Por Redacción Marcha / Fotos por Verena Glass FRL y Andrés Alvarez
En el marco del seminario “Derechos humanos de ayer y de hoy” el periodista Darío Aranda entrevistó a Relmu Ñamku. Recortes de un ida y vuelta imperdible.
El último panel de la jornada que la Fundación Rosa Luxemburgo organizó con motivo de la apertura en la Ciudad de Buenos Aires estuvo dedicado a presentar la reedición del libro Argentina originaria, del periodista Darío Aranda, coeditado entre a cooperativa La Vaca y la Fundación.
En ese marco, se realizó una entrevista con Relmu Ñamku, integrante de la comunidad mapuche Wincul Newen, quien recientemente fue sobreseída por la justicia de Neuquén de la acusación por tentativa de homicidio, que se había dado en el marco de la defensa del territorio frente al avance de empresas petroleras. El panel fue coordinado por Marcelo Zelic, vice presidente del Grupo Tortura Nunca Mais de San Pablo; grupo que nació de familiares de víctimas de la Dictadura de 1964, y coordinador del proyecto “Armazén Memoria”, que promueve el acceso público a la memoria histórica a través de las bibliotecas virtuales. Marcelo inició contando sobre el libro: “Trata sobre la violencia originaria, pero porta la violencia actual (territorios, avance de la soja, grupos económicos poderosos)”. Luego de algunas semejanzas con lo que sucede en Brasil, analizó: “Nos hay ‘Nunca Más’ mientras no se incluya a los pueblos originarios en el proceso”. Darío Aranda retomó el tema, y agregó que “ese ‘Nunca Más’ que no existe para los pueblos indígenas se refleja en el acampe Qopiwini a sólo unos metros de acá. Eso es una clara muestra de cómo el gobierno los maltrata, y buena parte de la sociedad”.
“Me acusaron por ser pobre, india y mujer”
Luego fue el turno de presentar a Relmu, y de iniciar una entrevista en vivo que generó una dinámica muy activa. Primero relató su historia: la resistencia de su comunidad al avance sobre el territorio, la acusación, el enjuiciamiento, y cómo fueron tejiendo lazos para lograr que los absolvieran… Así contó que del 28 de diciembre de 2012 data el día en el que la oficial de justicia Verónica Pelayes fue herida en un intento de desalojo por parte de la justicia. Hacía más de una década que la comunidad Wincul Newen intentaba frenar el avance de las petroleras –que cambian de nombre pero no de piel: primero Pioneer Natural, luego Apache, Yacimiento del sur y desde 2014, la estatal YPF–. Finalmente, el 4 de noviembre pasado la declararon no culpable de los cargos. Entonces contó, desde una mirada de género, “la justicia se ensañó conmigo por ser pobre, india y mujer… esto último porque me acusaron de cargos más altos que a los hombres. Creo que en todos los lugares donde hay luchas las mujeres nos ponemos fuertes, y tenía una carga simbólica judicializarnos”. Aranda le preguntó cómo veía el presente y el futuro de los pueblos indígenas en el marco de la elección del nuevo presidente. Relmu explicó: “tomando como referencia el último año, tenemos el acampe qom, nos fuimos encontrando muchos en las calles bajo un gobierno ‘participativo’, ‘progresista’, de derechos humanos; pero la cuestión indígena nunca entró ahí. Cada vez que Félix Díaz me cuenta de Formosa, cuenta una historia nueva de atropellos. En la última Cumbre indígena que hicimos en las salinas, en Jujuy, llegamos de todo el país… Demostramos que queremos reunirnos, discutir políticamente, pensar cómo reconstruir el movimiento de pueblos originarios”. Darío recordó que “es un error y una mentira ver a los pueblos originarios como algo del pasado, sino más bien como posibilidad de futuro” e hizo referencia a los conceptos de Soberanía alimentaria y Buen vivir. Entonces le preguntó a Relmu por el futuro de las comunidades. Y ella, siempre con la mirada hacia adelante, contestó: “El deber que tenemos como pueblo es el de querer las mejores condiciones para que nuestros hijos e hijas puedan ser los portadores de estas luchas”.