Por Sarah Babiker *
Fue el verano pasado, la gente vacacionaba y en las noticias reinaba el sopor informativo propio de la época estival. En los últimos días de diciembre, la imagen de una joven de 15 años copó las portadas de los diarios y abrió los noticieros. A casi un año de la muerte de Lola Chomnalez, la adolescente porteña cuyo cuerpo sin vida apareció en el balneario uruguayo de Barra de Valizas el pasado 30 de diciembre, dos días después de que se la viera por última vez, el caso sigue abierto y no hay personas detenidas, después de que más de 40 personas fueron entrevistadas en el contexto de la investigación.
Según pericias forenses, la joven, que vacacionaba junto a la familia de su madrina, habría sido asfixiada contra la arena. Presentaba asimismo cortes con un objeto punzante y un golpe en la cabeza. Se determinó que no había sido abusada sexualmente. Aquí un relato del caso y algunas reflexiones sobre la cobertura mediática del mismo.
En el departamento de Rocha, al que pertenece esta zona balnearia “la gente tiene la preocupación porque una chiquita de 15 años haya muerto a manos de alguien que aún no se ha podido encontrar. Y al distanciarse en el tiempo hay menos confianza en que algún momento el crimen llegue a esclarecerse” dice Hugo Luján, responsable de comunicación de la intendencia.
Durante este tiempo se ha trabajado en dos líneas de investigación, en un primer momento el foco se centró en el círculo íntimo de la adolescente, las personas con las que pasaba aquellas vacaciones, después fue cobrando fuerza la hipótesis de un intento de robo. Hasta ahora más de 40 personas han comparecido en la sede judicial del departamento de Rocha donde se sigue la causa. Todas fueron liberadas. El último sospechoso fue liberado en septiembre al no coincidir su ADN con el de la sangre encontrada en la mochila que Lola llevaba el día que desapareció.
De nuevo es casi verano: “Deseamos que la justicia pueda llegar a una conclusión para que la familia pueda tener una explicación de lo que pasó” dice Luján. “No con fines turísticos ni por el bien de la temporada” aclara, aludiendo a la polémica que protagonizó la intendencia en los primeros días de la investigación cuando el secretario de Comunicación en aquel momento apuntó en un comunicado al entorno íntimo de la joven, subrayando que se trataba de un problema de familias argentinas, ajeno a la realidad del lugar. El texto fue enérgicamente contestado en las redes sociales y el entonces intendente, Artigas Barrios, se disculpó ante la familia y la sociedad argentina. “Poco importa donde nació, dónde vive, a qué círculo pertenece quién perpetró esta barbaridad, lo que importa es que no quede impune y esa es misión reservada a la Justicia uruguaya. De ninguna manera podemos adelantarnos a los resultados de su trabajo” declaró en otro comunicado. “Acá hay una separación de poderes, la intendencia ejerce un poder ejecutivo y en ningún caso nos corresponde opinar sobre un proceso que aún se dirime en sede judicial” recuerda Luján.
La cobertura mediática
Aquella polémica supuso una más de las numerosas y variadas informaciones que se publicaron sobre el caso. “El primero de enero había 6, 7 móviles de canales de tv apostados en el juzgado” recuerda Luján de aquellos primeros veinte días de enero en el que estuvo trabajando de guardia. “Había medios de diversa naturaleza que le dieron importancia superlativa al caso, cada uno con sus particularidades, en cuanto a los medios pero también en cuanto a cada periodista.” Algunos de estos periodistas estaban en Uruguay cubriendo la temporada, explica, eran periodistas de espectáculos, no de policiales.
“Los medios tenían una necesidad de salir en el noticiero de las siete con algo, habilitaban líneas de especulación desconociendo el hecho fundamental de que este caso fue una puñalada en el corazón de una familia. De un grupo de amigos” reflexiona Luján, quien en aquel momento trabajaba para dos medios y no podía evitar pensar en su propia hija adolescente. “Incluso las consultas a médicos forenses estaban más vinculadas con el imaginario de las series policiales de investigación que con los recursos que realmente hay acá para investigar.”
La impresión de este periodista no fue aislada: “La construcción y el abordaje de las noticias que versan sobre el asesinato de Lola Chomnalez han sido construidas desde el morbo y haciendo uso de una falta total de respeto en primer lugar hacia la víctima y luego también hacia sus familiares; allegados/as; y hacia la sociedad toda” condenaba el Observatorio para la Discriminación en Radio y Televisión en un comunicado sobre la cobertura del caso.
“Un vecino de la ciudad de Castillos, un changarín que fue acusado por una denuncia anónima, le hizo juicio a cuatro medios que le presentaron como el asesino confeso de Lola, toda una tarde se pasó su imagen en los medios” recuerda Luján. Al final el cotejo de su ADN con el de sangre encontrada en la mochila de Lola también dio negativo convirtiéndole en una más de las numerosas personas que pasaron por el juzgado y fueron liberadas. “Los medios de comunicación han construido asesinos en pocos segundos, definiendo perfiles, entrando a los hogares y a los trabajos de personas a quienes la justicia uruguaya en algún momento decidió investigar por el vínculo con el homicidio” afirmaba en este sentido el Observatorio.
Femicidio o robo
En Rocha hay precedentes de feminicidios, principalmente intrafamiliares. El gobierno departamental aplica las políticas nacionales en este ámbito, a través de acciones locales. Luján señala el trabajo en prevención, el asesoramiento a mujeres en situación de vulnerabilidad, o el apoyo a jefas de hogar entre estas políticas públicas enfocadas en género y equidad. “Había un grado de sensibilización, este caso no fue un punto de inflexión, y si bien tuvo un fuerte impacto, no fue tomado como violencia contra la mujer, en el consciente colectivo no fue vinculado con una cuestión de género” señala.
El caso de Lola, sin embargo, ha sido presentado como un feminicidio desde el principio en los medios argentinos. ¿Fue la adolescente asesinada por ser mujer? ¿Fue víctima de un crimen desvinculado de la violencia machista? Quizás la pregunta no sea ésa, sino por qué hay una forma en la que las mujeres adolescentes mueren, la normal, la que aconteció 23 veces el año pasado en Argentina. Ese fue el número de víctimas de femicidio de entre 13 y 18 años el año 2014, según contabilizó el Observatorio de Adriana Marisel Zambrano de La Casa del Encuentro. La pregunta también puede ser, ¿por qué hay un patrón en el modo en el que aparecen las mujeres adolescentes como víctimas en los medios? La profusión de imágenes que las presentan inocentes o sexualizadas, de juicios que las categorizan como más o menos víctimas.
*Periodista de la agencia Comunicar Igualdad de donde es originaria la nota