Por Nadia Fink
El Frente Ciudad Futura salió con los tapones de punta a partir de la campaña “No, Macri no”. Se trata de una “Campaña ciudadana para evitar el retroceso”, afirman. Conversamos con Juan Monteverde, concejal electo en la ciudad de Rosario, para profundizar sobre los alcances de la campaña.
Con las mesas en las esquinas, en la carnicería de un barrio, o en el kiosco de la vuelta. Así muestran las fotos a las y los militantes del Frente Ciudad Futura (FCF), quienes desde la campaña, #NoMacriNo salieron a la calle para hablar con la gente. Para conocerla de cerca, charlamos con Juan Monteverde –uno de los tres concejales electos el pasado 14 de junio– sobre los fundamentos de la campaña, las perspectivas de un gobierno de Scioli, las diferencias con la izquierda tradicional y la importancia de repensar el lenguaje para traspasar el mundillo militante.
-¿Por qué decidieron apostar no sólo a mostrar una decisión respecto del balotaje, sino, además, salir a militarla?
-Lo definimos en un plenario de más de 250 compañeros, con representantes de todas las seccionales de la Ciudad. Si bien, como un proyecto que hoy concentra todas sus fuerzas en la Ciudad de Rosario, no habíamos tenido una postura orgánica respecto de las elecciones nacionales: porque no teníamos candidato y tampoco nos parecía que debíamos posicionarnos sobre alguna opción. Pero ahora, ante la posibilidad concreta de que en el balotaje, que tiene unas reglas distintas a las elecciones generales, de que Macri gane sí nos parecía importante no sólo tener una posición clara y definida de cara a la sociedad, sino también salir a charlar esa postura con toda la ciudadanía. Por lo histórico de este acontecimiento, no solamente porque es la primera vez que se da un balotaje en la Argentina, sino también por las cosas que hay en juego, nos parece que no es un momento para sacarse el problema de encima, decir “yo voto a tal” y escribirlo en un comunicado, sino que, al contrario, entendemos que un proyecto político, además de construir todos los días en los territorios, de presentarse a elecciones, de ganarlas, tiene un carácter pedagógico. Es decir, si se deposita una esperanza en un proyecto político, también tiene que tener la capacidad de, ante un momento de incertidumbre como es este, poder hacer un análisis de la realidad, sacar una propuesta y discutirla con la gente en la calle. Entendemos que obviamente los que votaron a Macri lo van a votar igual, lo mismo con Scioli, pero hay un montón de gente en el medio que realmente no sabe qué hacer; en ese marco, un proyecto como Ciudad Futura tiene una responsabilidad mayor, porque sacamos el 16% de los votos hace algunos meses en esta ciudad y para nosotros, además, era importante sumar una voz no kirchnerista en el debate: para que ese ciudadano que hoy no sabe qué hacer pueda escuchar otros argumentos.
-¿De eso se trata la “reducción de daños” que plantean en el comunicado? ¿Podés ampliar este concepto que proponen?
-Lo que acá está en juego no es kirchenrismo-antikirchnerismo, sino la posibilidad de perder un montón de cosas que en estos años se consiguieron, que no solamente consiguió o hizo exclusivamente el Gobierno Nacional, sino lo que cada uno hizo en determinados lugares. Está la posibilidad de un gobierno de Macri, que sería una vuelta al neoliberalismo puro y duro, y eso haría mucho más difícil las construcciones; no solamente de los derechos ya adquiridos, sino de las luchas para dar hacia adelante. Entonces, en ese contexto, y como creemos que hay cosas importantes en juego, no se trata de elegir a un candidato que nos guste, ni siquiera pronunciarse a favor o en contra del kirchenrismo, por eso se trata de una “reducción de daños”.
Por otro lado, la idea dela campaña NoMacrino es demostrar que nadie se convierte en lo que vota: nadie que vote a Scioli se va a convertir en kirchnerista, ni se va a convertir en menemista por votar a Macri, ni se va a salvar de nada por votar en blanco. Hay que sacar ese componente liberal que tiene el voto y que esto se trata de poder ver hacia dónde vamos como sociedad, y que en ese marco hay que hacerse cargo de esta situación. Por eso es que nosotros no solamente decimos “No Macri, no” nada más, sino que decimos que hay que hacer un voto por la positiva por más que no sea nuestro candidato y no nos guste Scioli.
–Pasado el balotaje, ¿qué perspectiva vislumbran si efectivamente Scioli fuera el Presidente?
-En términos de qué sería un eventual gobierno de Scioli, me parece que cuando decimos que el voto es un voto defensivo y no un voto convencido, está claro cuál es nuestra postura con respecto a esto… Creo que una cosa hubiese sido un gobierno de Scioli ganando en primera vuelta, y otra cosa en una segunda vuelta, porque va a ganar con un montón de votos de este estilo, y entonces creo que ahí vamos a tener mayor capacidad de exigencia aquellos que no formamos parte del FPV en términos de las cosas que hay que hacer y mucho más si se plantean retrocesos en su gobierno. En ese sentido, creo que va a ver una masa crítica que nos va a posibilitar resistir cualquier posibilidad de retroceso en el gobierno y además poder avanzar en lo que se pueda. Por eso es positivo el balotaje en términos políticos para la sociedad.
Lo que nosotros tenemos que hacer es ver cómo aprovechamos esta situación inédita del balotaje donde todo está muy politizado, todo el mundo está discutiendo política en la calle… obviamente no lo discuten los candidatos que a nosotros nos gustaría, pero la política no se trata de lo que a uno le gusta sino de lo que uno tiene capacidad de hacer y de incidir. Entonces, los proyectos que queremos ir mucho más allá del horizonte que planteó el kirchenrismo en estos años, pero que no queremos retroceder, tenemos que ver cómo seguimos construyendo de acá en más gane quien gane. Porque el proyecto de Ciudad Futura va a continuar, si algo saben hacer nuestros movimientos –y es un poco lo que le permitió esta victoria– es resistir en nuestros territorios, por ende, no nos asusta la resistencia. El tema es si nosotros podemos elegir en qué condiciones dar la batalla que queremos.
Y eso también me parece importante como diferenciación de nuestra postura con respecto a la de la izquierda tradicional, que otra vez vuelve a mostrar en momentos históricos del país que se caga en las necesidades de la gente, que especula con esa vieja teoría de la hecatombe, de que “cuanto peor, mejor”, a que las políticas sean más neoliberales, que haya más ajustes, que haya más desocupados, para que en ese contexto aquellas organizaciones, en teoría, puedan hacer mejor su política. La verdad es que, para mí, es una responsabilidad también de los proyectos de nueva izquierda denunciar el cinismo de quienes pretenden hacer política a costa del hambre del pueblo. Si algo aprendimos de 2001 a esta parte, es que es mentira que “cuanto peor, mejor”, que hay una falta de creatividad y de trabajo político que hace que incluso en una situación como la del 2001, en la que social y políticamente peor no se podía estar, estas organizaciones no solamente no pudieron hacer la revolución, sino que arruinaron cualquier proceso de auto organización que se diera. Me parece que se vuelven a ver los límites de esta izquierda y nosotros tenemos que reafirmarnos más todavía en esta idea de que un verdadero proyecto progresista y de izquierda tiene que tener capacidad de construir en las mejores condiciones posibles de la vida de los ciudadanos. Tenemos que poder profundizar nuestros proyectos políticos, pero en el marco de las mejorías sociales mayoritarias y no al revés. Es muy fácil hablar desde un escritorio diciendo “bien, listo, vuelve el neoliberalismo, habrá que volver a resistir”, mientras tu vida no va a cambiar en prácticamente nada, hay gente que le cambia mucho, porque hablamos de si come o no come mañana. Entonces, me parece que el análisis político abstracto se vuelve bastante cínico.
–¿Cómo influye el lenguaje en la construcción política?
-Desde Ciudad Futura, cuando se dan posturas o escribimos comunicados, lo hacemos pero pensando no en el microclima de la militancia, sino en lo que pasa verdaderamente en la calle. Yo creo que eso es más claro como forma de construcción política: hay que, cada vez más, mirar afuera y a la gente común que al microclima de la militancia, que se terminan hablando entre ellos. Sea cual sea el resultado el 22, creo que eso es parte de la construcción hacia el futuro: salir con la gente común en la calle, que es la que verdaderamente después sufre o no el cambio y con la que en verdad hay que producir un cambio social en la Argentina, más que en discusiones de Facebook…
Hay un lenguaje distinto que hay que explorar y potenciar… y desde dónde habla cada uno, insisto: o se habla de una postura marginal, o se habla desde un lugar de responsabilidad y de protagonismo político. Salimos con esta postura sin especular absolutamente nada, porque tranquilamente hubiéramos podido quedarnos guardados, hacernos los distraídos para no perder ningún voto por ningún lado, y sin embargo creemos que la principal característica de un proyecto político tiene que ser decir la verdad siempre y defender lo que hay.