín. “Me quedó una cuenta pendiente con Boca. En mi primer etapa no me fue mal, creo que puedo dar mucho más. También necesitaba un tiempo fuera para estar tranquilo y aclarar la cabeza. Uno aprende, no digo de los errores, pero sí de las cosas que son evitables” analizó. ¿Autocritica? Casi nula. Los escándalos de su vida privada influyeron, sin dudas, en su accionar en el verde césped. Más allá de sus temas personales, Osvaldo no hizo mucho para escaparse de los inconvenientes ni de la trascendencia mediática de su situación. Más bien intervino para seguir echando leña al fuego en contra de sus propios intereses y conveniencias. Carne de diván, dirían los filósofos callejeros. El famoso “Mundo Boca” le pesó y mucho. Más allá de jugarle a favor el confesarse hincha del club y su costado “simpático” o entrador, su última imagen dista mucho de sus mejores actuaciones. Ahora bien : ¿es el delantero un dechado de virtudes o un fuera de serie? No, estamos de acuerdo. Pero el desafío de Arruabarrena es encontrar el máximo potencial y exprimir al sus virtudes en pos de generar un rendimiento confiable y regular. Es un jugador que puede dar mucho y deberá trabajar para ello. En la Roma y el Español de Barcelona se vislumbró al mejor Osvaldo. El de las definiciones fantásticas que lo llevaron a jugar en la Selección Italiana y a sorprender a propios y extraños por su estilo de juego. Más allá de la charla que Arruabarrena deberá tener en cuanto a lo extrafutbolístico, no se sabe aun si Boca impondrá algunas condiciones de convivencia para el “díscolo” centrodelantero. “Cláusula no habrá en el contrato, comprendí muchas cosas que pasaron en el pasado. Tengo una persecuta mediática de los medios de chimento, pero yo no le doy bola. Me quieren convertir en mediático, pero yo no soy. Me deberé morder la lengua y esperar que se cansen”……. Sus declaraciones hacen pensar que algo habrá aprendido pero nunca se sabe. Lo real es que ,parece, que habrá segunda parte para una relación que pintaba idílica y terminó en intrascendente. No se sabe a ciencia cierta si el morder nuevamente la manzana terminará siendo fructífero para Boca. La verdad, sólo la sabe el protagonista de esta novela futbolística: “Me siento preparado para poder darle lo mejor de mí a Boca por mucho tiempo. Es fútbol y puede pasar cualquier cosa, pero me siento bien y firme”… ¿Será?