Por Mario Hernández
A pocos días del balotaje entre Scioli y Macri, seguimos aportando al debate de cara a lo que se viene para la izquierda y las organizaciones sociales. Guillermo Almeyra vierte su opinión y confronta abiertamente con la de Atilio Borón.
–¿Qué puede detallarnos de la fuerte nota titulada “Respuesta a un calumniador” dirigida a Atilio Borón, que afirmó que quienes promovemos o vamos a votar en blanco, estaríamos haciéndole el juego al imperialismo?
–Para mí ese señor no es representativo, es oportunista y muy seguidista de todos los gobiernos progresistas; es un acrítico total, vive de eso. Creo que el problema central es que él, independientemente de su poco prestigio y características personales, expresa de todos modos no solamente lo que dice un sector oficial del kirchnerismo –para los cuales el voto en blanco es traición, desde siempre quien no los apoye es traidor–, pero también una mentalidad de vieja raigambre: “el que no está a mi favor está en mi contra”. Es imposible para esa gente pensar si no es en blanco o negro; creen que toda oposición a un gobierno que ellos consideran progresista es de derecha o que le hace el caldo gordo y no es así.
Frente a posiciones de diversos gobiernos, se puede estar a la derecha o a la izquierda y muchas críticas de izquierda han sido absolutamente válidas; y aun así los acusaron de ser agentes del imperialismo. Por ejemplo, con la oposición a la burocracia soviética y a la dictadura de Stalin: todo el que se oponía era fusilado por traidor o metido en un manicomio por estar loco; y en escala internacional, eran acusados de ser agentes del imperialismo. El que determinaba quiénes iban a ir al manicomio en la URSS en nombre de la ortodoxia pasó a ser el jefe mafioso de un sector de los capitalistas rusos, robándole al ex estado soviético.
Recuerdo haber estado preso con el Secretario General del Partido Comunista, Fernando Nadra, cuando yo era secretario del Comité argentino de apoyo a Cuba desde 1957. Este individuo, que después apoyó a Videla, que terminó como diputado menemista, me acusaba de ser agente del imperialismo porque yo decía que había que romper con la burguesía que todavía estaba en el gobierno de Cuba y reclamar jurídicamente Guantánamo. Nadra decía que eso era una provocación imperialista. Entonces, esos antiimperialistas que inmediatamente se transforman en menemistas son del estilo de Borón y tienen la misma raíz ideológica… eso es lo que quiero combatir, porque no hay blanco o negro: hay oposiciones de izquierda y de derecha.
Se puede discutir la posición relativa en un caso u otro, pero no se los puede acusar a todos los que votan en blanco, a todos los que son anticapitalistas o han apoyado al FIT, de ser agentes del imperialismo; esos son métodos estalinistas, además de meterlos a todos en el mismo saco como si fueran exactamente iguales.
Yo no tengo nada que ver ni con la historia, ni con el desarrollo de algunos de los grupos trotskistas que forman el FIT, por el contrario, nos hemos opuesto con otros compañeros en varias oportunidades, pero no les puedo desconocer el carácter de revolucionarios y, mucho menos, su derecho a disentir.
–Sobre todo teniendo en cuenta algo que usted menciona hacia el final del artículo: que los votos de Del Caño tampoco incidirían en la derrota de Scioli.
–Claro, porque la mayoría de las estadísticas dan como ganador a Macri, por una diferencia que es casi del doble de los votos que tuvo el FIT; entonces de ningún modo los votos de Del Caño serían decisivos en el balotaje.
Hasta el momento, la incidencia del voto en blanco seria mínima, se calcula un 4.5% aproximadamente…
Fuerzas internacionales
–Pasemos ahora a la política internacional… A nivel de los Parlamentos europeos el catalán, di un paso en el proceso de desconexión de España: tras una jornada histórica dio inicio al proceso independentista con el apoyo de 72 votos.
–Hay todo un proceso en curso que va a llevar incluso a una recomposición social. Una gran cantidad de empresas se quieren ir de Cataluña porque temen las consecuencias de la independencia desde el punto de vista de la represión, que en todos los terrenos va a iniciar el gobierno de Madrid que está en manos de la derecha, del Partido Popular, de los franquistas. Todo está en cuestión.
–¿Cuál fue la reacción del gobierno centralista español y qué consecuencias tendría la independencia de Cataluña? Varios politólogos dicen que los partidos independentistas están jugando una carta frente a las próximas elecciones nacionales, que hay que leer la situación catalana en clave electoral.
–Sin dudas tiene también ese aspecto, pero creo que el deseo independentista es mucho más profundo. Hay que tener en cuenta que Cataluña fue sometida a sangre y fuego por el franquismo porque estaba con la República y eran uno de los sectores más combativos, con el POUM, el Partido Obrero de Unificación Marxista, los anarquistas, que eran la mayoría en el movimiento obrero en el ‘36, entonces el franquismo prohibió bajo pena de muerte hablar catalán.
Hay una ruptura histórica no solamente con sectores de la burguesía catalana, que siempre ha conciliado con Madrid sino, sobre todo, con las clases medias, los campesinos y los obreros de Cataluña.
Cataluña cambió bastante con respecto al ´36: ahora casi la mitad de la población viene del resto de España, pero son trabajadores que se oponen al Partido Popular. Cataluña nunca tuvo mayoría del Partido Popular. Entonces hay un conflicto viejo que esta apareciendo ahora y que tiene hasta partes cómicas, por ejemplo, la liga francesa de fútbol le propone al Barcelona incorporarse.
–Dicen que así como juega Mónaco podría jugar el Barcelona…
–El problema es que la mayoría de la población ha votado por el independentismo y los partidos que proponen esto son heterogéneos, está el partido del ex presidente Arturo Mas, que es un conservador que muchas veces ha acordado con el gobierno de Madrid, pero también están otros partidos nuevos y radicalizados. En la última campaña municipal ganó una representante de la extrema izquierda. Hay un proceso profundo, eso no se resuelve en un día tampoco, y hay un proceso de interacción con el gobierno de Madrid. Las represalias o las amenazas de Madrid, fomentan una radicalización del independentismo y la lucha social en Cataluña. Hasta ahora el independentismo se ha tragado bastante las luchas sociales, pero si España decide medidas fuertes que podrían ser hasta del tipo policial en contra de Cataluña, porque hasta ahora se ha limitado a medidas como pedir la inconstitucionalidad del voto de independencia, pero si decide pasar a utilizar su mentalidad franquista la cosa se va a poner más seria.
–Hace diez días hubo elecciones parlamentarias en Turquía, a cinco meses de las anteriores. Erdogan se anota un triunfo en este caso, cuando su agrupación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, recuperó la mayoría en el Congreso que había perdido el pasado 7 de junio. ¿Cuál es su visión en cuanto a las elecciones turcas?
–Creo que fue un voto del miedo porque después de la terrible masacre en la estación de Estambul, cuando una manifestación pacífica fue masacrada con bombas, evidentemente provenientes del gobierno, porque la mayoría que se manifestaban eran de izquierda o kurdos. El temor inmediato fue a una guerra civil, una transformación de Turquía en una prolongación del conflicto con Siria y el Estado Islámico.
Hubo un voto de concentración detrás del poder para evitar cualquier problema, sobre todo con el desarrollo del Partido Democrático pro kurdo, un reflejo conservador y de miedo de vastos sectores, no solo islámicos, sino de la población turca en general. Creo que eso no es un apoyo permanente, puede ser retirado en los próximos meses pero, de todos modos, le dio una base legal a Erdogan para empezar a tomar medidas con acciones antidemocráticas y contra la oposición.