Por Germán Gómez. En la periferia de La Plata, el conflicto por un derecho básico como es el agua potable, lleva más de siete años sin solución. Desde el municipio local todavía no se han efectuado las obras prometidas. Movilización de las familias afectadas.
En La Aceitera de Arana, el conflicto por la falta de agua corriente y potable es una de las demandas más importantes por las que las familias vienen luchando hace más de siete años. Esto es, en la actualidad, una de las problemáticas que acarrea la periferia platense, olvidada por la dirigencia municipal y que cuenta con una vieja data de compromisos no asumidos.
En un principio, el que comienza las obras para la colocación de las cañerías que llevarían agua potable al barrio, fue el ex intendente -y actual Ministro de Justicia de la Nación- Julio Alak, pero sólo inició el tendido de la red. Al asumir la intendencia Pablo Bruera, también se comprometió a dar solución a un problema que venía desde el año 2004 cuando las movilizaciones de los vecinos del barrio, lograron instalar la problemática en los medios de comunicación.
En 2007 se inauguraron dichas obras que garantizarían el agua a todas las familias. Las obras nunca se terminaron y al día de la fecha La Aceitera sólo cuenta con algunos tanques comunitarios de agua, que fueron colocados de manera provisoria en el 2010 por parte del municipio, y la directora provincial de Agua más Trabajo, Adriana Blanco.
En diciembre de 2009 la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata, realizó un estudio del agua que se toma en La Aceitera donde dejó en evidencia que no era potable, lo que llevó a profundizar aún más el reclamo.
Así mismo, el año pasado los vecinos lograron que su reclamo llegue al presupuesto participativo que impulsa el municipio platense, lo que daría un nuevo puntapié para culminar las obras. De esta manera, la licitación obtenida habla de una “ampliación de red de agua potable zona Arana de 137 a 131; zona hogar padre Cajade, ESB 21 y jardín 973 inclusive”, según consta en el documento.
En diálogo con Marcha, Juan Francisco Páez, integrante del Colectivo Garabatos, una de las organizaciones que acompaña la lucha de los vecinos y vecinas, comentó que la colocación de tanques comunitarios de agua no abarca el problema de raíz.
Desde la provincia de Buenos Aires acusan que la licitación para comenzar la obra ya está hecha, que el atraso se debe a un problema burocrático: “No quieren hacerse cargo; La municipalidad puede arrancar con el trabajo previsto en el presupuesto participativo, a hacer la instalación de caños, pero no empieza por que no está el pozo que es responsabilidad de la provincia”, aclaró Páez.
Por otra parte, agregó que “los chicos son los más perjudicados ya que la hepatitis y problemas digestivos son muy comunes en el barrio a causa del agua que se toma todos los días”.
Lucha por agua potable
En el marco de las asambleas, llevadas a cabo por las familias de La Aceitera, se decidió movilizar y comenzar un plan de lucha para reclamar que el municipio y la provincia de Buenos Aires comiencen con las obras prometidas, lo que llevaría a más de 200 familias a tener agua corriente y potable.
“La falta de agua potable repercute en la salud, el agua que se toma en la aceitera está muy contaminada, los estudios que hizo la universidad hace algunos años dieron cuenta que el agua tiene arsénico y nitratos, que al ser minerales no se van cuando se hierve el agua”, comentó el integrante del Colectivo Garabatos.
De esta manera, el reclamo continuará: “vamos a seguir reclamando hasta que veamos que arrancaron con las obras. No vamos a esperar hasta el verano; por eso arrancamos con la lucha y la vamos a seguir hasta ver salir por las canillas de las casas del barrio agua potable, agua que se pueda tomar”, concluyó Páez.