Por Mauricio Polchi – @MauriElbueno – Fotos por Facundo Nivolo @facundonivolo
Continua grave el joven que recibió tres tiros a quemarropa por parte del oficial Ricardo Ayala. Mientras su familia cuestiona el polémico fallo que dejó en libertad al agresor, y la querella pide el encarcelamiento del policía ante la justicia, el pibe Cabello dio a conocer un mensaje esperanzador: “Espero verlos pronto en la calle”.
“Gracias a todos por el aguante. Día a día me voy recuperando porque tengo muchas ganas de vivir. Espero verlos pronto en la calle, allá afuera. Un abrazo fuerte a todos los que me bancan y se la bancan”, publicó Lucas Cabello en las redes sociales, el pasado fin de semana.
Victima del gatillo fácil, Lucas fue acribillado de tres tiros a quemarropa por el agente de la Metropolitana, Ricardo Ayala. El brutal ataque ocurrió el último 9 de noviembre, en su domicilio particular. A plena luz del día, lo balearon cuando regresaba de la panadería con su pequeña hija de dos años. Por el feroz ataque perdió un testículo, y puede quedar inmovilizado por una bala que perforó su médula ósea. El cuadro de salud aún es complejo, por eso sigue hospitalizado en una clínica privada de Palermo. Salió de terapia intensiva, está en una terapia intermedia.
Gatillo fácil: el mismo protocolo
El agente Ayala está acusado de balear a Lucas Cabello, de 20 años, en la puerta de su casa en Martín Rodríguez al 500 del barrio de La Boca. Según pudo reconstruir Marcha, en la tarde de aquel lunes la escena era tenebrosa, clara y contundente. Los vecinos escucharon tres disparos, la misma cantidad de balas que se encontraron en el cuerpo de la víctima. El agresor, que es policía, escapó. A las autoridades, que intentaron plantar pruebas, les resultó imposible armar o sostener una mentira. Nada de “narcos” y “trapitos”. Fue un ataque policial contra un hombre desarmado.
En aquella oportunidad, la primera versión que hizo correr La Metropolitana ante la prensa fue la de instalar un tiroteo. La teoría, con el correr de las horas, sólo fue respaldada por la entonces vicejefa de Gobierno porteño María Eugenia Vidal. “Se trató de una cuestión de género”, lanzó ante los medios la actual gobernadora bonaerense. “El policía protegía a la mujer que apretó el botón antipánico”, agregó, y así Vidal justificó lo injustificable. El papelón fue tan grande que hasta las mismas autoridades de la fuerza la contradijeron al aclarar que “no era una consigna por violencia de género”. Los familiares le pidieron que se retracte, gesto que jamás mostró.
El 26 de noviembre, de forma inesperada, el juez Osvaldo Rappa solicitó “la inmediata libertad” del agente de la Metropolitana, quien permanecía detenido desde el día del criminal ataque. El efectivo fue procesado por el delito de “homicidio en grado de tentativa, agravado por su condición de ser miembro de una fuerza de seguridad, con exceso en ejercicio de legítima defensa”. Además, el magistrado le trabó un embargo por la suma de 300 mil pesos. Pero lo dejó en libertad, entre otras cosas, porque no tiene antecedentes.
Según narró el policía en su declaración indagatoria, tras un intercambio de palabras, Cabello “se da vuelta y bruscamente extrae de su cintura un arma de fuego y le apunta con la clara finalidad de disparar hacia el torso”. Sin embargo, el fallo asevera que “no se pudo acreditar fehacientemente que Cabello tuviera un arma de fuego en su poder, ni que increpara con un elemento de esas características al oficial Ayala”.
El juez reconoce que la víctima no estaba armada, y por eso el abogado Nahuel Berguier remarcó contradicciones en varios pasajes del fallo. “En el escrito dice que Ayala le dio tres tiros a Cabello –el primero que lo voltea y dos en el piso–, reconoce que Lucas no estaba armado, pero igual plantea que hay exceso en la legítima defensa cuando no se está defendiendo de nada”, expresó Berguier.
Desde su interpretación, el magistrado dudó de los testigos y hasta vaciló por los dichos de la propia mujer de Cabello, Camila Magallanes, presente en el trágico momento. “Su testimonio se debe valorar teniendo en cuenta el estado que se encuentra por la situación padecida por el padre de su nena”, justificó el letrado.
El caso hoy
Este martes 22 de diciembre se realizó una audiencia en la que los abogados del joven expusieron los fundamentos por los que Ricardo Ayala no debe permanecer en libertad. La querella y la fiscalía que intervienen en la causa rechazaron que el efectivo haya actuado en legítima defensa y pidieron que se lo detenga nuevamente. Las partes se pronunciaron ante la Cámara Nacional en lo Criminal.
Como era de esperar, la defensa del policía Ayala pidió que se le dicte la “falta de mérito” a su representado. A contramano de esa postura, los fiscales y los abogados formularon informes orales contra el procesamiento a Ayala y reclamaron a la sala VI de la Cámara que revoque la libertad que el juez de instrucción Osvaldo Rappa le otorgó a Ayala el 26 de noviembre, cuando dictó su procesamiento.
Para los abogados querellantes Nahuel Berguier y Federico Paruolo la actitud de Ayala, quien disparó tres veces contra Cabello “que estaba desarmado”, no encuadra en la legítima defensa, sino que “representa un accionar criminal”, agravado por la condición de policía del procesado, explicaron los letrados de la madre de Cabello, Carolina Vila, ante los camaristas Mario Filozof y Julio Lucini.
“Sólo aparecen las tres vainas servidas producto de los disparos de Ayala, quien no sufrió ningún tipo de lesión”, advirtieron. “Hasta hubo ensañamiento”, coincidieron. En la misma línea se pronunció la fiscal Susana Calleja. Descartó un altercado que obligara al policía a abrir fuego y consideró que el hecho configura “una gravísima violación de derechos humanos”.