Por Francisco Farina
Mañana se presenta en la Facultad de Ciencia Sociales el Libro “Geopolítica del Litio. Industria, Ciencia y Energía en Argentina”, publicación coordinada por Bruno Fornillo. El encuentro contará con la presencia de Aldo Ferrer, Maristella Svampa y Arnaldo Visintin. Marcha entrevisto a Julián Zicari, Bruno Fornillo, Florencia Puente, Melisa Argento y Ariel Slipak, integrantes del grupo de investigación, sobre los limites y posibilidades de un mineral asociado con la transición energética.
– La demanda de litio desde hace un tiempo ha venido creciendo, ¿podrían contarnos un poco cómo fue la trayectoria del litio hasta el presente y las perspectivas que creen que tenga?
– El litio es un recurso que se viene valorizando desde hace unos diez años. La causa de esta valorización tiene que ver con varios temas. El primero son los cambios tecnológicos que hicieron que la batería de Li-Ion se vuelva el tipo de batería más demandada para los nuevos productos de la revolución nanotecnológica: los celulares, dispositivos para escuchar MP3, cámaras de video y fotos, computadores portátiles, etc. La creciente demanda y producción de estos artículos, los cuales utilizan a las baterías Li-Ion como insumo básico, explica este creciente interés. En segundo lugar, el ascenso económico del sudeste asiático, especialmente China, hizo que la demanda de litio aumentara aún más, puesto que estos países son los mayores productores de pilas y baterías Li-Ion. Por último, también el salar de Atacama (principal productor de litio del mundo) tuvo algunos problemas para abastecer la demanda, lo que empujó los precios para arriba. Sin embargo, fue otro el fenómeno que más hizo despertar el interés por el litio, ya que la gran mejora en las baterías permitió que éstas se vuelvan también las que más chances tengan en ser las baterías para los autos eléctricos. Es decir, que se vuelvan un eje central del reemplazo de la “era fósil” (que se centra en el consumo de petróleo, gas y carbón) al de la “era verde”, con energías renovables. Por todo esto, la demanda y el precio del litio seguro subirán hacia el futuro. Aunque el recurso, más allá de ciertas fantasías, está muy lejos de volverse “el petróleo del siglo XXI” o de ser “oro blanco” como algunos lo han llamado.
– ¿Cómo funciona el esquema de concesión y explotación del mineral en la Argentina? ¿Quiénes se apropian del beneficio económico?
– La actividad de extracción de litio en la Argentina se regula básicamente por la misma legislación que la minería. El artículo 124 de la Constitución Nacional otorga a las Provincias el dominio originario de los recursos naturales en su territorio. A su vez, el Código de Minería de la Argentina (de 1886 y reformado en 1997) le otorga al Estado el “dominio originario” de las minas, pero sin explorarlas o disponer de ellas. Este código diferencia la propiedad superficiaria de la propiedad del subsuelo, generando estímulos a iniciativas exploradoras en pos de solicitar pedimentos mineros que no siempre respetan la consulta libre e informada a las poblaciones originarias o aspectos vinculados a la denominada “licencia social”. En adición, la Ley de Inversiones Mineras les otorga a las firmas estabilidad fiscal por 30 años luego de que presenten sus estudios de factibilidad. Esta triada de legislación es complementada con una serie de estímulos fiscales y exenciones de las que no goza casi ningún otro sector productivo. Cada Provincia al disponer de los recursos -sin explotarlos-, tiene diferentes mecanismos de concesión de las minas. A pesar de esto último, lo que podemos apreciar es que la totalidad de la superficie de los Salares del Noroeste Argentino ubicados en las Provincias de Jujuy, Salta y Catamarca se encuentra concesionada o en proceso de concesión a diferentes firmas provenientes de Canadá, Australia, Estados Unidos y recientemente Corea del Sur. Asociadas a estas explotaciones -o proyectos de explotación- encontramos también de accionistas a los más importantes demandantes mundiales de carbonato de litio (automotrices como Toyota, Mitsubishi, Nissan o fabricantes de baterías para notebook y celulares). Al participar los propios demandantes de carbonato de litio en los proyectos que hacen a la extracción, Argentina permite que sean los mismos grandes compradores globales del producto los que participen de la formación de su precio, teniendo la posibilidad de mantenerlo lo más reducido que les sea posible. Esto último genera que desde un punto de vista economicista los beneficios “recaudatorios” para las propias provincias sean bajos. No debemos olvidar que el tributo más relevante que finalmente las firmas extractivas abonan, es el Valor en Boca de Mina de lo que extraen, que con un tope máximo del 3% se calcula sobre la base de las propias declaraciones de las empresas.
– ¿Que consecuencias puede tener la explotación para las comunidades que habitan en las salinas?
– Los procesos de explotación y exploración del recurso han activado conflictos relativos a la defensa del territorio por parte de pueblos y comunidades indígenas Kolla y Atacama. Al llegar a las salinas se evidencian dos escenarios diferentes. En Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc la llegada de las empresas en el año 2010 alertó a los comuneros que trabajan como cooperativistas salitreros y desató un proceso organizativo que logró, a través de una estrategia judicial –que involucró una audiencia en la Corte Suprema de Justicia y una demanda en la Corte Interamericana– detener el avance de las empresas, por lo que actualmente el conflicto en Salinas se encuentra en una situación de latencia. Las comunidades reclaman el derechos a la consulta Libre, Previa e Informada, alertan sobre la posible salinización de las napas y sobre el uso del agua, vital en uno de los ecosistemas más riesgosos del mundo dada su profunda aridez, como es la Puna de Atacama. Además, las comunidades sostienen un reclamo histórico por la titulación de sus territorios que se ha profundizado con este conflicto.
Distinto es el escenario de la comunidad de Suques, lindante con el salar de Olaroz, donde la empresa “Sales de Jujuy”, de capitales australianos y japoneses, ya está instalada e inició la producción de carbonato de litio hacia fines de 2014. Las comunidades en la cuenca del salar de Olaroz sufrieron un proceso de fragmentación política que fue facilitado por las políticas de responsabilidad social empresaria, que ofrecen magros beneficios para los/as comuneros/as y lograron el consenso de las comunidades en débiles asambleas donde se prometía el progreso y el desarrollo local. Actualmente, el Colectivo La Apacheta de la comunidad de Suques reclaman que se realice la Consulta de acuerdo a los mecanismos establecidos por el Convenio 169 de la OIT, que se informe sobre el impacto ambiental y las ganancias de la empresa y que se respete a la Cuenca de Olaroz-Cauchari como Reserva natural provincial.
– ¿Que hay de la industrialización del litio? ¿Es posible que esa industrialización se acople con las perspectivas de las comunidades?
– Poder contar con las baterías de litio es importante porque son centrales en un sistema de energías renovado, suponen una capacidad industrial de punta y conllevan una gran aplicación de conocimiento. Si pensamos en un buen modelo de desarrollo, que deje atrás el consumo innecesario y la entropía destructora del capital, las baterías de litio servirían para traccionar transportes individuales (bicicletas, motos, autos) y público. Además, están en la base de un sistema eléctrico basado en energías renovables que combata el cambio climático. Y no solo eso, en un futuro sería ideal descentralizar la producción de energía, desechando los monopolios energéticos, para así alentar la generación autónoma –de una casa, de una comunidad, de un barrio- y almacenar esa energía gestada por paneles o molinos requerirá baterías de litio. Es preciso inventar figuras alternativas de como debe un futuro que expanda la igualdad y posea una concepción fuerte de sustentabilidad, vinculando técnica, sociedad y naturaleza, y la energía del litio tiene un papel que cumplir allí.
Respecto de la segunda pregunta, podría decirse que los salares argentinos se encuentran en comunidades andinas que habitan el territorio desde hace milenios, de modo que su potestad sobre el recurso es innegable, así como la política y gestión que quieran implementar con él. El CONICET a través de uno de sus científicos, Ernesto Calvo, hace poco patentó una técnica de extracción que no consume agua, se evitaría así uno de los principales consecuencias ambientales, protegiendo el entorno. Coordinar estas iniciativas junto con el cumplimiento del derecho de Consulta Libre, Previa e Informada a las comunidades sería un buen inicio para pensar la gestión del recurso. El problema es que hasta ahora la situación no se ha resuelto de ese modo.
La actividad se realizará el 29 de Octubre a las 18:30 Hs. en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA (Santiago del Estero 1029, CABA), en el Estudio de TV del subsuelo de dicho establecimiento.