Por Francisco Farina y Nadia Fink / Fotos Verena Glass FRL
En el marco de la inauguración de la oficina de Buenos Aires de la Fundación Rosa Luxemburgo, se realizó el seminario “Derechos Humanos, ayer y hoy”. Marcha cubrió la jornada y dialogó con Osvaldo Bayer y Horacio Tarcus sobre la coyuntura y el devenir de las izquierdas.
La Fundación Rosa Luxemburgo, en el marco de la inauguración oficial de su oficina en Buenos Aires, organizó el seminario “Derechos Humanos, ayer y hoy. Memoria – complicidades – disputas territoriales” los días 1 y 2 de diciembre en el hotel Castelar. Durante los próximos días, Marcha estará compartiendo la cobertura de las dos jornadas y entrevistas a las personalidades, militantes e intelectuales de América Latina y Alemania que se convocaron al debate.
Gerhard Dilger, Director de la oficina regional Brasil y Cono Sur de la Fundación Rosa Luxemburgo, dio las palabras de bienvenida al seminario. Frente al eje de los Derechos Humanos y en relación a la coyuntura nacional expresó que “es un poco irónico que la asunción del nuevo Presidente se dé el día de los Derechos Humanos”, a sabiendas del perfil ideológico de Mauricio Macri. “Estamos para fomentar debates de la izquierda, tan fragmentada como en nuestro propio país” explicó respecto de las tareas de la Fundación y la apertura de esta nueva oficina. Por último, se dirigió a las organizaciones y movimientos populares que se encontraban presentes: “Estamos aquí para aportar y aprender de ustedes en pie de igualdad, siguiendo las líneas del socialismo libertario de nuestra patrona Rosa Luxemburgo”.
El primer panel de la jornada, “Memoria y derechos humanos. Reflexiones de ida y vuelta entre América Latina y Alemania”, contó con la presencia de Osvaldo Bayer. Al mítico historiador, escritor y periodista ácrata, se sumó Rainer Huhle, especialista en Derechos Humanos y memoria histórica, directivo del Centro de Derechos Humanos de Núremberg y miembro del Comité contra las desapariciones forzadas de la ONU. Previo a la exposición, se les dio lugar a Relmu Ñamku y otros integrantes de la comunidad mapuche Wincul Newen para realizar un reconocimiento a Bayer por su participación y militancia activa en la visibilización de las reivindicaciones de los pueblos originarios.
Bayer centró su exposición en los años de opresión y de dictaduras que atravesó el país. “Voy a hacer un resumen de la crueldad argentina, que es terrible”, anunció. Desde Rivadavia hasta la última dictadura militar, enumeró las atrocidades que vivieron las y los de abajo. También homenajeó a Rosa Luxemburgo a través de un relato dedicado a otra Rosa, una hija de una compañera detenida-desaparecida.
Por su parte, Rainer Huhle, desarrolló una ponencia sobre “los procesos de Núremberg, 70 años después” y explicó que “el juicio fue parte de una reconversión o ‘reeducación’ de la sociedad alemana”. Acompañado de proyecciones fotográficas, retrató los diferentes momentos del juzgamiento y las repercusiones en la sociedad. “Me importa preservar la memoria de la memoria”, explicó y “no enfriarla en una foto puntual de un momento, sino en cómo se hizo un evolución de esa memoria”.
Al finalizar el panel, Marcha dialogó con Osvaldo Bayer. Consultado por su parecer frente al nuevo gobierno, el historiador explicó que “al futuro del país lo veo como una marcha hacia al conservadurismo: hay un aumento en la indiferencia entre las razas, entre las masas, entre las clases, pero creo que dentro de cuatro años la gente se va a dar cuenta de que el país no avanzó: que avanzaron solamente los ricos, las grandes corporaciones. Así que va a ser un periodo de prueba para el conservadurismo, que va a fracasar. El país no va ya para ese proyecto, y volveremos realmente a la búsqueda de una salida, que nunca la encontramos”. También opinó sobre las tareas de las organizaciones y partidos de izquierda: “Lo racional es que las izquierdas se unan y busquen un solo programa de pocos puntos pero para cumplirlo y que lo hagan: hasta ahora no lo han hecho nunca”.
El segundo taller de la jornada estuvo bajo la coordinación de la historiadora Vera Carnovale y contó con las exposiciones del director del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina (CEDINCI), Horacio Tarcus y el historiador Werner Pade.
En primer lugar, Werner Pade se explayó en la relación entre la última dictadura argentina y la República Democrática Alemana. El historiador explicó que “no existía una política latinoamericana de la RDA”, pero de todas formas “Galtieri recibió deseos para el desarrollo exitoso de las relaciones bilaterales por parte de los alemanes orientales”.
Horacio Tarcus describió las divergentes posturas de las izquierdas frente al golpe militar de marzo de 1976 y la naturaleza de la dictadura que se impuso; profundizó en las dificultades teóricas y políticas con las que se enfrentó la izquierda para descifrar el golpe que se avecinaba, así como también la naturaleza de su proyecto político-económico. Además de repasar las especificidades de la última dictadura cívico-militar, Tarcus planteó el interrogante de por qué las organizaciones de izquierda no tuvieron un papel relevante en las luchas de Derechos Humanos.
Marcha pudo dialogar con Tarcus sobre los desafíos del futuro cercano para la sociedad y, particularmente, las organizaciones de izquierda. “Estamos ante una experiencia inédita: por primera vez un partido constituido por dirigentes de las clases dominantes argentinas llega al gobierno no a través de un golpe militar, sino a través de elecciones”. Agregó que “los riesgos son muy grandes pero al mismo tiempo toda novedad y todo escenario es una invitación a la reflexión crítica”.
Especialista en la historia de las izquierdas en el país, opinó que “las caracterizaciones que está haciendo la izquierda todavía son muy tradicionales, son muy incipientes; me parece que hay mucho por aprender y mucho por entender; por supuesto que también mucho por defender, porque ante este escenario existe el riesgo de la pérdida de derechos que costó mucho esfuerzo y mucha sangre conquistar”.
Frente a los desafíos que se avecinan comentó: “Soy optimista respecto a que quizá un nuevo escenario político implique un barajar y dar de nuevo también en el campo de las izquierdas y apuesto por la emergencia de un pensamiento crítico que exceda las disputas actuales entre los diversos grupos de izquierda que se plantee procesos de unidad, de discusión franca, sin exclusiones recíprocas, sin sectarismos recíprocos; esto suena como una utopía pero algunos pasos se han dado y se vienen dando en este sentido. Y si la derecha, centro derecha, el radicalismo se pudo unir… ¿cómo no se van a poder unir las izquierdas?, cuyos programas y cuyos valores –que justamente tienen que ver con la igualdad y la libertad– son tan claros y están estampados hace tanto tiempo. No digo que esto vaya a suceder; es un deseo, es una apuesta”.
Consultado por las tareas de las organizaciones populares, expresó que “una buena caracterización de la naturaleza específica de este gobierno nuevo va a ayudar muchísimo. Creo que hace falta llamar a mesas de debates colectivas, poner acciones en común, pero también discusiones en común, para caracterizar esta nueva etapa que se abre en la Argentina, y que quizá se esté abriendo en América Latina… ¿Estamos ante un agotamiento de los gobiernos nacional-populares? ¿Hay un crecimiento de una centroderecha que se tiene que correr al centro y apelar a ciertas formas y valores del populismo para llegar al gobierno? Me parece que estas son algunas preguntas en este contexto de crisis y composición del capitalismo a nivel global que la izquierda va a tener que encarar en los próximos meses y los próximos años”.