Por Juan Francisco Gentile. Se realizó ayer la jornada de paro y movilización convocada por la CTA, con la adhesión de la CGT de Moyano. Con un heterogéneo abanico de participantes, concluyó en un concurrido acto en Plaza de Mayo donde se manifestaron los principales reclamos actuales de los trabajadores.
Con una composición llamativamente heterogénea, ayer se llevó a cabo la jornada de paro y movilización convocada por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) conducida por el estatal Pablo Micheli, quien señaló que “antes de fin de año” se realizará un paro nacional conjunto entre la CTA y la CGT que lidera Hugo Moyano.
La nota distintiva fue el variado arco de organizaciones políticas, sociales y sindicales que adhirieron: además de las federaciones, sindicatos y movimientos sociales que componen la CTA, estuvieron presentes el Sindicato de Choferes de Camiones, liderado por Pablo Moyano, junto a una nutrida columna de trabajadores y referentes de la CGT Azopardo que conduce Hugo Moyano (quien se encuentra en Neuquén), la Corriente Clasista y Combativa (CCC), organizaciones políticas nucleadas en el Frente Amplio Progresista, como Libres del Sur – Barrios de Pie y el GEN de Margarita Stolbizer, la Federación Agraria Argentina, militantes de la Unión Cívica Radical, la Federación Universitara Argentina (FUA, conducida por la Franja Morada) y columnas de partidos de la izquierda tradicional como el Partido Obrero (PO) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).
En el largo listado de reivindicaciones, se vieron unificadas históricas demandas sociales y sindicales de la CTA, con otras ligadas a recientes conflictos protagonizados por la CGT: Salario mínimo y planes sociales iguales a la canasta básica, universalización y unificación de las asignaciones familiares, 82% móvil para los jubilados, rechazo al impuesto a las ganancias, restitución de los fondos a las obras sociales, entre otras.
El descontento de gran parte de los sectores que se movilizaron ayer se vincula con la sensación de estancamiento e incluso de pérdida que va dejando el 2012 en cuanto a avances y retrocesos para gran parte de los trabajadores. El promedio de aumento salarial que se desprende de los acuerdos paritarios ronda un 24% que, en comparación con la inflación estimada, da como resultado una pérdida del poder adquisitivo. A su vez, el salario mínimo, vital y móvil, con sus aumentos en cuotas, se mantuvo en niveles por debajo de las necesidades de los sectores más castigados de la sociedad. El modo discrecional a través del cual se manejan las asignaciones familiares y el congelamiento del mínimo no imponible para el “impuesto a las ganancias” son también situaciones que golpean en fibras vitales del movimiento obrero, que en gran parte se esforzó durante este año en visibilizar estas realidades de cara a la sociedad. Por otro lado, la reciente propuesta del Poder Ejecutivo para modificar la Ley de Riesgos de Trabajo produjo malestar tanto en la CGT como en la CTA en tanto no cuestiona un régimen que actúa una vez producidos los accidentes laborales en lugar de darle protagonismo a la prevención y el control. Las discrepancias en torno a este proyecto del gobierno llevaron a que Héctor Recalde, abogado de la CGT y diputado nacional por el Frente Para la Victoria, diseñara su propio proyecto de modificación de la Ley, diferente al fogueado por el kirchnerismo. Sin embargo, no faltaron aquellos que se movilizaron no por una voluntad de avance de los sectores populares sino por la composición netamente opositora del acto.
En lo que va del 2012, la CTA conducida por Micheli fue único sector sindical que se movilizó en reiteradas oportunidades por paritarias sin techo, por el 82 % móvil, la equiparación del salario mínimo con la canasta familiar real, entre otras. En ese sentido, respetó la historia de una Central que nació como espacio aglutinador de la alternativa y resistencia al neoliberalismo y a la complicidad de las conducciones sindicales con las políticas de vaciamiento del país. Sin embargo, la perspectiva se enturbia cuando se echa el ojo a la composición de convocatorias como la de ayer, que más allá de las reivindicaciones, da la sensación de que el enfrentamiento con el gobierno nacional es el único factor realmente aglutinador de diversas expresiones políticas, de muy diversas raigambres e historias recientes. No es un dato menor que en la movilización se haya visto a la UCR, la Federación Agraria y a organizaciones nucleadas en el FAP no sólo como asistentes, sino también como anfitriones. El año próximo es electoral, y nadie lo pierde de vista.
En su discurso, Micheli realizó una llamativa analogía entre la movilización y las protestas de caceroleros y fuerzas de seguridad: “¿Ahora qué va a decir Cristina? Cuando vienen los caceroleros los acusan de destituyentes, cuando vienen los gendarmes les dicen destituyentes. Ahora van a decir que estos trabajadores les hacemos juego a la derecha y que somos destituyentes, pero aquí los únicos destituyentes son los del Gobierno”, señaló.
Además de Micheli, quien afirmó que en un diálogo telefónico con Hugo Moyano ambos hablaron de la necesidad de confluir en un paro nacional antes de fin de año, la jornada tuvo como oradores a Eduardo Buzzi, por la Federación Agraria, Juan Carlos Schmid, por el gremio de Dragado y Balizamiento-CGT, y Juan Carlos Alderete de la CCC.
Además del acto en el centro porteño, hubo cortes de rutas en San Justo, Florencio Varela, Morón Pacheco, Campana, La Plata y Mar del Plata, entre otras localidades del interior, y cortes de los principales accesos a la Capital Federal, como parte de la jornada.