Por Carina López Monja – @Carinalopezm
En sólo una semana el gobierno PRO mostró que venía por todo. Baja de retenciones para los patrones del campo, emergencia energética, eliminación de subsidios y suba de tarifas, devaluación de casi un 50 por ciento y el pedido a los trabajadores a que ayuden a la economía al tiempo que impulsaba un protocolo para regular la protesta social y decretaba la emergencia en seguridad. La respuesta de los y las de abajo llegará el martes con una masiva y unitaria movilización a Plaza de Mayo.
La victoria de los halcones
Había dos miradas dentro del equipo PRO. Quienes proponían un ajuste gradual y quienes ganaron la pulseada, con la consigna de “Hay que avanzar enseguida con las medidas antipáticas”. La devaluación con su proporcional traslado a los precios y la designación por decreto de dos miembros de la Corte, marcan la victoria de los halcones en este inicio de gobierno.
Si la tarea era avanzar con “las promesas de campaña”, la consigna Pobreza Cero quedó para una segunda etapa y se avanzó con el ajuste, el retiro del cepo y la devaluación. La designación de empresarios, terratenientes, CEOS y ex defensores de la dictadura militar no terminó siendo solamente una expresión discursiva, como las primeras declaraciones sobre Venezuela de Mauricio Macri. El think tank del PRO decidió avanzar en el modelo asentado sobre la matriz agroexportadora y de alineamiento con Estados Unidos. En el día de hoy, en la primer cumbre del Mercosur de Macri, se verá expresado en pasos concretos dispuestos a avanzar en el nuevo ALCA, que es el TLC entre el Mercosur y la Unión Europea y en primeros pasos gestos hacia con la Alianza del Pacífico.
El desafío: Disciplinar la protesta social y al movimiento popular
Por “derecha y por izquierda”, todos coinciden. Después de la brutal devaluación y transferencia de recursos a los más poderosos, el escenario que tiene que resolver el nuevo gobierno nacional es el descontento de los trabajadores y trabajadoras expresado en las protestas que fueron protagonistas en la primera semana PRO y que se reforzarán a partir de hoy.
La propuesta de diálogo social, donde prime la “racionalidad” de empresarios y empleados y se logre avanzar por “el bien del país” quedó descartada después de la devaluación y hoy, al decidir de Van der Kooy, el riesgo es no caer en una inflación fuera de control. La falta de medidas a favor de los trabajadores ha generado un reclamo de todos los sectores gremiales por un bono de fin de año.
Ante la presión, el gobierno nacional se dio, al menos, tres tareas. La primera fue aplacar a algunos sindicatos con “poder de fuego”, con el manejo de las obras sociales. La segunda es disponer a los Ministerios de Desarrollo Social de Nación y Provincia a garantizar alimentos de fin de año y prometer diálogo con los movimientos sociales y finalmente, la tarea de avanzar en el disciplinamiento de la protesta o, al decir de Morales Solá, en el desafío de “apartar a los argentinos del conflicto social que convierte sus vidas, desde hace 14 años, en un infierno cuando salen al espacio público”. Esta dinámica “salvaje”, propia de “los días de furia” de 2002, debe ser enfrentada con un esquema integral que regule las protestas.
El llamado control territorial o del espacio público
La propuesta de avanzar con medidas que regulen la protesta social no es patrimonio de la derecha, ya que en abril de 2014 el FPV propuso una ley anti piquetes para regular la protesta social que fue masivamente rechazada. Hoy el PRO decide limitar el derecho a protestar en función de proteger el soberano derecho a la libre circulación. Siguiendo a Joaquín Morales Solá, “Patricia Bullrich tiene un plazo para elaborar un protocolo contra piquetes y cortes: el 29 de diciembre. La orden del Presidente es clara: primero deberá negociarse y, si las conversaciones fracasan, la Justicia y las fuerzas de seguridad deberán actuar en el acto”.
El intento de disciplinar a las organizaciones populares viene en combo. En la declaración de emergencia en materia de seguridad, Bullrich anunció la coordinación entre fuerzas de seguridad, poder judicial y agentes de inteligencia para tener éxito en su emprendimiento. Las palabras de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, fueron por demás elocuentes, haciendo alusión a Cresta Roja “el corte no es la manera de resolver los conflictos”.
Nadie mejor que la piba Bullrich para la tarea de criminalizar la protesta. Quien redujo salarios y jubilaciones con la Alianza dijo en aquel momento que la medida era dura pero necesaria. Hoy buscará conducir con “mano de hierro” a las fuerzas federales de seguridad para avanzar con el “control territorial”, un eufemismo de represión y judicialización de los y las luchadoras.
Si bien el gobierno PRO no quiere quedar asociado a una política represiva, sus prácticas en la Ciudad de Buenos Aires con la represión de la Metropolitana en el Borda y en el Indoamericano, son parte de la memoria colectiva de la población.
Aunque menos conocido, Fabián Jorge Rodríguez Simón -el ideólogo de cubrir por decreto a dos jueces de la Corte Suprema- fue justamente el responsable de impulsar la UCEP, la fuerza de choque por la que fueron procesados varios funcionarios por abusar del uso de la fuerza y desalojar violentamente del espacio público a personas en situación de calle.
La pelea por la bendición del representante de Dios
Macri saludó al Papa Francisco en su cumpleaños, con una frase peculiar: “La Argentina no será un problema para usted. Yo me encargaré de eso como presidente”. La idea de devolverle “libertad y tranquilidad” a la población, sería igual a abrir el país a los mercados y poner en orden el conflicto social (lo que está por verse). Pero hay que recordar que esa relación está tensionada. Macri recién logro una carta del Papa a través de la mamá de Triaca esta semana. Y por el otro lado, un sector del kirchnerismo y de movimientos populares vinculados a la CTA, que son parte del espacio de Movimientos Populares impulsado por Francisco con las consignas Tierra, Techo y Trabajo, podrían entrar en tensión con las políticas de Macri. Recordemos las fuertes críticas de Bergoglio cuando Macri desalojó el barrio Papa Francisco en Lugano, junto a las fuerzas federales comandadas por Sergio Berni.
Respuesta unitaria frente a la devaluación
El reclamo de un bono de fin de año para compensar la pérdida del poder adquisitivo ha surgido en todos los gremios. Las cinco centrales sindicales, la mayoría de los gremios, las organizaciones sociales y los trabajadores que sobreviven con la venta de su fuerza de trabajo reclaman una respuesta. La diferencia tal vez radica en que “los gordos” y las burocracias sindicales discuten con qué tajada se quedan mientras el resto evalúan dar una respuesta en las calles.
En este sentido, la convocatoria unitaria y masiva de un amplio abanico de gremios, agrupaciones sindicales, trabajadores y trabajadoras precarizados, de la economía popular, privados y estatales ha logrado aglutinar a fuerzas bien heterogéneas pero que comparten el reclamo y la urgencia de un bono de fin de año.
La convocatoria a una movilización que partirá de Belgrano y 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo, con la consigna de bono navideño tuvo a la CTA Autónoma como convocante, pero rápidamente se sumaron gremios combativos como la Federación aceitera -que logró una importante victoria en las recientes paritarias-, la CTEP -que agrupa a trabajadores de la economía popular-; a las corrientes sindicales de los distintos partidos políticos del FIT, a la Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas que nuclea agrupamientos clasistas con base en estatales y docentes fundamentalmente, y a organizaciones políticas que van desde el PTS, El PO, IS, o el Frente Popular Darío Santillan, el Movimiento Evita, la Tupac Amaru.
Las evidentes diferencias políticas no han impedido convocar a una acción de lucha unitaria que dé una respuesta contundente ante la devaluación y ajuste ejecutado en los primeros días de gobierno. A menos que haya anuncios en las próximas horas, se prevé un inicio de semana marcado por la conflictividad social: la marcha de hoy de Cresta Roja, la movilización mañana de este amplio abanico de organizaciones sociales y políticas es una advertencia, no sólo a los reclamos populares sino el rechazo al intento de cercenar la protesta social.
El cierre de año prevé un 2016 con mayor conflictividad en donde el PRO tendrá que prever un plan para sostener aquello que prometió en campaña cuando su discurso prometió no desmantelar algunas de las reivindicaciones conquistadas por la población durante los últimos años.
En el caso de las organizaciones populares, de izquierda, además de la resistencia callejera queda pendiente el desafío de construir y comunicar un proyecto propio que permita sortear la lógica K/Anti K y narrar un proyecto popular, de las izquierdas en la búsqueda de una transformación radical de la sociedad.