Francisco J. Cantamutto
El 5 de noviembre de 2005 terminaron la Cumbre y la Contracumbre en Mar del Plata unidas en un solo punto: el fracaso del ALCA como proyecto geoestratégico estadounidense.
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fue la actualización neoliberal de la Doctrina Monroe (“América para los americanos”, queriendo decir los estadounidenses). Lanzada como iniciativa durante la I Cumbre de las Américas de 1994 en Miami, buscaba homogeneizar el espacio continental para los negocios y la política exterior yanqui, asumiendo con exitismo que cualquier frontera nacional (excepto la propia, claro) eran rémoras del pasado. El proyecto requería mucha sintonía entre los gobiernos, y para ello se dio continuidad a las Cumbres de las Américas, excluyendo las organizaciones que pudieran introducir “ruido” en la negociación.
Por eso, una multitud de sindicatos, organizaciones sociales, ambientalistas, de mujeres, campesinas, de derechos humanos y otras decidieron confluir en un espacio común de resistencia, formando en 1997 la Alianza Social Continental. Con ese marco, organizaron al año siguiente, en paralelo a la Cumbre de las Américas, la I Cumbre de los Pueblos. Santiago de Chile se hacía sede así del desdoblamiento entre gobiernos lacayos que negociaban los términos de la entrega y el pueblo auto-organizado en resistencia.
Es importante resaltar esta confluencia, porque sería la clave de la derrota del ALCA: a una iniciativa continental se le opuso una resistencia continental. La confluencia no implicaba fusión ni disolución entre organizaciones de lo más variadas en cuanto a demandas y estrategias; significaba acción coordinada en torno a ejes comunes. Con este espíritu se convocó en 2001 al I Foro Social Mundial en Porte Alegre, cuyo lema fue “Otro mundo es posible”. Se resquebrajaba así la idea de que no existían alternativas.De hecho, fue en el V encuentro del Foro en 2005 que Chávez anunció el inicio del proceso al Socialismo del Siglo XXI.
Justamente, con el nuevo siglo aparecieron en América Latina un conjunto amplio de nuevas fuerzas políticas o líderes, que llegaban al gobierno recuperando demandas de las organizaciones populares responsables de la resistencia al neoliberalismo. El kirchnerismo, con todos sus titubeos, apareció en este marco. Esa recuperación adquirió diferentes formas según los diferentes procesos nacionales, pero de conjunto desplazaron relativamente la agenda. Se comenzaba a dar valor al espacio latinoamericano como estrategia de negociación política, articulandoiniciativas de integración política que diferían de la unificación de tipo económica promovida en décadas anteriores: en diciembre de 2004 se firma la declaración de Cuzco para creación Comunidad de Naciones Suramericanas, que en mayo de 2008 se lanzaría como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en Brasilia. El objetivo de estas iniciativas era capitalizar en la negociación internacional la afinidad política del nuevo escenario latinoamericano.
En el aspecto económico de la integración, desde su asunción y dando abierta continuidad al discurso de Duhalde, Kirchner valoró el espacio del MERCOSUR como la alternativa lógica para el país. En estos años, se avanzó en relanzar el proceso de integración incorporando mesas sectoriales, que facilitaran destrabar los acuerdos. Se entendía que el MERCOSUR, un legado del neoliberalismo, se podía reformular en algo más progresivo.
Con otro horizonte, Chávez lanzó a fines de 2003 la iniciativa de la Alianza Bolivariana para América (ALBA), luegoAlianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos. Se trataba de un proceso más amplio de integración, económica y política, que incluía a los movimientos sociales y tenía una clara orientación de izquierda. Inicialmente es lanzada por Venezuela y Cuba, sumándose luego Bolivia, Nicaragua, Honduras y Ecuador. Algunas organizaciones sociales (como el MST de Brasil o el FPDS de Argentina) participaron del proceso, aunque sus gobiernos no lo hicieran.El kirchnerismo no apostó en ningún momento a esta posibilidad, descartando una alianza ideológicamente más definida. En cambio, tomó la agenda de contención liderada por Brasil, de relanzar el MERCOSUR. Mientras tanto, las negociaciones del ALCA avanzaban.
Así llegamos al momento de ruptura, en las reuniones de 2005 en Mar del Plata. Se realizaron allí en paralelo la reunión de la V Cumbre de las Américas (del 3 al 5 de noviembre), donde los gobiernos se reunían para cerrar de una vez la tratativa del ALCA, y la III Cumbre de los Pueblos o Contracumbre (del 1 al 5 de ese mes). Más de 500 organizaciones participaron a través de la Alianza Social Continental con el objetivo de frenar el ALCA. Como parte del impulso a este frente, la CTA realizó una consulta popular en noviembre de 2003 con los ejes de la campaña continental: contra el ALCA, contra la deuda y la militarización. Más de 2 millones de personas se expresaron en esta consulta. Maradona y Manu Chao, Adolfo Pérez Esquivel y Madres de Plaza de Mayo participaron de la Contracumbre, además de Evo Morales,que no era aún presidente. El único presidente que participó de ambas cumbres fue Chávez.
Kirchner, en cambio, adoptó junto a Brasil la postura de negociar un “ALCA light”, que consistía en aceptar el tratado si Estados Unidos cedía en el tema de los subsidios agrícolas. Sin esta concesión, los países del MERCOSUR privilegiarían su propio espacio. Kirchner no sostenía una confrontación con el proyecto del ALCA –como lo hacían las organizaciones sociales-, sino que usaba los espacios regionales para negociar. La lectura oficial a posteriori buscó presentar estos eventos como una estrategia a dos bandas. En cualquier caso, la falta de voluntad de hacer concesiones de Estados Unidos y la fuerte oposición social al ALCA hicieron fracasar el proyecto. Con este revés, Argentina quedó como la sede del fracaso de Bush.
La región quedó así librada para negociar la integración política en espacios como UNASUR o CELAC, con menos claridad en lo económico. Estados Unidos, tras un tiempo de desorientación, relanzó la iniciativa con menos pretensiones: firmando tratados de libre comercio con los países por aislado (como había hecho antes con México y Canadá, en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte). Esto le permitió avanzar en especial con países cuyos gobiernos le eran más afines, sin por ello desestimar posibilidades de acercamiento con aquellos que se presentaban supuestamente más reacios, como el reciente caso del TISA con Uruguay. Esto le permitió dar forma a un nuevo alineamiento de propaganda geopolítica, impulsando la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) como la alternativa al MERCOSUR.
A diez años del No al ALCA no sólo vale recordar que el imperialismo renueva sus armas tras perder una batalla, sino que el triunfo que celebramos fue gracias a la confluencia transfronteriza en ejes comunes.