Por Belén Spinetta* / Foto: Analía Cid
A partir de la publicación del monitoreo de medios “Ellas tienen derechos” de la asociación civil Comunicación para la Igualdad, actualizamos las situaciones judiciales de la búsqueda del esclarecimiento de los femicidios de Ángeles Rawson, Melina Romero y Lola Chomnalez. Historias paradigmáticas que bien podrían merecer investigaciones y penas ejemplificadoras.
En septiembre de 2015, el portero Jorge Mangeri fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de la joven del barrio porteño de Palermo. La sentencia indicaba que el portero llevó a Ángeles con engaños a algún sitio dentro del edificio en el que vivía, allí quiso atacarla sexualmente y, ante la resistencia, terminó ahorcándola. El fallo fue apelado por el abogado defensor, quien reclamó para Mangeri el beneficio de la duda, y por tanto la sentencia aún no está firme.
“No tuve ni tengo nada que ver con la muerte de Mumi“, esas fueron las palabras que Jorge Mangeri eligió decir antes de que se conociera la sentencia en el juicio que se realizó en su contra por el feminicidio de Ángeles Rawson. Eligió llamarla por su apodo, casi como una burla ante los oídos de la familia de la joven que se encontraban en la sala de audiencia. La condena: prisión perpetua por ser “penalmente responsable de los delitos de femicidio en concurso ideal con los delitos de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y homicidio agravado por su comisión criminis causae”.
La sentencia contra el portero del edificio donde vivía la joven se conoció el 15 de septiembre pasado y fue casi un cierre para uno de los casos de femicidio adolescente más difundidos por los medios nacionales. Durante el juicio que se realizó en el Tribunal Oral en lo Criminal 9 –integrado por Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas- quedó en evidencia que Mangeri (de 47 años) había matado a la muchacha para ocultar el intento de abuso sexual.
Comunicar Igualdad mantuvo un breve diálogo con Pablo Lanusse, abogado querellante en la causa en representación del padre de Ángeles, Franklin Rawson. Al ser consultado acerca de la importancia de haber llegado a una condena en este hecho, y el precedente que sienta para la justicia, el letrado prefirió no hacer declaraciones. “Prefiero no emitir valoraciones hasta tanto la sentencia quede firme”, indicó. Hace tiempo también que ni Franklin, ni Jimena Anduriz –mamá de Ángeles- hacen más declaraciones a la prensa… Quizás en busca de la calma que les falta desde la pérdida de su hija.
Ángeles Rawson tenía apenas 16 años cuando despareció en junio de 2013 cuando volvía de una clase de gimnasia en el barrio porteño de Palermo. Su búsqueda fue intensa, pero breve. El cuerpo de la joven fue hallado en las cintas de separación de residuos del predio del Ceamse, ubicado de José León Suárez.
Durante los días posteriores al feminicidio, los medios de comunicación hegemónicos –cubriéndose detrás de fuentes judiciales y policiales- se encargaron de desparramar sospechas sobre la familia: primero sobre el padrastro, luego sobre uno de los hermanos… Pero apenas cinco días más tarde llegó la propia confesión del portero: “Yo la maté, soy culpable”. Mangeri estuvo preso hasta el día del juicio, y se fue del mismo en iguales condiciones. Pese a su declaración inicial y lejana, durante todo el juicio sostuvo su inocencia… Lo hizo hasta el final, hasta animarse a llamar a Ángeles por su apodo.
Para el Tribunal, el portero llevó a la joven con engaños a algún sitio dentro del edificio en el que vivía (no se pudo determinar con certeza cuál). Allí quiso atacarla sexualmente pero ella se resistió por lo que el femicida terminó ahorcándola; la autopsia reveló lesiones paragenitales en una rodilla, en la ingle y en la cara interna de los muslos. Durante el ataque mortal, Mangeri le fracturó cinco costillas, la clavícula y una vértebra. Luego descartó su cuerpo en una bolsa de residuos. Así mató a Ángeles, que sólo tenía 16 años.
Sentencia apelada
Adrián Tenca, responsable de la defensa de Jorge Mangeri, apeló a fines de septiembre la condena a perpetua y reclamó la absolución por el beneficio de la duda. El abogado pidió que se declare nula la revisión corporal a la que fue sometido su defendido en la fiscalía la noche de su detención –tal como lo había hecho en las audiencias del juicio oral-, los actos procesales posteriores a eso, así como la nulidad de los estudios de ADN. Sobre el primer punto cuestionó cuando la fiscal de instrucción Paula Asaro le tomó declaración por primera vez a Mangeri y le pidió que exhibiera el torso, no fue porque el hombre había relatado que había sufrido “apremios ilegales”, sino porque “sospechaba de él”.
Asimismo, Tenca consideró que no hubo abuso sexual, por lo que no se trató de un homicidio agravado por críminis causa (ocultamiento del delito) y cuestionó en ese marco que se haya configurado el delito de “femicidio“. De prosperar en ese planteo, la acusación quedaría reducida a “homicidio simple”, que tiene una pena mínima de 8 años de cárcel. La resolución final está ahora en manos de la Cámara Nacional de Apelaciones.
*Periodista de la agencia de noticias Comunicar Igualdad de donde es originaria la nota
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