Por Leonardo Candiano. El miércoles pasado se desarrolló un recital en Plaza de Mayo en el marco del Festival “Justicia por Mariano Ferreyra”. Marcha dialogó en el lugar con los organizadores de la actividad y con los músicos que dijeron presente.
Pasadas ya las cuatro de la tarde del miércoles la plaza de mayo comenzó a poblarse de jóvenes. La rutina diaria de una jornada laboral se quebró ante el reclamo concreto que traían consigo los miles que iban llegando y que podía leerse en el inmenso escenario que estaba ubicado de espaldas a la Casa Rosada: “Justicia por Mariano Ferreyra.”
En el marco del festival cultural organizado por el Frente de Artistas -que comenzó el 20 de septiembre y que culminará el 6 de octubre-, el miércoles 26 se realizó un recital gratuito en el cual decenas de músicos se sumaron al pedido de justicia a través de su propio trabajo.
Sobre esta situación se refirió Hernán “Cabra” de Vega, voz y líder de Las manos de Filippi, quien expresó ante Marcha que: “a los músicos poder poner la banda, que es con lo que nosotros laburamos todos los días, y ver que eso puede estar al servicio de algo mucho más groso que nuestro plan individual, como es esta exigencia de cárcel a los asesinos de Mariano, nos da mucha fuerza para seguir haciendo música y para seguir luchando por otro lado también.”
Como parte de la organización del recital, el “Cabra” señaló que si bien era organizado y llevado a la práctica fundamentalmente por músicos, a la vez tenía un objetivo claramente político: “estamos ayudando a que se difunda esta causa, para poder llegar a un final de juicio favorable, con Pedraza con perpetua. Creo eso depende mucho de que la gente vuelva a tomar la causa de Mariano como propia, como cuando hicimos el primer festival a poco tiempo de sucedido el asesinato.”
A poco de bajar del escenario, similar lectura nos propuso Danilo Mattera, de Ayre: “Nosotros queremos que la gente sepa que este fue un asesinato político. Mariano, sus compañeros del Partido Obrero, los demás militantes, lo único que hicieron ese día fue ir a apoyar a un grupo de trabajadores ferroviarios tercerizados. Por eso fueron baleados por la patota de Pedraza, que cuidaba un negocio, y Mariano resultó muerto y otros compañeros heridos. Nosotros estamos podridos de que pasen estas cosas, porque hay muchísimos asesinatos políticos, queremos que se haga justicia.”
Fiel a su reconocido compromiso social, también se hizo presente el miércoles el cantor jujeño Bruno Arias, quien logró hacer vibrar a una plaza eminentemente rockera con “Kolla en la ciudad” y “Caminantes”. Luego de tocar, el folklorista explicó las razones de su presencia: “Estoy acompañando la muerte de un joven, y yo como joven lo siento como un compromiso, estar donde nuestra presencia aporta en el sentido de contagiar a otros jóvenes a la militancia, sobre todo a sumarse a este tipo de luchas, y qué más lindo que poder hacerlo a través de la música también.”
Sobre el rol de la juventud, inmensa mayoría entre el público presente, nos planteó que “los jóvenes somos los guardianes de nuestra democracia y de que no sucedan más este tipo de cosas”, y destacó el alcance nacional que está teniendo la exigencia de justicia para los responsables de la muerte de Mariano: “uno va a las provincias del norte, de donde yo provengo, y las paredes se ven pintadas por justicia por Mariano Ferreyra. Es importante que se tome conciencia de esto en todo el país para que no se siga matando a compañeros, sobre todo compañeros que están en la militancia y en la lucha por la igualdad y que proponen cosas para mejorar la calidad de vida de mucha gente.”
Junto con los músicos que dieron vida al evento, se hicieron presentes compañeros de militancia de Mariano Ferreyra y dirigentes de su organización política, el Partido Obrero. Consultado por Marcha, Néstor Pitrola remarcó que este recital: “es una expresión más que en realidad tiene un alcance nacional y es parte de las demostraciones culturales de la juventud en apoyo a esa gran causa popular que es Justicia por Mariano.”
Interrogado por el aporte de esta clase de festivales para la lucha judicial, Pitrola sostuvo que: “este tipo de actividades son extraordinarias porque mantienen el clima de movilización política. Estamos ante un juicio que no se puede cocinar meramente en las paredes de la justicia. Tenemos que luchar en la calle para terminar logrando una condena, porque están en juego los negocios del ferrocarril, la burocracia, sus patotas, su amparo por parte del poder político. Para lograr la cárcel y la perpetua a los criminales de Mariano, hay que lograr una gran movilización, y este festival es una gran muestra de eso.”
Quien nos aportó un diagnóstico sobre el juicio fue el referente estudiantil del PO Alejandro Lipcovich al opinar que “los testimonios hasta ahora han sido demoledores, hubo gran cantidad de testigos y es muy claro que lo que pasó ese día fue un plan criminal urdido por la cúpula dela Unión Ferroviariapara aleccionar a los tercerizados, y que eso se cobró la vida de Mariano. También quedó claro que su muerte pudo realizarse por la complicidad policial y, al mismo tiempo, algo que no está siendo juzgado pero que también quedó claro con los testimonios, sin la complicidad de los funcionarios nacionales responsables de la UGOFE.”
Lipcovich también dio gran importancia a la realización y a la gran concurrencia que tuvo el festival, pues para él: “Si fuera por el juicio, va camino a la perpetua a todos los culpables. Ahora, naturalmente, aún queda mucho por delante, y como toda esta gente sigue teniendo vínculos muy poderosos con el aparato del Estado y con la gestión del ferrocarril, es muy importante que pasen cosas como este festival para que no haya espacio para la impunidad.”
Como se ve, el festival musical del miércoles, de perfecto sonido, excelente organización y con la presencia de numerosas bandas de gran calidad e importante ascendencia (además de las ya mencionadas en esta nota, podemos nombrar a Onda Vaga, Nonpalidece, La perra que los parió, Airbag, Shaila, entre otras), trascendió los límites estéticos y se convirtió en la genuina expresión de una exigencia que desde el 20 de octubre de 2010 no pierde fuerza: Cárcel a los responsables materiales, intelectuales y políticos del asesinato de Mariano Ferreyra. Ese fue, en definitiva, el canto en el que se unieron las voces de cada uno de los que se hicieron presentes en la plaza de mayo.